Eugenio Yáñez/ Cubanalisis
Como quien no quiere las cosas o como mirando hacia otro lado, ya el neocastrismo ha comenzado a acomodar, de acuerdo a sus necesidades y conveniencia, y a través de una reunión ampliada del Consejo de Ministros, los acuerdos del flamante Sexto Congreso del Partido Comunista, a poco más de un mes de finalizado.
Allá quienes se consideren sorprendidos. En abril 11 de este año, en el análisis titulado “¿Para qué sirve un congreso del Partido?”, habíamos señalado rotundamente:
“Un análisis serio de los congresos comunistas a través de la historia en todo el mundo, con algunas excepciones, lo único que demuestra es que las decisiones importantes y verdaderamente estratégicas no se toman por las camarillas dirigentes del partido en los congresos, tras una discusión democrática, franca y abierta con los delegados al evento partidista, sino fuera de ellos, y lo que se produce generalmente en el cónclave es la santificación de decisiones previamente tomadas. Por otra parte, posteriormente al congreso, también se desechan y echan abajo medidas adoptadas en el evento partidista, para implementar decisiones que se correspondan con los criterios de la pandilla en el poder”.
Tres semanas antes, en otro análisis titulado “Congreso del Partido al borde del abismo”, publicado por Cubanálisis-El Think-Tank en marzo 21 de este año, en la misma línea que lo anterior, se decía claramente con referencia a los “Lineamientos” que seguramente serían aprobados:
“…se ha elaborado un engendro contradictorio pero que también se puede desmontar de una manera relativamente sencilla cuando sea necesario para que cumpla abiertamente con los objetivos del neocastrismo. (…)
Para hacer eso no sería necesario en ningún momento un congreso del partido, pues se trataría de acciones de carácter gubernamental -es decir, de ajustes dentro de lo ya “aprobado”- que pueden simplemente ser decididas mediante decretos del Consejo de Ministros o decretos-ley del Consejo de Estado, que en la siguiente reunión de la siempre unánime Asamblea Nacional del Poder Popular serían fácilmente ratificadas”.
Sin embargo, no hubo que esperar demasiado para ver en la práctica el comienzo de la aplicación de lo que avizorábamos. Ni siquiera hubo que esperar por los Grandiosos Funerales del Máximo Caudillo para modificar sobre el terreno lo que fue aprobado en el Sexto Congreso del PCC, o al menos, lo que se creía por muchos que había sido aprobado.
Y no se trata de especulaciones o revelaciones sensacionalistas: el mismísimo periódico “Granma” lo señala, aunque, como siempre, en un lenguaje críptico y totalmente cargado de eufemismos, para que no pueda saberse exactamente de lo que se trata y pueda quedar siempre la opción de la negación plausible o la marcha atrás si se considera necesario.
En su edición del jueves 26 de mayo el periódico del Partido Comunista, bajo el título de “Continuar facilitando el trabajo por cuenta propia”, hace referencia a los acuerdos de la reciente reunión ampliada del Consejo de Ministros, donde se decidió, entre otras muchas cosas, comenzar a aplicar modificaciones a los acuerdos del Congreso del Partido.
Naturalmente, el diario oficial no lo dice de esa manera, sino aparentando que se trata de todo lo contrario:
“Lograr una mejor organización, eliminar deficiencias y restricciones innecesarias, limar dilaciones injustificadas en determinados pasos del proceso, combatir tendencias que afectan a la población, y favorecer la contratación de fuerza de trabajo, están en la esencia de las disposiciones recientemente aprobadas”.
No podría decirse claramente, pues se trata de ignorar lo recientemente “acordado” en el Congreso partidista. Por eso, bajo el elusivo criterio de “rectificar en el camino” se hace referencia a un “proceso de ampliación y flexibilización del trabajo por cuenta propia”, que en realidad es mucho más que eso y contempla echar abajo restricciones iniciales que, aparentemente, fue necesario establecer para no desatar los temores de las fuerzas más inmovilistas que se oponían a las reformas económicas.
