El 99 por ciento de los cubanos coincide en que ya la época de los tiros contra el castrismo se acabó. Como papagayos repiten esa consigna fabricada en un salón del Ministerio del Interior. Es una mentira tan generalizada que se ha convertido en verdad.
Dicen que los que piensan o sueñan en eso son unos viejos trasnochados, que es una ilusión baladí, una cosa del pasado, que a la juventud dentro de la isla no le interesa eso, que la juventud cubana en el exterior le interesa menos, que las fuerzas armadas cubanas son invencibles, y 10mil etcéteras más.
¿Verdad o mentira? Todo depende del color del cristal con que se mire. ¿Saben ustedes porqué la etapa de los tiros se acabó, parece obsoleta y luce como una quimera? Simple y llanamente porque a los Estados Unidos de Norteamérica le sale de los bemoles que así sea. Y punto.
¿Qué no tenemos dentro de Cuba o en el exilio un verdadero líder? No me hagan reír, que U.S.A. convierte en una semana hasta al Pato Donald o a Mickey Mouse en el dirigente máximo del pueblo cubano, aclamado y vitoreado por casi todos.
¿Qué los cubanos no quieren pelear contra Castro? Si los americanos lanzan una bestial propaganda contra el castrismo, permiten y ayudan a patriotas cubanos a meter 20 ataques comandos sin que nadie sepa quienes fueron los que lo hicieron, yo le garantizo a usted que hasta su nieto de 13 años le va a decir: “Abuelo, consígueme un rifle que yo también quiero combatir a Fidel y a Raúl Castro”...
Y después viene el “auto ataque”, que los EE.UU. lleven a cabo un ataque contra ellos mismos y echarle la culpa al gobierno cubano porque entonces no solamente los cubanos van a querer luchar contra el castrismo sino que millones de seres humanos nos querrían acompañar. Y ahí hasta el compatriota más pacifista del mundo usted lo verá gritando: ¡Guerra, guerra!
Es más, de la forma en que convencieron a algunos de apoyar a José Elías de la Torriente -y fui el jefe del empadronamiento en California-fue corriendo el rumor de que El Plan Torriente era inicialmente que los propios norteamericanos atacarían a la Base Naval de Guantánamo y echarle la culpa a los hermanos Castro. Y ahí los "Marines" iban a iniciar el zafarrancho contra la tiranía y los combatientes cubanos junto a ellos.
Formaron la Brigada 2506, nos llamaron a Fort Jackson y la actividad bélica existió mientras ellos quisieron que existiera. Y cuando les salga de las entrañas desentierran el hacha de la guerra de nuevo. Recuerdo cuando yo vivía en la casa de Carlos Zarraga, junto a Alberto Riopedre, Humberto Solís y los ex combatientes del Escambray, que allí todas las semanas nos visitaban los agentes del F.B.I. y al saber la enorme cantidad de explosivos que teníamos nos decían riéndose: “En esta casa no nos atrevemos ni a fumar, porque nos vamos a morir todos achicharrados”. Presentes estaban cuando el Comandante Nino Díaz nos regaló 20 rifles FAL, y una hora más tarde llegaba Luis Conte Agüero con los equipos de telegrafía que nos urgían. Y ellos participando de todo aquello. Después han convertido la lucha contra los Castro en un delito.
Ahora persiguen y hostigan a Luis Posada Carriles los mismos que les enseñaron en Fort Benning las artes de la guerra irregular. Hoy le celebran juicio a Posada, mañana si deciden lo contrario lo hacen héroe nacional de los cubanos.
No me diga nadie que a los muchachos cubanos no les interesa pelear en Cuba cuando nuestros jóvenes han participado en la guerra de Viet Nam, y ahora un chorro de ellos está en Irak y en Afganistán. Hay que ser muy tontos para creer que prefieren combatir en parajes ajenos mejor que en el lugar que sus padres y abuelos adoran y quieren ver libre.
Creen que la época de la guerra pasó de moda porque saben que los americanos la prohiben. Si la "Yunai" cambiara de opinión los “cambia casacas” demorarían tres minutos en cambiar la suya. Si los del "Army and Navy and Air Force" inician las hostilidades contra la tiranía, viejos de 90 años, sesentones, jóvenes y hasta niños vamos a suplicar, rogar y hasta llorar pidiendo que nos brinden un arma y nos den un lugar en el frente de batalla...
Y los mismos que hoy se llenan las bocas para pregonar la imposibilidad de una lucha armada serán los primeros en exigir montarse en un tanque libertador. O por lo menos se brindarían hasta para limpiarle el fango a las esteras.
¿Qué es imposible la guerra? Bueno, entonces parece que hay otra buena alternativa: compartir con el culero Carter unos cuantos cucuruchos de cacahuates...
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