Lázaro González/ Cubanálisis-El Think-Tank
Esquema bidimensional que muestra la aceptación o rechazo de la propiedad privada en el espectro político
“No puedes convencer a un creyente de nada porque sus creencias no están basadas en evidencia, están basadas en una enraizada necesidad de creer”
Carl Sagan
Como suele suceder en los asuntos cubanos, cualquier tema, independientemente de su importancia real, se polariza rápidamente, sustituyendo argumentos por “consignas” y clichés.
Tal es el caso de los “Lineamientos de la política económica y social”, documento programático de “actualización” del modelo económico cubano. Desde las desgastadas loas por parte de los genízaros del régimen hasta la negación rotunda de su viabilidad por expertos apresurados, pasando por las acusaciones de traición a los ideales socialistas por parte de una ultraizquierda frustrada y el mutis incierto de los cubanos en las reuniones de análisis del documento.
Expresiones del tipo “¿Que es ese esperpento que quieren poner, entre mi Comunismo Científico y el Capitalismo Informático"?, no han escaseado.
Lo que nos hace recordar aquellos versos de Ramón de Campoamor (1817-1901) pertenecientes a su fábula “Las dos linternas”: “Y es que en el mundo traidor/ nada es verdad ni es mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira”.
Los que por solo leer que “La política económica en la nueva etapa se corresponderá con el principio de que sólo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la Revolución, y que en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado”, no reparan que la luz y su ausencia están compuestas por todo un diafragma de colores en el espectro visible tal, y como demostró Newton en el siglo XVIII, y por innumerables bandas electromagnéticas no visibles a nuestra limitada visión, pero no por ello menos reales.
Salvo genéricos llamados a la libertad, la democracia, al respeto de los derechos humanos y a la libre empresa, la oposición política y la academia carecen de un programa de transformación económica de la sociedad cubana coherente, factible y viable. La peor simbiosis animal que se pudiera imaginar seria la resultante -si ello fuera posible- de la clonación entre un avestruz y un loro pirata.
Dicho de otra manera, sobre la mesa de la tragedia cubana solo se ha presentado un proyecto de reformulación macro y microeconómico, el del castrismo en metamorfosis neocastrista, no obstante sendos documentos presentados recientemente; en uno de los cuales no queda claro a quien va dirigido, en tanto su versión está en un idioma que no dominan la mayoría de los cubanos.
Y es que como decía Marti "La crítica es el ejercicio del criterio: destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fulgor a los dioses verdaderos"; o aquello de que “La crítica a la sociedad es como un látigo con cascabeles en la punta”.
Es de todo punto imposible evaluar en su integridad en los estrechos marcos de este trabajo la complejidad de tan crucial tema para el destino de Cuba, por lo que centraré mi atención en algunos de los aspectos que considero medulares.
En los lineamientos generales del Modelo de Gestión Económica, se destacan algunos de sumo interés teórico y practico:
· El sistema de planificación socialista continuará siendo la vía principal para la dirección de la economía nacional, y a su vez deberá transformarse en sus aspectos metodológicos y organizativos, para dar cabida a las nuevas formas de gestión y de dirección de la economía nacional.
· El modelo de gestión debe reconocer y estimular, además de la empresa estatal socialista, que es la forma principal en la economía nacional, las empresas de capital mixto, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, los arrendadores de establecimientos, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran contribuir a elevar la eficiencia del trabajo social.
· En las nuevas formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o naturales.
· Los cambios estructurales, funcionales, organizativos y económicos del sistema empresarial, las unidades presupuestadas y la administración estatal en general, se realizarán programadamente, con orden y disciplina, sobre la base de la política aprobada, lo que impone un proceso de capacitación en todas las estructuras que facilite su realización.
· La planificación abarcará no solo el sistema empresarial estatal y las empresas cubanas de capital mixto, sino que regulará también las formas no estatales que se apliquen, lo que implica una transformación del sistema de planificación hacia nuevos métodos de elaboración del plan y del control del Estado sobre la economía.
· La separación de las funciones estatales y empresariales pasará por un proceso paulatino y ordenado, donde el cumplimiento de las normas que se establezcan es fundamental para alcanzar las metas propuestas.