Nada menciona “Granma” sobre la evidente necesidad de poner freno absoluto a los despidos masivos que se habían anunciado por Raúl Castro anteriormente, bajo la muy cándida creencia de que el sector “no estatal” podría asumir fácilmente al ejército industrial de reserva que el régimen pretendía crear abrupta y despiadadamente, con la complicidad de la central sindical oficialista.
Al darse cuenta de que tal quimera era precisamente eso, simplemente algo imposible de materializar, ha sido necesario ajustar los criterios leoninos que anteriormente regulaban el trabajo por cuenta propia.
Que el órgano oficial del Partido no lo reconozca no tiene la más mínima importancia: “Granma” no se caracteriza ni por su objetividad ni por su seriedad.
Por eso la información se enmascara en una manida frase hecha, aparentemente ratificando los acuerdos del Congreso que están siendo desconocidos con esa modificación:
“Los acuerdos enunciados [en el Consejo de Ministros] constituyen decisiones que en su esencia no sorprenden: todos forman parte de una política manifiesta de optimizar y agilizar los más serios propósitos, de allanar el ascenso del trabajo por cuenta propia como una alternativa de empleo, tal y como se planteó en el Sexto Congreso del Partido”.
Vayamos por partes para entender claramente de qué se trata este proceso.
Como siempre, para no dejar de ser “Granma”, la información comienza con una nota trucada, al referirse a la cantidad de cuentapropistas en el país en la actualidad:
“A medida que aumenta el número de trabajadores en esta alternativa de empleo, -a mediados de mayo eran 314,538-, y son analizadas las experiencias de su implementación, se hace necesario continuar adoptando y poniendo en práctica medidas que faciliten su ejercicio. Por ello, en lo que resta de este mes y hasta julio próximo, los organismos correspondientes alistarán los detalles, incluidos los legales, para comenzar a aplicarlas.
Lograr una mejor organización, eliminar deficiencias y restricciones innecesarias, limar dilaciones injustificadas en determinados pasos del proceso, combatir tendencias que afectan a la población, y favorecer la contratación de fuerza de trabajo, están en la esencia de las disposiciones recientemente aprobadas”.
La cifra de 314,538 que menciona “Granma” es la suma de los cuentapropistas existentes antes de las más recientes “reformas” más las licencias otorgadas para trabajar por cuenta propia recientemente, pero ignora olímpicamente las licencias devueltas por aspirantes a cuentapropistas que decidieron no continuar en la aventura debido a la enorme cantidad de arbitrariedades y regulaciones draconianas que debían enfrentar.
Consiguientemente, la cifra real, teniendo en cuenta las devoluciones de licencias que se mencionan, aunque sin confirmación oficial, no debe sobrepasar 300,000 cuentapropistas en estos momentos. Pero no es cuestión de números: la esencia de lo que analizamos es algo que no depende de la cantidad existente, sino de las medidas que se están aplicando como quien no quiere las cosas.
Así, las recientes decisiones del Consejo de Ministros contemplan una serie de ajustes encaminados a aliviar la excesiva carga impositiva sobre los cuentapropistas y ampliar el funcionamiento de mecanismos de mercado en la economía que, aunque todavía de forma modesta y puntual, facilitan la vida a los cuentapropistas.
No hay que confundirse: los cambios establecidos por el Consejo de Ministros ampliado son prácticamente insignificantes con relación a las medidas de fondo que sería necesario aplicar en la economía cubana para una verdadera transformación hacia el mercado, y en cualquier otro país del mundo -con la excepción de Corea del Norte- no merecerían más que algunas líneas en una página interior de cualquier periódico.
