Entrevista con ABC
Carlos Alberto Montaner, exiliado, denuncia en una novela el machismo-leninismo del castrismo
Carlos Alberto Montaner, exiliado, denuncia en una novela el machismo-leninismo del castrismo
La mujer del coronel ya tiene quien le escriba: Carlos Alberto Montaner.
-Y quien cuente sobre su atormentada intimidad. La revolución comienza por pedirte la conciencia y acaba confiscándote los genitales.
-Comunismo… ese amarillento ojo que todo lo ve.
-El Gobierno suele notificarles a sus partidarios importantes, en un «sobre amarillo», los detalles de la infidelidad de sus mujeres. Ya sabe: la mujer, en casa y con la entrepierna quebrada.
-¿Qué busca el castrismo debajo de las sábanas?
-Se trata del machismo-leninismo, una variante dialéctica de la testosterona. Busca el sometimiento de la santa esposa. No recurre a la ablación del clítoris de milagro.
-¿Por qué el comunismo preconiza que las mujeres de los jefes deben estar sometidas como «abnegadas madres de familia, monógamas y entregadas a la exclusividad sexual»?
-Porque es una falocracia. Estos tipos ignoran la naturaleza humana. Esa es una sociedad patriarcal organizada en torno a un caudillo.
-El macho revolucionario puede ser promiscuo y esa conducta, siempre que sea heterosexual, ¿nunca es censurable?
-Por el contrario, la aplauden. Pero cuando la viuda del Che, que era joven y bonita, decidió volver a casarse, a Fidel no le gustó nada. Las mujeres de los mitos deben morir castas y vestidas de negro, como las heroínas de Lorca.
-¿Los dictadores cubanos están tarados por el matonismo?
-El matonismo es la manera fidelista de ejercer la autoridad. La cúpula no lo quería: le temía.
-Fidel Castro sería, pues, la (re)encarnación del «machismo-leninismo» fundamentalista.
-Fidel era el Mono Alfa hasta que se le rebelaron los intestinos incitados por la CIA. Dirigía la manada a gruñidos.
-Tiene Castro numerosos hijos ilegítimos, dos de ellos viven en EE.UU., y otros en la isla. ¿Qué dicen los vástagos en el nombre del padre?
-Padre y patrón. Es, o era, porque ya está casi liquidado, un dictador hogareño. Fue un pésimo presidente y, por lo visto, un pésimo cabeza de familia.
-Nuria Garcés, psicóloga, es «La mujer del coronel» Arturo Gómez, que está guerreando en Angola. En su novela, ella se entrega a otro hombre en Roma, Martinelli, un erotómano cultivado. La alargada sombra de la dictadura cubana se arrastra como una víbora hasta la ciudad eterna para espiar a Nuria y preservar el honor. ¿Qué honor?
-La desgracia de Nuria es que nunca pudo imaginar que el honor de la revolución radicara en sus trompas de Falopio. Para toda mujer es muy incómodo vivir con un policía escondido en las bragas.
-¿El Estado cubano está teñido de un monstruoso machismo?
-Por supuesto. Es una proyección del machismo de Fidel, que durante décadas escondió a su esposa.
-¿Por qué los esbirros del matón que quiere imponer su voluntad por el terror se dedican a vigilar la entrepierna de los líderes de la revolución?
-Además de marxista, Fidel es calderoniano. Aquello es un drama de honor.
-¿Ha convertido el abyecto sátrapa y dictador Castro la ínsula cubana en un «paraíso sexual»?
-Especialmente para los turistas.
-La literatura, ¿tiene sexo?
-A veces. Hay literatura clitórica y hay literatura fálica, pero no siempre están asociadas al sexo de sus autores.
-¿Y cuál es el sexo de los ángeles?
-Depende de cuántos dancen en la cabeza de un alfiler. Cuando son muchos, y Cupido comienza con sus flechazos, suelen ponerse cachondos.
-¿Equipararía a Castro, Fidel, con Sade, Marqués de?
-Puestos a buscarle un linaje aristocrático, creo que está más cerca del conde Drácula.
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