· El incremento de facultades a las empresas irá asociado a la elevación de la responsabilidad sobre el control de los recursos materiales y financieros que manejan.
· Se desarrollarán mercados de aprovisionamiento que vendan a precios mayoristas y sin subsidio para el sistema empresarial y presupuestado, los cooperativistas, arrendadores, usufructuarios y trabajadores por cuenta propia.
· Las finanzas internas de las empresas no podrán ser intervenidas por instancias ajenas a las mismas; ello solo podrá ser realizado mediante los procedimientos legalmente establecidos.
· Las empresas deciden y administran su capital de trabajo e inversiones hasta el límite previsto en el plan y según las regulaciones que se establezcan.
· El control de la gestión empresarial se basará principalmente en mecanismos económico-financieros, en lugar de mecanismos administrativos, suprimiendo la carga actual de controles a realizar en las empresas.
· Las empresas estatales que muestren sostenidamente en sus balances financieros pérdidas, capital de trabajo insuficiente, que no puedan honrar con sus activos las obligaciones contraídas, o que obtengan resultados negativos en auditorías financieras, serán sometidas a un proceso de liquidación, cumpliendo con lo que se establezca al respecto.
· Las empresas, como norma, no recibirán financiamientos presupuestarios para realizar producciones de bienes y servicios.
· Las empresas, a partir de las utilidades después de impuestos y cumplidos otros compromisos con el Estado, podrán crear fondos para el desarrollo, las inversiones y la estimulación a los trabajadores, luego de alcanzados los requisitos establecidos.
· Los ingresos de los trabajadores de las empresas estatales estarán vinculados a los resultados finales que se obtengan.
· Las empresas pagarán a los Consejos de la Administración Municipal, donde operan sus establecimientos, un tributo territorial, definido centralmente, para contribuir al desarrollo de la localidad.
· Se elimina el subsidio por pérdidas; las empresas aportarán parte de las utilidades, después de impuestos, para crear en la organización superior de dirección empresarial un fondo de compensación para desbalances financieros.
· Las empresas tendrán independencia para la aprobación de sus plantillas de cargos.
· En el marco de la política de precios orientada por el organismo competente, las empresas aprobarán flexiblemente y con transparencia los precios de las producciones y servicios que ofrecen y podrán realizar rebajas cuando lo consideren necesario.
De hecho algunas de las principales criticas al sistema empresarial que el castrismo ha impuesto por más de medio siglo se ubican en la casi absoluta dependencia de la empresa cubana a los “organismos superiores”, a la imposibilidad de gerenciar su capital de trabajo, seleccionar sus proveedores óptimamente, emplear un sistema de precios flexible, ajustar sus plantillas de acuerdo con los requerimientos operativos, aplicar esquemas de retribución y estimulación coherentes al desempeño, la falta de competitividad y de orientación al mercado, entre otras.
Todas ellas derivadas de la aplicación de un modelo de gestión sustentado en el voluntarismo a ultranza y la gerencia de lo material en detrimento del mercado y las finanzas, controversia de larga data en la teoría y la practica económica cubana.
Porque lo nuevo que se está implementando a ritmo de “rana hervida”, bajo la apariencia de consulta popular y partidista, es lo máximo posible que en las actuales circunstancias puede acometer el castrismo para metamorfosearse en neocastrismo, so pena de desaparecer, a pesar de todos sus malabarismos económico-financieros, prestidigitaciones políticas y represiones.
Y el programa que presenta es coherente en el sentido apuntado, nos guste o no. Una cosa es lo deseable y otra lo que es, entendiendo por “es” lo percibido.
De ahí que el cambio del paradigma en la gestión empresarial, que conlleva la transformación de la empresa cubana de una anquilosada e inerte benefactora más de los delirios de Castro I, en una empresa compulsada a la competitividad, con control de su capital de trabajo y de sus finanzas operativas, seleccionando a sus proveedores en términos de costos de insumos, y que ajusta su fuerza de trabajo y su retribución a la realización de los productos y servicios y a su flujo de caja; poco le interesará a quien o a que contribuir, y al sujeto tributario, siempre que le depositen según cronograma el volumen exacto de los tributos establecidos y dentro de los marcos de sus prioridades –aunque rimbombantemente se denomine sistema de planificación de la economía nacional-, estará muy ocupado para ponerle atención a insulsas nimiedades.
