miércoles, agosto 31, 2011

EL PROYECTO DE NACION DE LA FUNDACION LAWTON/ Dr. Oscar Elias Biscet

En 1997, la Fundación Lawton de Derechos Humanos decidió poner en práctica los fundamentos teóricos de la lucha cívica no violenta, y tomó como escenario el encuentro que había de efectuarse en la Plaza Cívica José Martí, donde el Papa Juan Pablo II ofreció una homilía al pueblo cubano. El objetivo de nuestra organización no gubernamental es promover entre los ciudadanos cubanos la idea de que es posible librarse del régimen tiránico de los Castro a través del desafío político no violento con menor costo en sufrimiento para los mismos ciudadanos.

Cuando el Papa hizo su entrada en la plaza habanera hacía ya una hora que los miembros de la Fundación Lawton habíamos izado un estandarte con la inscripción “Acuérdense de los presos y de los que sufren” y por el reverso rezaba “libertad para los preso políticos y de conciencia”. Esta última frase estaba acompañada de una lista de nombres de prisioneros, entre ellos los de la “Patria es de Todos”.

Fuimos expulsados violentamente del recinto, cinco minutos antes de la entrada del mandatario Fidel Castro. Gracias a la protección de unos sacerdotes franceses y de dos periodistas de la Fox News pudimos salir de la plaza, muy preocupados pero sin males mayores.

Desde entonces la Fundación Lawton de Derechos Humanos ha trabajado con decoro, inteligencia, amor altruista y perseverancia por el respeto a la vida del niño no nacido y de los derechos humanos del pueblo cubano.

Este bello e intenso trabajo de la Fundación ha hecho que sus méritos hayan sido reconocidos a nivel nacional e internacional. Sin embargo la mayoría de su labor se ha ejecutado en silencio y fuera de toda publicidad con matices de protagonismo. Por eso felicito a todos sus miembros y los estimulo a que sigan desarrollando esta digna obra.

Nos proponemos promover la estrategia de la resistencia no violenta como el arma mas idónea que debe utilizar el movimiento democrático opositor cubano en su búsqueda del respeto de los derechos humanos y de la libertad de todo nuestro pueblo. Y las valientes, amorosas, sabias y patrióticas palabras del arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, nos llenaron de un intenso amor patriótico que nos estimuló a desafiar el terror de estado impuesto en este infortunado país. Aquellas palabras fueron:

“[…] Cuba es un pueblo que tiene una entrañable vocación a la solidaridad, pero a lo largo de su historia, ha visto desarticulado o encallados los espacios de asociación y participación de la sociedad civil, de modo que le presento el alma de una nación que anhela reconstruir la fraternidad a base de libertad y solidaridad”.

“Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo”.

“Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con una ideología. Son cubanos que, al rechazar todo de una vez sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí y sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran esta como una causas más profundas del exilio interno y externo”.

Una década después, nuestro pueblo se siente inspirado en el ejemplo interno de los luchadores pacíficos y, en el exterior, de los paradigmas no violentos de los pueblos de África del Norte y del Medio Oriente. El pueblo cubano, bajo la dirección del movimiento opositor demócrata, ha consolidado la lucha cívica no violenta como método estratégico y táctico para alcanzar su libertad y crear un estado de derecho democrático en nuestro país.

Según Natan Sharansky, los regímenes dictatoriales como los de los hermanos Castro son sociedades del miedo, y “se caracterizan por un proceso inexorable de estancamiento, regresión y hundimiento que la única manera de superarlos es con ayuda externa”. Por eso he condenado enérgicamente durante años que los países civilizados y desarrollados sigan sosteniendo a la dictadura comunista.

Según Sharansky, el sistema socialista en Cuba está en su fase final. Las sociedades del miedo en su período terminal se identifican por el aumento del terror de estado y el creciente número de individuos doble pesadores. Si a esto le agregamos la perdida ideológica del sistema, el régimen se hace aún más débil por el hecho de ser un estado poscomunista cuya ideología ha fracasado de manera rotunda. Este es el momento ideal para ponerle fin a la dictadura castrista a través del desafío político masivo no violento y no brindarle apoyo alguno que pueda acarrearle legitimidad política, recursos financieros y económicos externos e internos.

Las ideas surgen en nuestras mentes pero sirven de poco si no las ponemos en práctica con nuestra propia voluntad. La dictadura, para evitar que las ideas libertarias se desarrollen en la vida diaria, bloquea nuestra voluntad a través del miedo y nos despersonaliza, así como elimina nuestra autoestima para convertirnos en instrumentos de sus designios.

Para salir de ese estado abúlico y débil se necesita abrir las fuentes internas de nuestro libre arbitrio. Esto solo es posible a través de un protagonismo sano y puro tal como lo describió el Papa a los jóvenes cuando les dijo: “sean protagonistas de su propia historia personal y social”. Por eso les digo a los cubanos que se resistan a los cansados, a los fracasados, a los débiles en amor patrio, a los carentes de esperanzas y de amor propio, a los traidores, y sean protagonistas de su propia historia para ser un pueblo libre.

