Vladimir Alejo Miranda
Dos disidentes cubanos que se cosieron la boca e iniciaron una huelga de hambre hace un mes dijeron este viernes estar dispuestos a morir por sus demandas, que incluyen la libertad para el encarcelado contratista estadounidense Alan Gross y mejoras en los derechos humanos.
Vladimir Alejo Miranda, de 48 años, y Angel Enrique Fernández, de 45 años, dijeron que se habían negado a recibir atención médica o trasladarse al hospital en momentos en que sus condiciones de salud se deterioran.
Por su lado Elizardo Sánchez, la "tolerada" Comisión Cubana de Derechos Humanos, dijo a Reuters que la huelga de hambre "no es muy popular" dentro de la oposición, aunque están atentos para brindar ayuda "moral".
Sánchez dijo que otros disidentes cubanos no habían prestado su ayuda a los dos hombres en huelga de hambre porque no se conocían bien y porque su demanda de libertad para Gross no era "tan atractiva" como otras causas.
Sánchez dijo que otros disidentes cubanos no habían prestado su ayuda a los dos hombres en huelga de hambre porque no se conocían bien y porque su demanda de libertad para Gross no era "tan atractiva" como otras causas.
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