En ese momento, el carácter “socialista” de la propiedad “estatal” solo será convocado para llenar la Plaza de la Revolución o controlar una manifestación indeseada.
Es un lugar común identificar erróneamente la propiedad estatal con la socialista, lo cual Pedro Campos acertadamente aclarara recientemente. Y es que subyace la determinista concepción marxista de que las relaciones de propiedad, entendidas como relaciones de apropiación, determinan a las relaciones sociales y definen a las sociedades.
Ello lleva a no distinguir entre lo económico-social y lo jurídico, en tanto la apropiación se determina ante todo por la forma jurídica en que se implementa por las élites en el poder, al margen de la naturaleza interna del mecanismo económico. O como bien expresa Campos: “El hecho precede al derecho”, y no a la inversa, como nos han hecho creer todas las élites autodenominas comunistas, incluida la cubana.
Lo cierto es que, independientemente de la forma en que opere el mecanismo económico y su sistema empresarial, el mismo estará condicionado al derecho impuesto por las élites usurpadoras del poder.
En Cuba, con un retraso de mas de 15 años, se está emprendiendo el conocido proceso de repliegue estatal, sustentado en la concepción no suficientemente validada de que un estado “mínimo” es sinónimo de prosperidad.
Este enfoque, en franco proceso de desaceleración en la actualidad, concibe al estado no como hacedor global sino como articulador social, lo que se corresponde plenamente con la propuesta de separación entre las funciones estatales y empresariales. En cualquier caso estamos en presencia de un ajuste de la intervención estatal, tanto desde el paradigma social como desde la política y la economía.
Ello obliga a replantearse a la empresa cubana en los nuevos escenarios:
- ¿Operara la empresa solo en los marcos de una planificación central indicativa o persistirá el uso indiscriminado de mecanismos extraeconómicos y compulsorios en su desempeño?
- ¿Emplearan estructuras fractales o dinámicas?
- ¿Las funciones les serán asignadas o se crearán las propias de acuerdo al macro y micro entorno en que se desenvolverán?
Casi sin percatarse, el equipo que dirige la transmutación del castrismo en neocastrismo, se está moviendo, lenta pero irremediablemente, desde un “estado omnipresente” hacia un modelo de estado “estratega”, que se caracteriza por una amplia intervención directa en la economía, pero bajo nuevas formas más indirectas e indicativas, donde se minimizan las intervenciones extraeconómicas. De corroborarse esta hipótesis, las relaciones empresa-estado, pasaran a ser, ante todo, de estatal-imperativas a estatal-públicas.
Sin embargo, dado el alto peso relativo que las funciones de seguridad y derivadas ocupan en el estado cubano, este estado estratega estará fuertemente permeado por las funciones propias de un estado “gendarme”, donde la seguridad de la élite, mediante nuevas formas de coerción social y gobernabilidad, tendrán una presencia significativa.
Por otra parte, y en contraposición a procesos de repliegue estatal desarrollados en otras latitudes y circunstancias, el “ser” estatal en tanto razón del contrato social, subsumirá al individuo dentro del estado. Y es que no puede ser de otra forma en un sistema neocastrista como el analizado.
Revisando brevemente la experiencia histórica mas reciente sobre el proceso de repliegue estatal, se observa, no obstante, que la empresa estatal o publica conserva una presencia importante.[1]
En una entrevista en el diario cubano Juventud Rebelde al Dr. Joaquín Infante, que se autodefine como un “teórico practico”, y que muestra un sentido común no muy proclive a beneficiar a los economistas, expresa: “¿Cuál es la diferencia entre una empresa socialista y una capitalista? Las dos deben producir con rentabilidad y ser costeables, autofinanciarse. Pero en la capitalista las riquezas se las embolsillan los dueños, y en la socialista son patrimonio del país y del pueblo. Mas, para que esto último sea eficaz, tenemos que eliminar muchas restricciones innecesarias”.
