(Reuters).
La última licencia médica del magnate de Apple, Steve Jobs, levantó más preguntas sobre la condición de salud de uno de los CEO tecnológicos más famosos del mundo.
Con su fuerte personalidad de pocas palabras, Jobs, de 55 años, dio a conocer pocos detalles en su carta de tres párrafos a los empleados de Apple.
Por años, la salud de Jobs ha sido tema de especulaciones y temores por la estrecha relación que parece haber entre el éxito de la compañía y Jobs.
Hasta ahora, no se ha dado a conocer información sobre su condición de salud actual.
CNN consultó a algunos médicos (no a los encargados del cuidado de Jobs) y ellos dicen que dos de los problemas más importantes de los pacientes que han tenido cáncer de páncreas y trasplante de hígado suelen ser la recurrencia del cáncer y el rechazo del órgano.
Pero sin más detalles, la causa de su permiso de ausencia por razones médicas podría ser cualquier cosa.
En 2009, Jobs recibió un trasplante de hígado. Los receptores de trasplantes deben tomar medicamentos inmunosupresores para ayudar a sus cuerpos a aceptar el nuevo órgano. Estos medicamentos también debilitan el sistema inmunológico, lo que hace que los pacientes sean más vulnerables a las infecciones y a la recurrencia del cáncer.
“Es un acto fino de equilibrio”, dijo el Dr. Amit D. Tevar, director de cirugía de trasplantes de hígado en la Universidad de Cincinnati. “Si das demasiados inmunosupresores, podrían tener una recurrencia temprana (del cáncer). Si das muy pocos, podría rechazar el nuevo hígado”.
Tevar dijo que un paciente podría rechazar el órgano nuevo en cualquier momento después del trasplante de hígado.
En general, el 70% de la gente que recibe trasplantes de hígado sobrevive cinco años o más, pero eso depende fuertemente del problema de salud que hizo que el trasplante fuera necesario inicialmente.
En 2004, Jobs se sometió a una cirugía por cáncer de páncreas, en la que se le removió una parte tratable de la enfermedad, un tumor neuroendocrino, según el Wall Street Journal. Fortune precisó que esta cirugía se dio el sábado 31 de julio de ese año en el Centro Médico de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California.
La especulación en torno a su salud volvió a salir a la superficie en 2008, después de que apareció en conferencias de prensa con, al parecer, varios kilos de peso menos.
Originalmente adjudicó esto a un “desbalance hormonal”, pero después anunció su retiro temporal, que duró seis meses. Durante ese periodo, recibió un trasplante de hígado.
Su cirugía se mantuvo en secreto hasta que el Wall Street Journal informó que había recibido un trasplante de hígado en el Instituto de Trasplantes del Hospital Universitario Metodista en Memphis, Tennessee. Jobs abundó sobre el tema en 2009.
No quedó claro si su trasplante estaba relacionado a su lucha previa contra el cáncer, pero los tumores pancreáticos neuroendocrinos, conocidos como PNET, tienden a esparcirse en el hígado, dijo el Dr. Benjamin Philosophe, director de la división de trasplantes del Centro Médico de la Universidad de Maryland en Baltimore.
El PNET es un cáncer persistente porque una vez que se esparce en el hígado, los cánceres tienen más de 50% de probabilidades de reaparecer.
“En general, la gente con trasplantes son más propensas a desarrollar ciertos cánceres como linfomas y cánceres de piel”, dijo Philosophe, refiriéndose al sistema inmunológico suprimido en el cuerpo.
“Casi todos los tipos de cáncer tienen una incidencia más alta en la gente que ha tenido un trasplante”, dijo.
Philosophe agregó que el rechazo de órganos suele ocurrir poco después de la cirugía, pero también puede ocurrir años después. El rechazo crónico ocurre en menos del 5% de los casos, en los que el hígado se destruye lentamente, ocasionando insuficiencia del órgano.
“En general, si alguien está tomando un permiso de ausencia por cuestiones médicas, suena a que están comenzando a luchar contra algo que implica una batalla difícil”, dijo Philosophe. “Es algo planeado”.
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