No se mencionan ni de lejos en la reciente reunión dos temas fundamentales que estarían vinculados a reales reformas de mercado profundas: la eliminación de la doble moneda y la liberación de los precios de acuerdo a la oferta y la demanda. Porque la intención, todavía, no es moverse abiertamente a una “economía de mercado”, valga la redundancia.
Sin embargo, comparando con el excesivo grado de centralización, ineficiencia, desorden e inmovilismo de la economía cubana en las últimas décadas, resultan muy significativas en las realidades actuales de la Isla, como puede constatarse en esta resumida relación de las medidas aprobadas hace pocos días:
- Se extiende a todas las actividades por cuenta propia la autorización para utilizar trabajadores contratados
- quienes contraten entre una y cinco personas serán exonerados durante el año 2011 del pago del impuesto por la utilización de fuerza de trabajo
- queda sin efecto la exigencia de la cantidad mínima de trabajadores contratados anteriormente establecida para ocho actividades
- se aumenta de 20 a 50 la capacidad de sillas permitida en los paladares y para los elaboradores-vendedores de alimentos y bebidas en el servicio gastronómico
- se identificarán locales estatales con bajo nivel de actividad, fundamentalmente en el sector gastronómico, para que sean arrendados a trabajadores por cuenta propia
- se ratifican los planes para la futura creación de un mercado mayorista para vender en moneda nacional y CUC abastecimientos a los cuentapropistas en la medida que las posibilidades de la economía lo permitan
- se adelantan para el segundo y tercer trimestre del año los suministros del año previstos a vender a cuentapropistas, hasta 120 millones de dólares, en artículos de ferretería, materias primas e insumos asociados a diferentes actividades y productos para la elaboración y venta de alimentos
- los vehículos de personas naturales destinados a transporte de pasajeros tendrán el mismo plazo para su inspección técnica que el de las entidades estatales, en aras de eliminar diferencias en el cumplimiento de este requisito
- se rebaja a 30 pesos cubanos el impuesto mínimo mensual en el transporte de carga con medios de tracción animal (arrieros, carretoneros), y les será aplicado el régimen simplificado de tributación con carácter retroactivo desde el 1ro. de enero del 2011.
- se exonera de pagar durante este año el impuesto simplificado a los carretoneros y arrieros vinculados a entidades estatales que perciben mensualmente hasta 400 pesos, y se reevaluarán las tarifas aplicadas a dichos servicios
- en el impuesto por ingresos personales, a los cocheros que se dedican al transporte de pasajeros con tracción animal se les considerará como gasto deducible hasta un 40 % de sus ingresos (el doble de lo fijado inicialmente), y disminuyen sus cuotas mínimas mensuales de este impuesto de 150 a 100 pesos.
- se amplía la categoría de “carretillero” a “carretillero o vendedor de productos agrícolas en forma ambulatoria”; y se incluyen tres nuevas actividades autorizadas para cuentapropistas: agente de seguros, organizador de servicios integrales para fiestas de quince, bodas y otras, y granitero (la palabra no aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española). Las licencias para granitero las otorgará la Oficina del Historiador de La Habana (¿?)
- para las personas que ya ejercían el trabajo por cuenta propia antes de octubre del 2010 se amplía de dos años a diez el periodo establecido para el pago retroactivo de la Contribución a la Seguridad Social
- se elimina la obligatoriedad de afiliarse al Régimen Especial de Seguridad Social para las mujeres de 60 años o más y los hombres de 65 años o mayores
- serán definidas y señalizadas áreas de piquera por municipios para organizar la actividad del transporte no estatal y la de los gestores de viajes
- se aprobó la suspensión temporal del pago de tributos entre 3 y 6 meses en el transporte automotor y el arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios, cuando se acometan reparaciones de los vehículos o inmuebles
- se rebaja durante el 2011 la cuantía mínima mensual del impuesto por alquiler de habitaciones, de 200 a 150 pesos, tanto en moneda nacional como en CUC
- se rebaja el mínimo impuesto mensual por el servicio de arrendamiento si se trata de viviendas completas arrendadas en moneda nacional: hasta dos habitaciones habrá que pagar 100 pesos, incrementándose este monto en un 50 % a partir de la tercera habitación (hasta ahora era a partir de la segunda habitación)
- se reduce de 250 a 100 pesos cubanos el costo de solicitud de permisos para construcción, que otorgará el Instituto de Planificación Física
Para quienes gustan de matar al mensajero para no tener que razonar frente a un criterio diferente al dogma que practican, sea cual sea, dejo claro que solamente señalo lo que está sucediendo, aunque no nos resulte simpático.