Es obvio que el Dr. Infante no puede expresar lo que sabe, y es que en la empresa “socialista” cubana las riquezas son patrimonio del Clan de Birán.
Pero ello no resta un ápice a la importancia de que un modelo de intervención estatal “ajustada” hacia lo estrictamente necesario en todas las esferas de la vida del país, pero con un criterio prevaleciente y/o correctivo de rentabilidad económica, es de hecho una decisión de naturaleza política a la cual se encamina el neocastrismo.
Y de hecho la denominada “actualización” del modelo económico cubano, concretada en los “lineamientos”, no es más que la metodología de un modelo teórico con fuerte repunte neoclásico.
Mientras el Óptimo de Pareto se contrapone frecuentemente a una sociedad democrática y participativa, el mismo es muy útil para un régimen como el cubano para definir con toda la claridad que permite la incertidumbre cierta, aquellos óptimos potencializadores del sistema.
A manera de ejemplo que además permea la concepción neocastrista presentada: en las condiciones actuales, se considera en gran medida que los subsidios, en tanto expresión de paternalismo estatal y populista, contribuyen a prolongar la ineficiencia empresarial y social, son un gran impedimento para el mejor desempeño del país.
Asimismo el modelo del Second-best que considera la imperfección de los mercados en los que inevitablemente se convetiría el hoy aun mercado cautivo cubano, justifica la intervención sistemática del estado de acuerdo a criterios técnicos y de temporalidad.
Desde el punto de vista social, el neoclasiscimo no prioriza necesariamente la activa participación de la población en los asuntos de interés publico por la vía electoral, lo que es una excusa perfecta para el neocastrismo [“¿elecciones para que?”], sino que la misma se vertebra en la eficacia de las empresas estatales “socialitas” [empresas publicas] y su impacto en la sociedad. La sociedad civil cubana no cuestionaría entonces la legitimidad del poder y lo consideraría indistintamente un medio o un fin legítimo y conveniente para alcanzar una mejor supervivencia social.
Por consiguiente, en un escenario altamente posible de intervención estatal ajustada, se impondrá una nueva dinámica en la gestión de las empresas estatales “socialistas”, que configurarán sus estrategias y estructuras organizacionales.
Pero estos “lineamientos” no son más que un listado de convenientes propósitos para el neocastrismo, enmascarados como los “mejores” en las actuales y previsibles circunstancias, en aras de articular y consensuar un nuevo paradigma económico-social. Pero como bien saben ellos, las respuestas absolutas y totales no existen, por lo cual se requerirá, como expresara Deng Xiaoping, “atravesar el río tanteando cada piedra”.
La empresa estatal “socialista” fue “funcional” en tanto concreción de una concepción arcaica, voluntarista, demagógica e insostenible del mundo por parte de Fidel Castro. Obligados por la realidad más que por el creciente deterioro de Castro I, la nueva vision se sustenta en complejas estrategias donde la supervivencia grupal de la élite esta condicionada al éxito de las mismas.
La macro planificación estratégica le ha permitido a la élite sucesora encabezada en su primera etapa por Raúl Castro, presentar un proyecto alternativo de supervivencia que contempla espacios, si no ciudadanos, al menos participativos en lo económico, que tendrá que transitar por las siempre peligrosas aguas del éxito empresarial.
Lo nuevo aquí reside en que la legitimidad del sistema se verificará ante todo en la eficiencia de una empresa estatal ”socialista” que ponga algo más que calabazas y frijoles importados en la mesa de los cubanos, porque las necesidades acumuladas se irán transformando en demandas concretas de bienes y servicios.
De esta manera estamos en presencia de lo que la Teoría de Juegos denomina “El dilema del prisionero clásico”[2]
Dados los axiomas del régimen y las previsibles tendencias, no resulta ocioso explorar someramente la experiencia desplegada por los “camaradas” chinos en este arduo proceso.
Luego de transcurrida una década, la nueva China inició en 1988 un proceso muy interesante mediante el cual comenzó la conversión de empresas estatales “socialistas” en empresas de “gestión privada”, pero conservando siempre un férreo control estatal. Para esa fecha comenzaron igualmente el registro de pequeñas y medianas empresas privadas, y no es hasta 1993 que se emite la primera ley al respecto.