Llegó la hora de que los cubanos derroquemos a la dictadura comunista que hace más de cincuenta años ha destruido nuestra economía, nuestras normas educativas y religiosas, nuestra moral y nuestra ética de convivencia civilizada. No nos dejemos engañar por falsas propuesta de cambio del mismo gobierno que nos ha esclavizado por mas de medio siglo independientemente de la institución, grupo o persona que la presente. Es muy difícil que el Partido Comunista pueda realizar cambios profundos cuando en los últimos cinco años ha expurgado de sus filas a los de pensamiento más moderado. La ortodoxia comunista persiste en todos los niveles de dirección y usan el centralismo democrático o sea subordinación de todos sus miembros y no respecto a las minorías.

Sin embargo, presumamos por un momento la utopía de que el régimen comunista accediera por voluntad propia a realizar transformaciones profundas. ¿Cuál deberían ser estas?
  • Ratificar los pactos internacionales de derechos humanos en especial los civiles y políticos.
  • Poner perentoriamente en práctica las libertades inalienables.
  • Derogar el artículo cinco de la Constitución comunista.
  • Permitir entrada, salida y permanencia de todos los cubanos en su patria con garantía plenas de sus libertades.
  • Garantizar la participación directa de los cubanos exiliados en todo el proceso de cambios democráticos en su país.
  • Renuncia de todos los miembros del actual Consejo de Estado y de Gobierno, y los vinculados a crímenes de lesa humanidad.
La puesta en práctica de estos requisitos indispensables sería el preámbulo para reconocer, analizar y discutir un proceso de cambios hacia la transición del país a la democracia y la libertad. Sin esos requisitos no hay nada de que hablar.

Por otra parte, es necesario estar en guardia porque el gobierno castrista tiene un inmenso poder político y económico para realizar políticas de subversión. El ejemplo clásico lo tenemos en la forma que desde la isla el régimen ha podido subvertir el orden social de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, con fuertes influencias en Bolivia y grandes potencialidades en Honduras. Si esto es en el extranjero que no pudieran hacer aquí.

Por ejemplo, tiene la capacidad y, de hecho lo ha demostrado, de infiltrar sus agentes de inteligencia en la dirección de las organizaciones democráticas, de destruir las organizaciones opositoras y de perpetrar asesinatos extrajudiciales de los verdaderos líderes comprometidos con la libertad de su pueblo.

Por esto lo más sabio es no fiarse del gobierno, ni de aquellos que quieren prolongar su existencia, olvidando los muchos años de fracaso y cruel tiranía. Mejor es depositar nuestra confianza en el Dios Bíblico y en nuestros propios esfuerzos, apoyados por nuestro pueblo, organizarlo y entrenarlo para fortalecerlo en los métodos de la lucha cívica no violenta. Esa es la única forma de alcanzar una victoria rápida y perdurable.

El triunfo de la oposición demócrata es posible y viable si consolidamos un fuerte movimiento opositor de resistencia no violenta interno de amplia base social.

Una sociedad del miedo se mantiene por el terror de estado combinados con métodos científicos para desencadenar desordenes psicológicos o psiquiátricos en la población. Entre ellos están el trastorno por estrés postraumático y trastorno de indefensión aprendida. Estos procesos mentales no desaparecen de un día a otro ni inmediatamente con la libertad; sino que debe transcurrir un tiempo prolongado de tratamiento médico o de consolidación de las instituciones democrática para que las personas confíen en estas y se sientan realizadas y libres.

Por esto quedo atónito e incrédulo cuando escucho propuestas de realizar plebiscitos o elecciones generales bajo control de la dictadura o recientemente liberados de ella. Los aliados triunfantes en la Alemania nazi, en Afganistán e Iraq esperaron un tiempo prudencial para restablecer la confianza en sí mismo de cada ciudadano libre.

El período de tránsito en Cuba debe comenzarse por restablecer la memoria histórica de la nación a través de las cláusulas aplicables de la Constitución de 1940, con un equilibrio de poderes independientes y un gobierno provisional conformado por todas las fuerzas democráticas del país. Una vez estable el país, en el propio período de tránsito, instituir una constitución democrática provisional como base para las elecciones locales, regionales y un gobierno de transición democrático en preparación de las elecciones generales y fundación de la Republica Libre de Cuba.

Un Poder Judicial independiente desde el inicio del Período de Transito determinaría la integración del Tribunal Superior Electoral el cual garantizaría la organización y transparencias de unas elecciones bajo la supervisión de organismos internacionales. Importante pasar revista a los artículos 184 y 185 de la Constitución de 1940. En la Constitución comunista se produce la barbaridad constitucional de que el poder judicial está subordinado a la Asamblea Legislativa y al Poder Ejecutivo.

Creo asimismo que es de vital importancia que la futura Republica Libre de Cuba se organice como un Estado laico donde predomine una economía de mercado y se respeten a plenitud de libertades fundamentales de cada ciudadano. Pienso además que esa república debe ser edificada desde hoy con responsabilidad e intensos debates públicos y profesionales en todas las ramas del saber incluidas las ciencias políticas. Aspiro, en conclusión, a promover la triada de Livingstone: cristianismo, comercio y civilización. Recordando que pertenecemos al mundo occidental, el de la civilización socrática y la cultura grecorromana-judeocristiana.

Finalizo citando las palabras imperecederas del querido y admirado Monseñor Pedro Meurice:

“Durante años este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras geográficas con verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de la persona humana que sostiene desde abajo todo proyecto como nación”.

Dr Oscar Elias Biscet

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