viernes, abril 16, 2010

Max Marambio [el Guaton] y Cuba/ MIguel Paz


“Como pecas pagas”, dijo el jueves un médico cubano cuando le preguntaron por el caso de Max Marambio, durante el lanzamiento de “Cuba Libre”, el libro de la bloguera Yoani Sánchez. A su juicio, el empresario chileno con mayor llegada en la Isla, que ahora es investigado por sus supuestos vínculos en casos de corrupción por el gobierno de La Habana, sólo estaría cosechando la historia que sembró. Una historia casi tan larga como los años que lleva la “Revolución” en el poder.

1966 fue el año que cambiaría el destino de Max “Guatón” Marambio y sellaría a fuego su vínculo con el régimen de Fidel. Entonces, el joven Max, recién egresado del Instituto Barros Arana viajó a La Habana con su padre, el diputado socialista por Colchagua, Joel Marambio. En medio de una recepción a la comitiva de chilenos, Castro le preguntó qué quería estudiar. Marambio contestó: arquitectura. El comandante respondió: “fenómeno, porque nosotros nos estamos volcando por entero a la agricultura”. Marambio había quedado prendado del carismático líder de los barbudos de la Sierra Maestra y, entendiendo el error intencional de Fidel, no se animó a contradecirlo: comenzó a estudiar Agronomía. Pero le duró poco. Allende y su proyecto de revolución de empanadas y vino tinto requerían sus servicios.

En 1970, con apenas 23 años se convierte en jefe del Grupo de Amigos del Presidente. ¿La chapa? Un nombre de película de espías: Ariel Fontana. Con Allende nunca fueron cercanos. Al “Chicho” le costaba aceptar las restricciones de movimiento que imponía su seguridad. Más difícil le era recibir órdenes de un jovencito que poco a poco se fue desencantando de su doble rol de GAP y miembro del MIR.

Con los años, su rol de facilitador decaería hasta extinguirse, aunque permitió que empresarios como Gonzalo Vial y otros dejaran sus prejuicios a un lado y comenzaran a hacer negocios en la Isla.

Pese a que siguió realizando algunas operaciones de inteligencia a pedido de Allende, como la investigación del asesinato del edecán naval del Presidente, Arturo Araya, en noviembre de 1971 se retiró de GAP y seis meses después salió del MIR, organización dirigida por el padre de Marco Enríquez, Miguel, a la cual se había integrado con la idea de hacer su “revolución de bolsillo”, como ha reconocido.

El golpe militar lo haría regresar a Cuba. Tras estar encerrado diez meses en la embajada cubana en Chile (materia a la que dedicó su libro “Las Armas del Ayer”), Marambio parte a Suecia sin intenciones de vivir la melancolía del exilio. “Nada de empanadas ni cuecas lagrimosas”, dijo. Las condiciones habían cambiado. Cuba, la única revolución latinoamericana que persistía, no podía morir.

El teniente coronel

Max Marambio pisa suelo cubano a fines del ´74 de la mano de su primera esposa, una sueca de la cual se divorcia rápidamente e ingresa a la Universidad de La Habana a estudiar Ciencias Políticas.

Al poco tiempo, determinado por la agria lección del fracaso chileno ingresa a Tropas Especiales, el cuerpo militar de elite del Ministerio del Interior de Cuba.

Si el primer contacto de Max Marambio con Fidel había sido a través de su padre, la estrecha relación que forjaron tiene nombre y apellido: Tropas Especiales, organismo militar del cual se retiró con grado de teniente coronel.

En Chile, Marambio había estado con dos de sus más importantes oficiales: los gemelos Patricio y Antonio “Tony” de la Guardia, quienes en 1989 serían detenidos y procesados en La Habana por narcotráfico junto al general Armando Ochoa. El primero recibiría 30 años de cárcel en lo que se conoció como la Causa Número 1. “Tony” de la Guardia y el general Ochoa no tendrían tanta suerte. Fueron sentenciados a pena de muerte.

Aunque testimonios de opositores a Fidel Castro, como el del escritor Norberto Fuentes, aseguran que el chileno se salvó del proceso al hacer “informes de inteligencia en contra de ‘Tony’”, Marambio siempre ha negado enfáticamente las acusaciones del ex escriba favorito del régimen cubano.