De acuerdo con John Wong, vicepresidente de la filial en Hong Kong del Boston Consulting Group, las empresas chinas han producido un impacto notable en las economías de todo el mundo luego de pasar la “prueba de fuego de la competencia”, aunque no han sido capaces de dejar una impronta en lo individual.
Segun el propio Wong y otros analistas de la Wharton, las empresas chinas son altamente competitivas por los significativos ahorros de costos en la partida de salarios y seguridad del trabajo, y la absoluta falta de escrúpulos respecto a la propiedad intelectual.
El paraíso empresarial que ven en China los simplistas de siempre solo existe en sus mentes trasnochadas. La experiencia adquirida mediante el clásico “prueba-error-prueba” ha sido el principal y casi absoluto tutor. Los que confíen en que en Cuba será distinto están cometiendo un grave error de juicio.
Contrariamente a lo que se considera comunmente, las empresas estatales chinas no son modelos de eficiencia empresarial, y existen solo por voluntad política de un estado que las subsidia. Mientras las pequeñas y medianas empresas privadas frecuentemente enfrentan problemas de financiamiento y de capital de trabajo, las grandes empresas estatales y las que cotizan en la bolsa, muchas de ellas antiguas empresas gubernamentales, reciben la mayor parte de los paquetes financieros de los grandes bancos, según el profesor Franklin Allen.
Shenkar, por su parte, expone un ángulo muy importante del impacto de la empresa china. De acuerdo con él, ciertas economías regionales están viciadas de tal forma con la producción de imitaciones baratas que los gobiernos difícilmente propondrán una ley más dura -por lo menos a corto plazo-, incluso bajo presión de EEUU. “Entre estar presionados por EEUU y presionados internamente hasta el punto de poner en riesgo la estabilidad social, ¿alguien duda de cuál es la mejor opción?”, comenta Shenkar. “Los chinos harán reformas cuando sea de su interés. En este momento, no creo que estén interesados en eso”.
Otro rasgo notorio de las actuales empresas chinas tanto privadas como públicas es que no solo cuentan con gerentes más calificados técnicamente, sino mas jóvenes. Wong señala que la media de edad en las 50 empresas chinas más importantes, descendió en solo 5 años de 55 a 45 años.
Y es que, al igual que en Cuba, donde los “cuadros” fueron formados en la obediencia a los delirios de Fidel Castro, en China la Revolucion Cultural marcó definitivamente a los ejecutivos. Si anteriormente ocupar una responsabilidad estaba acotada por el aval del partido, hoy en día, incluso en las empresas estatales, se prioriza la capacidad de gestión.
No obstante, según un gerente de China Netcom, empresa donde el 50% de las acciones se encuentran en manos estatales, la supervivencia de una gran empresa estatal depende en un “50% del negocio y 50% del equilibrio político”.
Shenkar recuerda que durante la bancarrota del fabricante de piezas y partes automotrices Delphi en el 2005, debido a las presiones de los costos impuestos por China y otros mercados emergentes, se puso sobre la mesa de negociación una propuesta de recorte de la nomina del 60%. ¿Habrá calculado el castrismo que el precio de la bancarrota será el mas de un millón de personas que perderán su empleo?
Considerando la sistemática violación de los derechos humanos y el Premio Nóbel de la Paz concedido al disidente chino Liu Xiaobo, el hecho cierto es que China es hoy la segunda economía del mundo, con un crecimiento medio anual desde el ano 1976 superior al 9%.
Ese fabuloso crecimiento ha sido posible gracias a las reformas desplegadas tanto por los mandarines chinos en constante renovación –y ello no es un dato menor-, como también por la “compresión” que Occidente ha manifestado.
Sin embargo, el peso relativo del sector estatal “socialista” sigue siendo significativo y se sitúa en alrededor del 50% del PIB. Solo un pequeño grupo de empresas constituye el 20% del PIB. Sinopec es una petrolera china 100% estatal, como también lo es la China Natrional Petroleum Corp. Una energética como State Grid es propiedad del estado, así como China mobile, China Industrial y el Banco de Comercio de China
Al igual que en Cuba hoy, el tema de la propiedad ha sido un asunto complejo y de no fácil solución, de ahí la pregunta que se hacen desde la izquierda y la derecha de en que medida China en su estructura económica sigue siendo “socialista”.
