El líder libio, "demonizado" y desestabilizado por el aparato mediático internacional, sometido a una presión internacional sin parangones por parte de EEUU y la UE, pasó del aislamiento al contrataque.
Sus fuerzas asedian y atacan desde el lunes a los enclaves y ciudades tomadas por los rebeldes en el Este.
Mientras se agudizan las contradicciones en el bloque imperial USA-UE, el escenario libio sufre mutaciones hora a hora, las que lo tornan imprevisible.
Lo que parecía una operación sencilla de aislamiento internacional y de bloqueo económico combinados con una ofensiva militar interna para derrocar a Kadafi, se ha tornado en una compleja situación donde las potencias centrales están divididas y sin un plan claro para intervenir en el infierno petrolero libio.
Ahora el factor tiempo parece jugar a favor del líder libio.
Su mantenimiento en el poder, precipita las contradicciones y hace colisionar las diferentes posiciones y los intereses estratégicos que EEUU y cada una de las potencias tienen sobre Libia y su petróleo.
Falló el golpe con la "revuelta popular" para derrocarlo como a Mubarak, y está fallando la "revolución Libia" para derrocarlo con grupos tribales armados y entrenados en Egipto por la CIA y fuerzas especiales USA-israelíes.
Y la gigantesca operación mediática para "demonizarlo" y aislarlo a escala global parece estar fallando en idénticas proporciones.
De nada parecen haber valido, hasta ahora, las manipulaciones desinformativas de las cadenas y agencias internacionales para presentarlo a Kadafi como un "dictador genocida" y delirante al borde de ser derrocado por una "revolución del pueblo libio".
De nada parecen haber servido hasta ahora las consignas terroristas con la "guerra civil", o con la "crisis humanitaria" a punto de desatarse, destinadas a dividir el frente militar interno de Kadafi y desencadenar un caos colectivo en la capital libia.
Pese a todos los pronósticos, pese a todas las proyecciones y los anuncios lanzados desde Washington y la Unión Europea sobre el "fin inminente" de Kadafi, el líder libio sigue en pie, aunque la información sobre su verdadera situación permanece en la oscuridad total.
Y esta situación de no definición de la operación "derrocamiento de Kadafi" ya empieza a impactar en el bloque conspirativo USA-UE, donde se manejan muchas opciones, incluida la intervención militar, pero ninguna prospera debido al cuadro de división que predomina sobre las decisiones imperiales.
Mientras las fuerzas leales a Muamar Kadafi atacaban este jueves por segundo día consecutivo los centros de exportación de petróleo que obran en manos de los rebeldes en el este de Libia, los países árabes aliados del eje USA-UE estudiaban un plan para poner fin a una situación que Washington dijo que podría convertir al país en una "Somalia gigante".
"La situación en Libia ha puesto a la comunidad internacional frente a una encrucijada. Y la necesidad de una solución cobra cada vez más urgencia teniendo en cuenta que este jueves se reanudaron los bombardeos en la ciudad de Brega, con una cifra no confirmada de muertos", señala la cadena BBC.
"Algunos analistas -añade la cadena británica- ya empiezan a advertir sobre una inminente guerra civil. Y la Organización de Naciones Unidas (ONU) también ha advertido que la huida de decenas de miles de refugiados, la mayoría trabajadores de origen tunecino y egipcio, está derivando en un desastre humanitario.
Por otra parte, y como muestra de la complejización del escenario, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa, le dijo a la agencia Reuters que la organización regional "está estudiando" una propuesta de mediación planteada por presidente venezolano, Hugo Chávez.
Y según la cadena Al Jazeera el líder libio, Muamar Gadafi, ya aceptó la propuesta venezolana, que implicaría el envío de una comisión de América Latina, Europa y Medio Oriente a la zona de conflicto.
Por el momento no hay mayores detalles sobre la propuesta pero, según Reuters, se trataría de un acercamiento concreto y una "solución negociada entre el líder libio y las fuerzas rebeldes".
Fuera del terreno especulativo improbable de "solución interna" del conflicto (no olvidar que los grupos rebeldes están controlados e influenciados por las potencias centrales), durante los últimos días, EEUU, Francia y el Reino Unido barajaron la posibilidad de establecer una zona de exclusión aérea en Libia con el argumento de "evitar los bombardeos contra civiles".
Esa medida -apunta la BBC- implicaría de facto una acción militar, ya que, en caso de producirse, fuerzas internacionales actuarían en territorio libio con el objetivo de impedir el despegue de aviones del ejército.
Las divisiones en el campo imperial
"EEUU y Gran Bretaña han aludido a la opción de crear una zona de exclusión aérea en Libia para impedir a los aviones militares de Gadafi bombardear a su propio pueblo, pero Francia insiste en que cualquier medida de ese calado requiere un mandato previo de la ONU", señala la AFP.
"París comunicó sus reticencias" -continúa la agencia- a una intervención militar durante una reunión el miércoles de los embajadores de los 28 países de la OTAN en Bruselas, explicó el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé.
"Una acción militar "podría unir las opiniones públicas y los pueblos árabes contra el norte del Mediterráneo", advirtió Juppé citado por AFP, estimando empero "posible" "continuar planificando" una zona de exclusión aérea "a condición" de que sea activada únicamente por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU.
La OTAN prepara "planes de contingencia" en caso de que la ONU pida a la Alianza Atlántica una intervención en Libia, indicaron por su parte fuentes diplomáticas de la organización tras la reunión en Bruselas.
No "hay consenso en el seno de la OTAN para un recurso a la fuerza", reconoció el martes el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates.
Washington por su parte explora alternativas frente a la inacción y las contradicciones de la UE. La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Susan Rice, aseguró el lunes que su país estaba considerando "activamente y con seriedad" aplicar la "opción militar" para garantizar la "paz" en Libia.
En este escenario, cobra fuerza la hipótesis de una acción militar unilateral contra Libia ejecutada por el eje EEUU-Reino Unido-Israel las potencias más interesadas en derrocar a Kadafi por la vía militar.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dijo el lunes que los EEUU apoyarían a la oposición libia con todos los medios. Esto podría significar "desde facilitar apoyo diplomático, hasta reconocer un gobierno en Bengasi o aportar inteligencia y ayuda militar".
Lo cierto es que las versiones y rumores sobre una intervención militar de EEUU en Libia (con la OTAN o sin la OTAN) precipitaron la división entre los partidarios de esperar el desenlace interno de la revuelta armada contra Kadafi, y los que impulsan los planes de intervención militar que van desde la "exclusión aérea" hasta la invasión militar.
Las divisiones en el campo imperial, terminaron por favorecer a a Kadafi quien está utilizando el fantasma de la invasión militar para recomponer su liderazgo interno y situarse como bandera de resistencia antiimperialista en el frente árabe islámico de África y Medio Oriente.
Y en la resolución y desenlace de este nuevo cuadro de situación en el conflicto libio, el factor tiempo va a ser decisivo.
En la medida que el líder libio siga resistiendo, seguirán subiendo los costos políticos y militares que le demandarán a EEUU y a la Unión Europea una operación de control militar de Libia.
Por ahora, el tiempo juega a favor de Kadafi.
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