Es evidente que el universo de los beneficiados es risible, pues en algunos casos se trata de carretilleros, cocheros, gestores de viajes, y otras actividades que, por muy honradas y dignas que sean, no son estratégicas para la economía nacional.
Sin embargo, otras transformaciones son significativas en las condiciones cubanas, como el aumento a cincuenta sillas en los “paladares” -casi en igualdad de condiciones con los centros estatales- cuando hasta ahora eran solamente veinte sillas, y anteriormente doce, así como el hecho de ampliar la contratación de fuerza de trabajo a todas las actividades, eximir algunos impuestos o diferirlos, básicamente los relacionados con la contratación de fuerza de trabajo, reducir impuestos fijos establecidos al alquiler de habitaciones o viviendas completas, o el reconocimiento del fracaso absoluto de la gastronomía estatal y aceptar la posibilidad de arrendar esos locales a cuentapropistas.
Simplemente, se trata del funeral definitivo de la “ofensiva revolucionaria” del ilustre Comandante, que ya en 1968 había proclamado:
“hay que decir con toda claridad (…) hay que decir que no tendrán porvenir en este país ni el comercio ni el trabajo por cuenta propia ni la industria privada ni nada. Porque el que trabaja por cuenta propia que pague entonces el hospital, la escuela, lo pague todo, ¡y lo pague caro! Es muy cómodo: los demás me pagan la escuela, el hospital -a mí, a la familia-, si cuesta 5,000 pesos la asistencia médica se paga, todo se paga, y él no paga nada. Es una manera de vivir del trabajo de los demás también y de explotar a los demás”.
A todas estas medidas específicas del neocastrismo sobre muchos diferentes aspectos hay que añadir que ya se acaba de anunciar, en medio de una crisis absoluta de la producción agropecuaria, que lejos de despegar como necesita decrece cada año, que otras 800,000 hectáreas de tierras “ociosas” serán repartidas a usufructuarios, las que se sumarían al anterior millón de hectáreas ya entregadas en usufructo, teniendo en cuenta que el proceso ha sido “cada vez más lento” porque
“organismos y entidades, con fértiles áreas y apenas usadas, se resisten o demoran en declararlas ociosas.
Al justificar esa tardanza hablan de planes y perspectivas, que pese a los años no acaban de materializarse”.
En el lenguaje críptico de “Granma”, eso es, sin decirlo, un absoluto reconocimiento de que la agricultura estatal es incapaz de salir del abismo en que se encuentra, y que por eso el neocastrismo pretende apostar al trabajo por cuenta propia en la agricultura y no a los inútiles dinosaurios de las empresas estatales.
Esos usufructuarios están enfrascados en la producción de “viandas, hortalizas y granos, ganado vacuno lechero, ceba de toros, arroz y caña de azúcar”, mientras las empresas estatales, con el apoyo del Partido, siguen hablando de sequía, escasez de combustible, falta de piezas de repuesto, escasez de trabajadores, indisciplina laboral, falta de contratos y coordinación o bloqueo imperialista para justificar su fracaso, como han hecho siempre.
A esto hay que sumar que ya se habla abiertamente en el país de estudiar modificaciones de fondo al Decreto-Ley 259 que establece la entrega de tierras en usufructo.
