21 Junio, 2011
De Martí a Guiteras pasando por Betancourt y Larrazábal, Fidel Castro ha pivoteado entre la historia de Cuba y la de Venezuela hasta llegar a su última carta: el teniente coronel Hugo Chávez.
Martí era el héroe teórico de Fidel, con lo cual daba en el centro de la sensibilidad cubana. Pero su modelo real como hombre de acción y además por sus objetivos, era Guiteras. Es fácil suponer que en algún momento se juró a sí mismo poner en práctica las ideas de Guiteras. Durante las cortas andanzas de Guiteras en este mundo, su mano derecha y gran amigo fue Luis Buch. Ambos eran 20 años mayores que Fidel, quien los veneraba.
Buch nació en Santiago, en el oriente de Cuba, la misma región donde nació Fidel. Estudió secundaria en el Colegio de Dolores, de los jesuitas, al cual también asistió Fidel. En la Universidad de La Habana se convirtió en el gran amigo de Guiteras, su compañero. Allí fue el segundo líder más importante de la agrupación de izquierda radical Joven Cuba, después de Guiteras. Pertenecía al Comité Central del grupo, era el responsable por el frente estudiantil y de la coordinación y ejecución de acciones de combate y sabotaje.
Luego de la muerte de Guiteras, ya graduado de abogado, se dedicó a su profesión convirtiéndose en un hombre muy rico, al punto que construyó una mansión de 9 habitaciones con 7 sirvientes y 4 automóviles.
El palacete estaba frente al Caribe, en el exclusivo sector habanero de Miramar. Su vida de burgués acaudalado terminó en 1955, al regresar de una extensa gira a Europa y los Estados Unidos. Al volver de la gira de placer lo esperaba su pasado revolucionario. Haydee Santamaría y otros amigos que conspiraban para derrocar a Batista lo contactaron para que ayudara a financiar la invasión de Fidel desde Méjico.
Buch vió que las ideas revolucionarias de Castro coincidían con las de Guiteras y decidió hacer importantes aportes al movimiento. Según su propia expresión, buena parte del Granma fue financiada por él. En 1957, a los 44 años de edad, se vinculó al Movimiento 26 de Julio liderado por Fidel.
En atención a sus conocimientos, experiencia y capacidad de trabajo, Fidel asignó a Buch grandes responsabilidades. Entre otras, fue encargado de romper los vínculos con la oposición antibatistiana del Pacto de Miami.
Participó en la selección del candidato del M26J para ocupar la Presidencia Provisional de la República en 1959. Tuvo un rol importante en la organización de la huelga general de abril de1958. Participó con Fidel, Raúl y el Che en la “reunión decisiva”de la guerra de liberación, en El Alto de Mompié, en mayo de 1958. Se le facultó para ejecutar complejas misiones en el exterior.
Fue el responsable por la operación de las comunicaciones secretas de la Revolución. En calidad de Coordinador General del Movimiento 26 de Julio en el exilio, junto con Haydée Santamaría y José Llanusa consolidó los Comités del Exilio. Condujo las relaciones diplomáticas previas al triunfo de la revolución incluyendo los contactos secretos con el Gobierno de los Estados Unidos. Creó una efectiva cobertura periodística y de publicidad para Fidel y la revolución cubana en Latinoamérica.
Negoció con la Cruz Roja Internacional la entrega de cientos de prisioneros de guerra. Negoció y firmó en nombre de Fidel el Pacto de Caracas para unir los sectores opositores insurreccionales. Intervino en diversas acciones de abastecimiento militar y logístico a la Sierra Maestra.
En esta área su logro más importante fue materializar desde Venezuela el envío del mayor cargamento de armas que llegó a la Sierra Maestra. Este apoyo fue decisivo para consolidar el liderazgo de Fidel en Cuba y para la derrota de las fuerzas de Batista.
Al triunfar la revolución fue seleccionado por el doctor Manuel Urrutia Lleó, en la Sierra Maestra, para desempeñarse como ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros. Entró en Santiago de Cuba en la noche del primero de enero de 1959, siendo factor clave en la creación del primer Gobierno Revolucionario. Al final de su carrera fue designado Magistrado del Tribunal Supremo de Cuba.
El doctor Buch escribió dos libros “Mas allá de los códigos”, Editorial Ciencias Sociales (1995), y “Gobierno Revolucionario Cubano”, de la misma editorial, en 1999. Sin duda fue una de las mentes más lúcidas y el organizador más destacado de la revolución cubana. Su aporte a la revolución fue tan extraordinario que Fidel en una concesión excepcional le permitió quedarse viviendo con su esposa en su mansión de Miramar y mantener la servidumbre y el opulento tren de vida que tenía antes de enrolarse en el Movimiento 26 de Julio.
Para nosotros, lo más importante en términos históricos es lo que Buch hizo en Caracas en 1958. Su misión era materializar y coordinar una importante entrega de armas que había prometido Fabricio Ojeda [foto] al Comité 26 de julio de Caracas en enero de 1958. Algunos de los miembros de este comité eran comunistas cubanos exiliados que habían sido infiltrados en Venezuela para establecer bases de apoyo encubiertas para Fidel Castro.
Entre ellos podemos citar a Ramón Aja, un miembro de la nomenklatura soviética en Cuba, y José Pellón, líder obrero enviado por Fidel desde la Sierra Maestra. Estos revolucionarios entraron en contacto con Fabricio Ojeda a través de la eficiente red de resistencia comunista en Venezuela. Por su intermedio se enteraron que se adelantaba una conspiración para derrocar al dictador general Marcos Pérez Jiménez.
Esta información fue transmitida de inmediato a la Sierra Maestra a través de una estación de radio HF clandestina que la KGB puso a disposición de Pellón en Venezuela. Este líder sindical comunista regresó a la Sierra Maestra en 1958 con el primer cargamento de armas que envió Venezuela.
Buch fue un hombre de la mayor confianza de Fidel y conocía todos sus secretos. El propio Castro permitió que Buch publicara en la editorial del gobierno cubano el relato que contiene estas revelaciones.
Con seguridad Fidel leyó el borrador de la entrevista que forma el libro, antes de su publicación, y lo aprobó. Allí consta que Fabricio Ojeda fue un revolucionario dedicado, aunque sin la estatura guerrera que la mitología fidelista le quiere atribuir. Fidel agradeció mucho la colaboración de Fabricio, que fue decisiva para el triunfo de la guerrilla de la Sierra Maestra.
En la operación de apoyo desde Caracas, el hombre más importante fue Luis Buch, un acaudalado burgués con sangre revolucionaria que jugó un papel importante en el proceso que ha conducido a la ruina de su país. Por fortuna, la guerrilla venezolana promovida por Fidel no tuvo un Luis Buch criollo, pero ahora, al final de sus días el viejo dictador se juega su última carta: Hugo Chávez.
Post data.- Este artículo culmina el ciclo sobre “El Mito de Fabricio”. La historia ocupará un capitulo de mi futuro libro. Allí revelaré detalles más amplios sobre el enviado secreto de Fidel.
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