miércoles, junio 01, 2011

"Una tumba sin nombre. Vida de Pedro Luis Boitel"

Tomado de  Periodista Digital

 
Quienes estuvieron cerca del opositor cubano Orlando Zapata Tamayo durante los últimos días de la huelga de hambre que le condujo a la muerte, cuentan que gritaba "Boitel vive". Más que un lema, era el reconocimiento de un ejemplo que siguió hasta sus últimas consecuencias. Pedro Luis Boitel murió en idénticas circunstancias casi cuatro décadas antes. Falleció, también tras el mismo tipo de protesta en las cárceles castristas en 1972.
Todo un símbolo de la lucha pacífica contra la tiranía comunista de Fidel Castro, su figura ha sido investigada por el escritor, poeta y músico argentino Fernando Gril (Buenos Aires, 1979). Es el autor de Una tumba sin nombre. Vida de Pedro Luis Boitel, que acaba de publicar la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad (AIL). Periodista Digital le ha entrevistado, para hablar sobre el libro, su protagonista y la lucha por la democracia en Cuba.
A partir de empezar a reconocer y aprender cuál era la situación de los Derechos Humanos en la isla, lo que eran los presos políticos, lo que eran las cárceles, lo que había sido la historia de esos cincuenta años de resistencia de mucha gente... la verdad es que apareció la figura de Pedro Luis Boitel, que inspiraba a mucha de la disidencia dentro y fuera de la isla. Es un motivo que quisiera leer algo de él y no existía, no existía un libro sobre él. Así que escribí el libro que hubiera querido leer.
Después fui viendo que detrás de Boitel estaba también la historia de todo el presidio político cubano. Es algo que no se conoce, que no se sabe. Es decir, detrás de los sesenta años de revolución hay sesenta años de resistencia, de torturas, de prisiones, de vejaciones.
Preguntado por la muerte de Boitel, Gril dice:
Es difícil reivindicar la huelga de hambre per se, porque uno dice 'al fin y al cabo lo perdimos a Boitel, o a Zapata'.
Pero por otro lado, la huelga de hambre es el coraje, la valentía, la decisión, la dignidad de una persona, que no dejan de asombrar.
Defiende que la lucha por los derechos humanos tiene que cruzar fronteras:
Yo pertenezco a un país que sufrió una dictadura atroz, con miles de desaparecidos, en complicidad con otras dictaduras de la región, con Chile, con Uruguay. Yo creo que el tema de los derechos humanos no es un tema de las nacionalidades.
Gril, que se sitúa ideológicamente en el centro-izquierda, dice que es difícil explicar en Latinoamérica lo que ocurre en cuba "porque enseguida se cree que es un planteamiento ideológico".
Y el problema de Cuba no es de izquierda o derecha. El problema es que es una dictadura, y la única diferencia entre una dictadura de derechas y de izquierdas es la mano con la que se violan los derechos.
Termina con un mensaje de esperanza:
Estoy seguro de que en Cuba hay un montón de tipos talentosos capaces de asumir un gobierno democrático.

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