domingo, junio 26, 2011

El diferendo árabe-israelí: desde 1948 hasta hoy ( I V )/ Juan Benemelis

Parte IV: La Guerra de Desgaste y La Guerra del Yom-Kippur (1973)
 
Después de la reelección de Nasser, en 1965, la política egipcia dio prioridad al conflicto con Israel. Pero su intento de un estrangulamiento económico a través de un bloqueo del Golfo de Áqaba fracasó durante el conflicto árabe-israelí (la “Guerra de los Seis Días”) de junio de 1967. Éste culminó en una nueva derrota para los países árabes (Egipto, Jordania, Líbano y Siria) y la ocupación por Israel de la península de Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania y el Golán sirio. El costo de la guerra agravó los problemas económicos de Egipto. Sólo la ayuda soviética impidió que se llegara a un colapso definitivo. Cuatro días después, Nasser presentaba su dimisión, pero hubo de retirarla ante las grandiosas manifestaciones en su favor que se convocaron a lo largo y ancho de los países árabes: “Tú eres nuestro guía y permanecerás mientras nosotros vivamos”, decían las pancartas.
 
El presidente Nasser se embarcó en lo que sería una sangrienta, prolongada e inconclusa guerra: la Guerra de Atrición, un intercambio estático de fuego de artillería a lo largo de toda la línea Bar Lev en el Canal de Suez que escaló rápidamente. Las Fuerzas de Defensa Israelíes llevaron a cabo varias osadas acciones, la más espectacular de las mismas fue la captura, sin sufrir pérdidas, de una completa instalación de radar de fabricación soviética. Cuando la Fuerza Aérea israelí comenzó sus ataques dentro de Egipto, Nasser, en su desesperación, solicitó a la Unión Soviética que proporcionara también tropas soviéticas aéreas y terrestres. Estados Unidos, temeroso de que esta intervención directa condujera a una confrontación nuclear, acordó con los soviéticos poner término a la guerra bajo la fórmula del Consejo de Seguridad (julio 1970) de cese al fuego. En estas acciones perecieron 1,424 soldados israelíes, entre el 15 de junio de 1967 y el 8 de agosto de 1970.
 
Las ocupaciones de la margen Occidental y de la franja de Gaza fueron consideradas en un comienzo, por los líderes de la OLP, como ideales para la resistencia armada. Los ataques terroristas no lograron, sin embargo, causar un impacto significativo. Por lo tanto, las organizaciones terroristas palestinas trasladaron sus actividades al exterior, secuestrando aviones y haciéndolos estallar. En un comienzo fueron tratados con benevolencia por las potencias occidentales. Después de todo, concernían sólo a Israel. Así, los actos de terror aumentaron en cantidad e importancia. La más espectacular y sangrienta operación terrorista fue la masacre de 11 deportistas israelíes en Munich, en los Juegos Olímpicos de 1972.
Entretanto. Egipto, en coordinación secreta con Siria, se preparaba para un nuevo asalto militar. Israel estaba consciente de estos preparativos pero consideraba que el presidente egipcio Anuar El-Sadat no se embarcaría en una guerra hasta no haber conseguido al menos una paridad o, al menos, una superioridad en el aire. Por ello, Tel Aviv ignoró lo que se anunciaba y estaba escrito en el muro.
Los estados árabes no intentaron reasentar a los palestinos, prefiriendo mantenerlos en campos de refugiados como un recordatorio público para el resto del mundo de la “injusticia” que significaba la creación del estado de Israel. Después de 1948, tanto los exilados palestinos como los que permanecían dentro de Israel adoptaron una política de acomodo a la situación. Los que se quedaron adentro aceptaron la política del estado israelí. En la década cincuenta los derechos palestinos sólo eran enarbolados por Egipto y un puñado de árabes en exilio.
 
Fue el presidente Nasser quien, el 12 de abril de 1955, fraguó la causa Palestina, al reunir en El Cairo a los líderes árabes de Gaza con vistas a organizar, entrenar, armar y financiar a los fedayines palestinos y cohesionarlos en una estructura militar que les permitiera luchar por un “hogar palestino”, batalla en la cual asumirían la vanguardia. Al-Fatah fue fundada por palestinos de las universidades de El Cairo y Alejandría, y estaba encabezada por un personaje anónimo llamado Yasser Arafat que predicaba el retorno a Palestina por medio de la violencia.
 