Y los chinos no contribuyen para aclarar la incógnita. No fue hasta marzo del 2007 que la Asamblea Nacional Popular de China aprobó tras 13 años de debates la ley que equipara la propiedad privada a la publica y a la colectiva y garantiza su protección, aunque desde 1998 se “reconoció” su existencia, en lo que es un típico refinamiento chino.
Luego, si un país se convierte en la segunda potencia económica mundial, y no es hasta el 2007 que garantiza jurídicamente la propiedad privada, que podemos responderles a los impacientes que exigen cambios inmediatos en Cuba?
Probablemente desconozcan que en el campo chino la propiedad de la tierra se entrega en régimen de usufructo colectivo por hasta 70 años.
De tal forma que la estructura de la propiedad en China es muy similar a la propuesta por el Clan de Birán:
· Propiedad estatal “socialista”
· Propiedad privada en forma individual o familiar [3]
· Propiedad colectiva:
Según economistas chinos, una de las razones por la que se ha llevado a cabo el proceso de privatización es que la producción industrial de las empresas estatales ha ido disminuyendo en términos relativos y sus inversiones no han experimentándose grandes cambios. ¿Les suena familiar?
En otra sutileza china, en un contexto de economía de mercado “socialista”, le asignan un rol fundamental a la propiedad estatal, en tanto el desarrollo de la propiedad privada es un “mal” necesario para el desarrollo económico y no un fin en si mismo.
Por ello su expansión esta acotada en razón del control sobre la misma, no por su propia dinámica.
Otras deficiencias que experimenta la empresa estatal china, y por las cuales se justifica la presencia de otras formas de propiedad, se asocian a elementos bien conocidos por nosotros y ampliamente empleados por el actual presidente de Cuba para argumentar su reforma:
· Baja calidad de los directivos de empresas, los cuales se adaptan con más dificultad a los cambios del mercado que aquellos del sector no estatal, constituyendo una clase de burócratas y no de gerentes.
· Paternalismo y elevadas cargas sociales
· Intervencionismo del gobierno que limita la autonomía empresarial
· Proteccionismo a las empresas en dificultades financieras para evitar la bancarrota.
A problemas comunes, soluciones comunes, piensan en La Habana.
Para algunos especialistas chinos una gerencia en una empresa estatal no crea empresarios ni emprendedores. Incluso en el caso que una empresa estatal sea privatizada, la misma seguirá siendo controlada por el Estado, en tanto este controla todos los canales financieros. Es por ello que recomiendan la privatización simultánea de las empresas financieras y ordinarias.
Una de las escuelas de pensamiento más notables de la China contemporánea en los círculos académicos es partidaria de los derechos de propiedad. Y esto es interesante, porque en una sofisticación inconcebible para una mente occidental, el concepto “privatización” tiene dos significados en idioma chino: “mingyinhua”, gestión en manos privadas, y “siyouhua” propiedad en manos privadas.
El rechazo de las autoridades chinas al “siyouhua” es muy fuerte, por lo que la estrategia seguida a partir de 1997, denominada Zhuanda Fangxiao, “mantener lo grande, deshacerse de lo pequeño”, revela con claridad meridiana, las verdaderas intenciones de los mandarines chinos y del Clan de Birán.
Si actualmente el 67.4% de los empresarios privados chinos están integrados por ex “cuadros”, personal administrativo y técnicos que laboraron en empresas estatales, en el 2004 este sector solo representaba el 33.8%. Por otro lado, campesinos, empleados del comercio y los servicios, y trabajadores en general, han visto disminuir dramáticamente su presencia en el sector privado, de un 57.9% en el propio año a un 26.7% en la actualidad.
De más está decir que la mayoría de los empresarios privados están afiliados al PCCh, y previamente se desempeñaron en organizaciones del partido o el gobierno, mientras otros fueron directores o administradores de empresas estatales o colectivas.