Ante todo se menciona modificar los plazos de entrega de las tierras, que con un límite de diez años para los usufructuarios independientes resulta poco atractivo, aunque parece que el plazo de veinticinco años para usufructo en las cooperativas no ha sido fuertemente cuestionado.
La disposición que establece la posibilidad de renovar esos plazos continuamente no ha resultado demasiado convincente para los usufructuarios individuales, que preferirían de antemano contar con términos más extensos y seguros.
Se cuestiona también, a veces veladamente, pero a veces no, la obligatoriedad de vender la producción de las tierras en usufructo a los ineficientes mecanismos estatales de acopio y no directamente a los consumidores (mercado libre), así como la absurda prohibición de construir viviendas en las tierras entregadas en usufructo, lo que obliga al usufructuario a trasladarse diariamente de su vivienda a la finca y viceversa, al no existir condiciones para pernoctar, además de que las fincas quedan sin ningún tipo de cuidado durante la noche. Mucho menos contribuyen estas restricciones a arraigar al beneficiario en las tierras recibidas.
Por eso son absolutamente demagógicas, vacías, absurdas y falsas las afirmaciones del periódico “Granma” de que:
“Aunque es un Decreto-Ley relativamente nuevo, no exento de tropiezos, dificultades y cierta lentitud en los trámites, rejuvenece los campos y son muchos los que jamás pensaron en la producción agrícola y se han sumado”, así como que “De paso, trae de vuelta a obreros de origen campesino que estaban en las ciudades en otras labores”.
A estas modificaciones que ya parecen casi inminentes en las tierras que se han entregado y se entregarán en usufructo, hay que añadir las expectativas creadas entre la población por la eventual posibilidad de compraventa de autos particulares y viviendas, que de hecho existe desde hace muchos años en el mercado subterráneo, pero que parece que el neocastrismo prefiere legalizar para aprovechar la posibilidad de recibir impuestos por esas transacciones y dar cierto ordenamiento “legal” a ese mercado, a la vez que abre una válvula de escape más para que la población pueda dar salida, sin demasiados riesgos para el poder, a sus muchísimas frustraciones acumuladas.
Como se mencionó más arriba, todas estas medidas adoptadas o anunciadas por el régimen tras la reunión ampliada del Consejo de Ministros es posible que “en cualquier otro país no merecerían más de algunas líneas en una página interior de cualquier periódico”, pero en las condiciones actuales cubanas no deben pasar inadvertidas.
No hay por qué llegar a la conclusión de que han comenzado en Cuba las reformas de mercado más a fondo ni mucho menos, algo que mucha prensa “occidental” sin sentido de la responsabilidad ya ha comenzado a escribir y a especular con sus supuestas consecuencias, pero parecería muy realista considerar que el pragmatismo neocastrista sabe que para poder mover la economía jurásica del castrismo fidelista no puede en forma alguna amarrarse a los acuerdos de compromiso adoptados en el Congreso del Partido, y es necesario ir mucho más allá y sin demora.
Las limitaciones actuales del régimen neocastrista no son ideológicas -hace rato ya que la ideología no juega ningún papel en esta historia- sino prácticas: en la medida que sienta que puede aflojar determinadas restricciones económicas sin poner en peligro para nada el poder totalitario no va a vacilar en hacerlo, como ya lo está haciendo.
Una situación económica más favorable para los cubanos de a pie puede interpretarse por el neocastrismo en el poder, y no le falta razón, como un escenario de mucha mayor gobernabilidad y estabilidad para la dictadura.
Naturalmente, ésta no sería una situación eterna, y dentro de algunos años ese escenario podría ser mucho más peligroso para el poder absoluto que el actual, con la economía y el país al borde del abismo.
Pero para personas con casi ochenta años de edad o más, como son los de la cúpula de la gerontocracia totalitaria cubana, “dentro de algunos años” es lo más parecido que pueda haber al infinito o la eternidad.
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