«En Occidente hay censura, pero en Cuba te anulan como persona»
Antonio José Ponte (Matanzas, 1964) es una de las voces críticas contra el gobierno de Fidel Castro. Su antagonismo contra el régimen era vox populi y durante tres años vivió una especie de pesadilla, por lo que decidió alejarse de La Habana. Ahora, afincado en Madrid, se halla inmerso en un nuevo trabajo. Ayer, el Ateneo de Santander fue testigo de la única presentación de 'Villa Marista en plata', su último ensayo -editado por Colibrí- donde analiza los cambios producidos en los flujos de información en su país a raíz de la aparición de las nuevas tecnologías.
-¿Cómo definiría su último libro 'Villa Marista en plata'?
-Durante seis años me dediqué a investigar y es un libro que empecé a escribir para tratar de responder a cómo estaba cambiando la relación del arte y política en Cuba, a partir de las nuevas tecnologías -telefonía móvil, Internet o las nuevas redes sociales-. En definitiva, las nuevas maneras de hacer circular información en un país donde hay un control estatal muy férreo. Así estas redes se convierten en circuitos alternativos a la versión oficial, que es la del Estado.
-¿Qué es lo que más le interesó mostrar?
-Me interesó cómo las imágenes de la represión en el país comenzaron a circular por el mundo, haciendo que cambie la imagen internacional de Cuba e incluso hace que cambie el conocimiento de la realidad cubana que se tiene dentro del país. El juego que más me interesaba del libro es que a partir del ocultamiento de Fidel Castro como una imagen tan preponderante en el imaginario cubano, cambian las cosas también. Él desaparece del espacio público y salen a flote las imágenes de la represión.
-Habla sobre el cambio en la percepción que los cubanos tenían sobre su situación, ¿cómo fue eso posible?
-Porque cuando vives dentro de Cuba desconoces lo que pasa a tu alrededor. El cambio que se produjo en las redes de información hizo que la gente comenzase a conocer qué pasaba a su alrededor. De esta forma, ni la policía secreta ni los servicios de seguridad del Estado pueden crear pantallas para ocultar ciertos episodios.
-¿Por qué decidió llamar a su último trabajo 'Villa Marista'?
-Villa Marista es un centro de detenciones, interrogatorios y tortura de la policía secreta del Régimen. Su nombre es bastante irónico, primero porque se le llama Centro de Información y segundo porque lleva el nombre de los maristas -ya que en los años 60 se ubicó al centro en una escuela de esa institución religiosa-. Este centro está en la propia ciudad de La Habana, un poco apartado, y es un centro del terror estatal, como lo fueron la Lubianca de la KGB o el centro de la Stasi.
-Usted fue expulsado de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba en 2003, ¿cómo es ser contrario al régimen en el que se vive?
-Viví en La Habana desde 1980 hasta 2006. Era de dominio público que yo no estaba de acuerdo con el régimen. Desde el 2003 al 2006 no pude salir de Cuba, durante muchos años estuve censurado y no pude publicar, me quedé sin trabajo. Ahora lo recuerdo todo como una pesadilla. Aunque, lo bueno es que no dependía del Estado cubano como mecenas y eso me salvó. Aunque también me ayudó tener la cabeza fría en cuanto a la caducidad del régimen cubano.
-Muchos autores están prohibidos. ¿Cómo se enfrenta un escritor a una censura tan férrea?
-Es muy difícil. La censura funciona de una forma muy curiosa porque lo hace sobre nombres, no sobre obras. En el mundo occidental también hay censura, pero una persona no puede ser tachada y allí en Cuba te anulan como persona. Otro de los datos curiosos es que la censura tiene grados, porque el infierno tiene muchos círculos. Creo que existen una serie de vasos comunicantes con los grandes regímenes totalitarios.
-Actualmente, se están produciendo muchos cambios en el panorama político mundial -como las revoluciones del mundo árabe-. ¿Son esos cambios factibles en Cuba?
-En los países norteafricanos existía un mayor flujo de información que el que hay en Cuba. En estos países las redes sociales han ejercido como un vehículo de la indignación contra los gobernantes. Probablemente esos cambios sean posibles pero dentro de algún tiempo.
-Antes ha comentado que está convencido de la caducidad del régimen castrista. ¿Qué factores deberían darse para que se produjera un cambio definitivo en Cuba?
-Dos factores. El primero, un fin paulatino del embargo norteamericano porque así el gobierno cubano no podría usarlo como justificación de todo lo que hace. Dejaría de hacerse la víctima y empezaría a hacerse más responsable de sus actos. El segundo sería que se produjese una fractura en la amistad entre Cuba y Venezuela.
-En unos meses tendrá lugar el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.¿Cree que cambiará algo?
-La agenda del Congreso ha sido muy cambiante. En un principio, sólo involucraba temas económicos pero hace unos días se dijo que también se hablaría de la composición del Consejo de Estado. Eso hace que la figura de Fidel Castro vuelva a la palestra. Porque se sabrá si es renombrado primer secretario del Partido Comunista, si no, no le quedará ningún cargo público, a no ser que se inventen alguno honorífico. Creo que ese cambio en la agenda tiene algo que ver con lo que está ocurriendo en el mundo, es como una especie de blindaje a cualquier levantamiento.
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