¿Este reciclaje de la nomenclatura se presentará igualmente en la Cuba neocastrista? No lo dudo.
Solo reiterar que la aplicación exquisita del principio de Pareto [pocos vitales, muchos triviales] por chinos y castristas determina la llamada curva 80-20 graficada en el diagrama de Pareto, que ha determinado que la privatización acometida en China se concentre en las pequeñas y medianas empresas y que lo mismo ocurrirá en Cuba como una garantía absoluta del poder de la élite.
Mientras en Europa del Este la privatización se desplegó ante todo en las grandes compañías estatales, tanto en China como en Cuba los derechos de propiedad de los sectores estratégicamente importantes se mantienen con firmeza en manos públicas, aunque su empleo y productividad no dejen de caer. La comercialización, más que la privatización, es la gran preocupación en la actualidad de las grandes empresas.
Porque, en ultima instancia, el tema se reduce a disfrutar de aquella relativa tranquilidad social que le permita al castrismo renovado no solo perpetuarse como élite en el poder –lo que es por si mismo una razón suficiente-, sino que además permita reducir al mínimo el empleo de mecanismos colaterales excesivos, porque en la espina dorsal de todo el sistema de control de la sociedad se encuentra la riqueza social y el nuevo paradigma. ¿O no es ello lo que nos demuestran todos los días las élites occidentales que apresuradamente están imitando chinos, vietnamitas y donde quiera que una élite representada por un tipo o un grupo de bandidos, que para el caso es lo mismo, nos están mostrando?
¿Podría ser diferente en Cuba? Efectivamente podría, pero es un escenario improbable en las actuales y previsibles circunstancias.
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[1]
EMPRESAS INTERNACIONALES PÚBLICAS | ||
NOMBRE | ACTIVIDAD | PAÍS |
IRI | METALES | ITALIA |
RENAULT | MOTORES Y AUT. | FRANCIA |
ENI | PETRÓLEO | ITALIA |
ELF AQUITAINE | PETRÓLEO | FRANCIA |
PETROBRAS | PETRÓLEO | BRASIL |
PEMEX | PETRÓLEO | MÉXICO |
INI | METALES | ESPAÑA |
USINOR-SACILOR | METALES | FRANCIA |
KUWAIT PETROLEUM | PETRÓLEO | KUWAIT |
THOMPSON | ELECTRÓNICA | FRANCIA |
RHONE-POULENC | QUÍMICA | FRANCIA |
INDIAN OIL | PETRÓLEO | INDIA |
STATOIL | PETRÓLEO | NORUEGA |
PETRÓLEOS DE VENEZUELA | PETRÓLEO | VENEZUELA |
NORSK HYDRO | QUÍMICA | NORUEGA |
BRITISH COAL | MINERÍA | INGLATERRA |
JAPAN TOBACCO | TABACO | JAPÓN |
PECHINEY | METALES | FRANCIA |
NESTE | PETRÓLEO | FINLANDIA |
CHINESE PETROLEUM | PETRÓLEO | TAIWAN |
TURKIYE PETROLERI | PETRÓLEO | TURQUÍA |
AEROSPATIALE | AEROESPACIO | FRANCIA |
ROVER GROUP | MOTORES Y AUT. | INGLATERRA |
CEA INDUSTRIE | QUÍMICA | FRANCIA |
COCKERILL SAMBRE | METALES | BÉLGICA |
RANK XEROX | COMPUTADORAS | INGLATERRA |
CDF CHIMIE | QUÍMICA | FRANCIA |
PETRONAS | PETRÓLEO | MALASIA |
SAARBERGWERKE | PETRÓLEO | ALEMANIA |
BULL | COMPUTADORAS | FRANCIA |
OMV | PETRÓLEO | AUSTRIA |
STEEL AUTHORITY INDIA | METALES | INDIA |
SNECMA | AEROESPACIO | FRANCIA |
TABACALERA | TABACO | ESPAÑA |
HINDUSTAN PETROLEUM | PETRÓLEO | INDIA |
COAL INDIA | PETRÓLEO | INDIA |
CODELCO CHILE | PETRÓLEO | CHILE |
EMPRESA COLOMBIANA DE PTETRO | PETRÓLEO | COLOMBIA |
KEMIRA | QUÍMICA | FINLANDIA |
CHARBONNAGES DE FRANCE | QUÍMICA | FRANCIA |
ISCOR | METALES | SUDÁFRICA |
ENSO GUTZEIT | P. FORESTALES | FINLANDIA |
BHARAT PETROLEUM | PETRÓLEO | INDIA |
BHARAT HEAVY ELECTRICALS | ELCTRÓNICA | INDIA |
SABIC | QUÍMICA | SAUDI ARABIA |
SEITA | TABACO | FRANCIA |
OIL & NATURAL GAS C. | PETRÓLEO | INDIA |
PETRO CANADA | PETRÓLEO | CANADÁ |
SIDERBRAS | METALES | BRASIL |
En México, el modelo redimensionador, a pesar que ha sido uno de los más profundos, el estado conserva en sus manos sectores e industrias claves como el petróleo, papel y cartón, electricidad, ferrocarriles y fertilizantes, entre otras.
