lunes, agosto 23, 2010

China: ¿Es comunista el gato?


¿Es comunista el gato?

Por Alejandro A. Tagliavini

El Universal

El "pragmatismo" de Deng Xiao Ping, para quien no importaba "si el gato es blanco o negro sino que cace ratones", dio lugar a tres décadas de crecimiento inédito en la historia mundial, a un ritmo del 10% anual, con lo que China superó a Japón como la segunda economía del mundo. Su PIB, en el segundo trimestre de 2010, fue de US$ 1.337 billones contra los US$ 1.288 billones nipones. Y, teniendo hoy una participación de cerca del 8% en el PIB mundial, podría superar a EEUU, en 2020 según el Banco Mundial, que produce alrededor del 20% del PIB global.

Aunque las cifras podrían esconder algo de propaganda. En The Wall Street Journal comparaban el modo en que el gobierno chino calcula el PIB con las salchichas: "Si usted es fan, no pregunte cómo se hacen". En rigor, toda la econometría, es arbitraria ya que las personas no son entes que se puedan "matematizar". Un informe del American Enterprise Institute da cuenta de la metodología china. Por ejemplo, el mero desembolso dirigido a la inversión es considerado como si ya se hubiera realizado. Así, generando aumentos en el gasto para la producción ya registran un aumento en el PIB.

Sea como fuere, definitivamente ha crecido mucho, sacando a millones de la pobreza. Claro que esto es posible gracias a la enorme cantidad de habitantes que quintuplica la de EEUU y es casi diez veces la de Japón. De hecho, el PIB per cápita fue de US$ 3.600 en 2009, cuando el nipón llegó a 37.800.

China emplea la mitad del hierro mundial y más del 40% del acero, aluminio y carbón, produce más automóviles que EEUU y exporta más que Alemania. Posee las mayores reservas mundiales de divisas, US$ 2,4 billones, y es el primer acreedor de EEUU ya que (excluyendo Hong Kong) detentaba, en junio, US$ 843.700 millones en bonos del Tesoro, es decir 2,8% menos que en mayo, la cifra más baja desde junio de 2009. La gestión de sus colosales reservas hace temblar a Occidente.

El gigante asiático, es el segundo socio comercial de América Latina y, no solo ayuda elevando el precio de los commodities al demandar enormes cantidades, sino con inversiones. Según la Cepal, Asia recibe el 73% de las inversiones externas chinas no financieras, América Latina el 17% y África el 4%. Insólitamente, llega poco de estas inversiones debido, entre otras cosas, a la corrupción de los burócratas y la "bicicleta financiera". Así, buena parte de las inversiones extranjeras directas del gigante asiático en la región, unos US$ 30.800 millones acumulados hasta el 2008, terminó en las Islas Caimán o en las Vírgenes Británicas.

El pragmatismo de Deng, las reformas que abrieron el país al capital extranjero y liberaron algunas actividades, produjo que uno de cada dos dólares destinados en el mundo a la inversión extranjera directa fue al gigante asiático, la mitad a través de Hong Kong.

En definitiva el tema es la coacción. Hoy, que está de moda la ecología y lo "verde", tenemos más clara la importancia y, sobre todo, la sabiduría de la naturaleza. Y la violencia, la coacción, decía ya Aristóteles, es destructiva de la vida porque, precisamente, desvía el curso espontáneo, "natural" de las cosas. De modo que, la "autoridad" coactiva, aquella que por la fuerza policial o militar (supuestamente justa o no, supuestamente en defensa propia o no) desvía el curso de los acontecimientos, necesariamente terminará destruyendo a la naturaleza, a la vida.

La verdadera autoridad, la que construye, básicamente con el ejemplo, atrae la voluntad de las personas que, naturalmente, espontáneamente, deciden seguir ese liderazgo "moral".

Así, en la medida en que China ha ido dejando la "autoridad" coactiva dando paso al desarrollo natural, espontáneo, de los acontecimientos, por ejemplo, cuando levantó restricciones al capital extranjero permitiendo que naturalmente se desarrollaran, en esa medida China ha crecido sin que importe "el color del gato", llámenlo como quieran, comunista o capitalista, qué más da.

Por el contrario, cuando la autoridad es coactiva, destruye y genera violencia. En Venezuela, por caso, el Gobierno aumenta cada vez más la coacción estatal sobre el mercado, por ejemplo, ha intervenido más de 600 fincas (2.5 millones de hectáreas) y gastado más de US$ 8 mil millones en armamentos. Así, mientras en 2009 el PIB terminó bajando 2,9%, nueve millones son pobres y 3 millones pasan hambre mientras que el número de homicidios pasó de 4.500 en 1998 a 19.400 en 2009. 150.000 homicidios desde que asumió Chávez.

El autor e miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity ene el Independent institute de Oakland, California

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