Ayer llegó de visita a Uruguay el vicepresidente chino Xi Jinping en gira regional que antes lo llevó a Cuba y seguirá en Chile, como si fuera una degustación de distintos sabores de izquierda (la Venezuela bolivariana quedará para otra oportunidad). Jinping fue recibido en el Parlamento por el vicepresidente Danilo Astori, quien el año pasado visitó Pekín y la más occidental Shangai, junto a una delegación de 60 empresarios. Luego se reunió con el presidente Mujica.
Es curioso cómo los uruguayos y el mundo entero aceptamos y miramos a China con simpatía, sobre todo los gobernantes. Es como si no importara que ahí está vigente una larga dictadura, como si quedara minimizada por el dinero. Claro, es una dictadura rara avis, porque se abrió a la globalización y al capital como motor mundial.
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