[2] El dilema del prisionero clásico
La enunciación clásica del dilema del prisionero es:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante seis meses por un cargo menor.
Lo que puede resumirse como:
| Tú confiesas | Tú lo niegas |
Él confiesa | Ambos son condenados a 6 años. | Él sale libre; tú eres condenado a 10 años |
Él lo niega | Él es condenado a 10 años; tú sales libre | Ambos son condenados a 6 meses. |
Vamos a suponer que ambos prisioneros son completamente egoístas y su única meta es reducir su propia estancia en la cárcel. Como prisioneros tienen dos opciones: cooperar con su cómplice y permanecer callado, o traicionar a su cómplice y confesar. El resultado de cada elección depende de la elección del cómplice. Por desgracia, uno no conoce qué ha elegido hacer el otro. Incluso si pudiesen hablar entre sí, no podrían estar seguros de confiar mutuamente.
Si uno espera que el cómplice escoja cooperar con él y permanecer en silencio, la opción óptima para el primero sería confesar, lo que significaría que sería liberado inmediatamente, mientras el cómplice tendrá que cumplir una condena de 10 años. Si espera que su cómplice decida confesar, la mejor opción es confesar también, ya que al menos no recibirá la condena completa de 10 años, y sólo tendrá que esperar 6, al igual que el cómplice. Y, sin embargo, si ambos decidiesen cooperar y permanecer en silencio, ambos serían liberados en sólo 6 meses.
Confesar es una estrategia dominante para ambos jugadores. Sea cual sea la elección del otro jugador, pueden reducir siempre su sentencia confesando. Por desgracia para los prisioneros, esto conduce a un resultado regular, en el que ambos confiesan y ambos reciben largas condenas. Aquí se encuentra el punto clave del dilema. El resultado de las interacciones individuales produce un resultado que no es óptimo -en el sentido de eficiencia de Pareto-; existe una situación tal que la utilidad de uno de los detenidos podría mejorar (incluso la de ambos) sin que esto implique un empeoramiento para el resto. En otras palabras, el resultado en el cual ambos detenidos no confiesan domina al resultado en el cual los dos eligen confesar.
Si se razona desde la perspectiva del interés óptimo del grupo (de los dos prisioneros), el resultado correcto sería que ambos cooperasen, ya que esto reduciría el tiempo total de condena del grupo a un total de un año. Cualquier otra decisión sería peor para ambos si se consideran conjuntamente. A pesar de ello, si siguen sus propios intereses egoístas, cada uno de los dos prisioneros recibirá una sentencia dura.
[3] El de los “negocios individuales” con base en la economía familiar y compuesto de hasta ocho personas que administran un pequeño negocio bajo contrato establecido con el Estado. Fue el más favorecido desde los primeros años de la reforma.
Los “negocios privados”, de mayor envergadura, en los cuales un empleador, dueño de determinados recursos financieros y materiales, puede contratar a un mayor número de empleados, luego de cumplir ciertos requisitos y previo contrato con el Estado. Ha sido el más polémico de los dos, por obvias razones de tipo político-ideológico.
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