El jefe de la inteligencia egipcia en Jordania, el coronel Salah Mustafá, asumió el entrenamiento de 700 fedayines que pasaron su bautizo de fuego en agosto de 1955. Mustafá, que era amigo íntimo de Nasser y no ocultaba su admiración por los nazis, fue volado en pedazos en Jerusalén por una bomba escondida en las memorias del mariscal Gerd von Rundsted: The Commander and the Man, que había recibido por el correo. Fue por esa época que tuvo lugar la fundación de Al-Fatah donde participó Yasser Arafat. Arafat provenía de una familia de larga tradición de lucha anti judía; su padre y hermano habían combatido contra las comunidades judías en Palestina. Su clan tribal, el Hussein, había abrazado el credo nazi, apoyando al Gran Muftí de Jerusalén. En la década cincuenta, Arafat recibió entrenamiento en la Academia Militar de Egipto y devino en un experto en explosivos.
En 1956, varios grupos pequeños atacaron algunos puestos militares en Gaza. Por órdenes de Nasser, los comandos fedayines participaron en la guerra de Suez en 1957, donde fueron diezmados por los blindados israelíes. Para fines de la década, existía un semillero de pequeñas organizaciones en el exilio dedicadas a la lucha contra Israel. La “entidad Palestina”, como se llamó, devino en una realidad en 1959 cuando comenzó ser reconocida por los miembros de la Liga Árabe. En 1963, bajo el patronazgo del presidente Nasser, los principales grupos palestinos fueron forzados a establecer una alianza formal entre ellos e integrarse a una organización sombrilla, la OLP, que sería el brazo armado palestino. En teoría, por lo menos, estos grupos estaban representados en el Comité Central de la OLP y sus alianzas se mantendrían o debilitarían según la marcha de la situación política y militar de la lucha.
Los intelectuales palestinos de Beirut rechazaron a la OLP desde el primer momento por considerarla una extensión de los egipcios. Estos intelectuales palestinos –estilo George Habash- abogaban por una revolución marxista moderna que les ubicara a la vanguardia de las naciones árabes.
La OLP fue aceptada por la Liga Árabe en 1964, como una institución que agrupara y “encauzara” la beligerancia de las organizaciones de refugiados. Los principales grupos dentro de la OLP serían Al-Fatah, la más importante; la organización Saiqa, engendrada por Siria; el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) que llamaba por una revolución árabe para recuperar Palestina y estaba diametralmente opuesta a cualquier arreglo con Israel, Estados Unidos o la “reacción árabe”. El Frente Democrático Popular de Liberación de Palestina (PDFLP), uno de los contrarios más acérrimos de Arafat, se fundó en 1969 y nuclearia las tendencias marxistas. Esta sería la primera en proponer el establecimiento de una autoridad nacional Palestina en cualquier parte del territorio evacuado por Israel.
Arafat, conocido como “el viejo”, desplegaría una filosofía centrista dentro de la gama política Palestina. Doctrinalmente, expresaría su rechazo a todo lo que pudiese legitimar la presencia del estado de Israel en Palestina, desde la Declaración Balfour, el plan de partición de 1947, hasta Camp David. Los soviéticos, los cubanos, los sirios e iraquíes desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la OLP como la organización terrorista con más recursos financieros, mejor entrenada, equipada con armamento moderno y múltiples bases y santuarios. Pero, en tiempos de crisis, eran los servicios secretos egipcios los aliados más firmes de la OLP. Más adelante, esta desarrolló lazos con Arabia Saudita y la Libia de Gadafi, recibiendo más recursos militares y financieros que las otras organizaciones palestinas rivales.
No fue hasta 1965 que se inició la fase moderna de los choques entre Israel y los palestinos, cuando el Al-Fath de Yasser Arafat propinó un golpe de mano dentro de Israel. En ese año, el mandatario sirio Amín Al-Hafez y sus servicios secretos concibieron el proyecto de unir varias facciones de activistas refugiados palestinos bajo una coordinada organización terrorista. El plan era brindarles entrenamiento secreto en sus bases militares -según la experiencia de los fedayines argelinos- para “expulsar a los judíos como los argelinos expulsaron a los colonialistas franceses del África norte”. Hasta 1967, Al-Fatah lanzó acciones armadas contra el territorio israelí desde Jordania y, a veces, desde el Líbano.
La Guerra de los Seis Días tuvo efectos devastadores en la militancia palestina, gran parte de la cual abandonó la lucha convencida de que era imposible derrotar militarmente a Israel. El error israelita fue no haber negociado con los árabes una paz regional con arbitraje internacional para devolver los territorios ocupados inmediatamente después de su victoria relámpago de 1967. La agenda “Palestina” se hubiese desinflado. Las comunidades árabes en Gaza y Cisjordania se hubiesen asimilado pacíficamente a Egipto y Jordania, y los refugiados palestinos en otros estados árabes hubiesen adoptado la nacionalidad de residencia.
Hasta 1967 el tema central en el área era el diferendo entre los estados árabes e Israel.  El tema palestino sólo era secundario. Cada estado árabe buscaba asegurarse una voz súbdita entre los palestinos para beneficiarse de la legitimidad poderosa que otorgaba su vinculación a la lucha Palestina ante los ojos de las masas árabes de sus respectivos países. Sin embargo, con la conquista de Gaza y Cisjordania en la Guerra de los Seis Días de junio de 1967, ya, no era posible obviar en lo adelante el dilema palestino al producirse una irreconciliable oposición binacional entre judíos y árabes.
Tras el impacto de la Guerra de 1967, los egipcios prácticamente abandonaron a los palestinos. Estos trascendieron las pugnas inter-árabes, reconsiderando su relación con el programa nasserista y baasista de la expulsión de los judíos y la unificación de todo el territorio palestino en favor de la variante de dos estados (uno judío y otro palestino secular y democrático) con una mayor militancia hacia la OLP y al Partido Comunista. 








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