Pero a principios de 1975 ni los hermanos de la Guardia o Marambio podían predecir el futuro. En nombre de la revolución y con patente de corso brindada por Fidel, los nombres de los gemelos De la Guardia, Marambio y otros oficiales de Tropas se fundirían en operaciones secretas durante los siguientes tres años. Angola, Palestina, el Líbano, Corea, Centroamérica y Europa los vieron traspasar sus fronteras en misiones encubiertas de “ayuda internacionalista” a las luchas de liberación.

“Me tocó participar en algunas guerritas pero nada más”, admite Marambio cada vez que le preguntan por los tres años de misiones especiales que no quiso revelar ni siquiera en su libro “Las Armas del Ayer”, donde por primera vez reconoció haber sido parte de Tropas. Según él, su silencio se debe a que “le tengo demasiado respeto a quienes tomaron ese camino y no pudieron vivir para verificar o corregir mis palabras”. Una versión de códigos y lealtad que un chileno radicado en Cuba que perteneció al MIR y que participó en operaciones de la “solidaridad internacionalista cubana” desplegada en la década de los 70´, explica de otra forma.

Según él, hombres como Marambio y Antonio de la Guardia, “ayudaron a Cuba siendo testaferros de sus negocios en los 70’ debido al bloqueo norteamericano y la necesidad urgente de divisas para sostener la economía de la Revolución.

“Las operaciones económicas encubiertas fueron intensas”, recuerda. ¿El método? “El movimiento de capitales era la base de confianza, te pasaban 100 mil dólares para multiplicarlos, no te preguntaban cómo los ibas a usar, confiaban en ti y tú les respondías”. Así de simple, dice. No obstante, cuando se fundó la Corporación Importadora Exportadora de Cuba, Cimex, en 1978 y Fidel decretó la autorización para crear empresas de propiedad mixta (un 50% de propiedad privada y un 50% del Estado cubano), “las cosas empiezan a moverse más abiertamente”.

Precisamente Marambio fue quien encabezó Cimex e inició el turismo a la isla de exiliados cubanos, hasta 1983, fecha en que es destituido. Aquí las versiones nuevamente varían. La oficial precisa que la dirigencia cubana más ortodoxa, vereda en la cual se encontraban Raúl Castro y sus hombres más duros, no vio con buenos ojos lo que consideró el germen de un “capitalismo de pacotilla”. La informal, apunta a que algunos funcionarios de alto rango consideraban que Marambio tenía actitudes burguesas, por el mero hecho de tener cuentas y tarjetas de crédito en el extranjero. “Fue una experiencia magnífica, aunque por el desenlace que tuvo para mí, dolorosa”, confesó el empresario hace unos años, en una entrevista que le hicieron en revista Capital. De ahí en más, “Guatón” se lanzó a los negocios.

Ejemplo de emprendimiento

Con más de 30 empresas en cinco países (Chile, España, Cuba, México y Ecuador) agrupadas en el holding ING (International Network Group) Marambio llegó a tener un patrimonio superior, sólo en Cuba, a los 30 millones de dólares. En la Isla, su principal negocio fue hasta ahora Río Zaza, industria envasadora de productos lácteos, jugos y alimentos que proveía al gobierno. Según Marambio, debió cerrar las dos fábricas de Río Zaza debido al “corralito” financiero que Raúl Castro habría impuesto congelando los pagos a compañías extranjeras. Esta situación fue negada por otros importantes empresarios chilenos con negocios con Cuba.

ING, que nació en 1985 tras la salida de Marambio de Cimex, (con el propósito de producir películas latinoamericanas), terminó enfocada al rubro turístico, inmobiliario, de aviación y agroindustrial. En tanto Marambio, a raíz de su buena relación y amistad con Fidel Castro, fue bautizado como el chileno mejor conectado en Cuba. Algo reconocido incluso por Belisario Velasco, pionero de las importaciones y exportaciones a la Isla. También por las autoridades de La Habana que catalogaron a Marambio como ejemplo de emprendimiento.

En 2004, durante una visita oficial de parlamentarios chilenos, el entonces poderoso vicepresidente del Consejo de Estado cubano, Carlos Lage, dedicó una jornada completa a mostrarles las instalaciones de Río Zaza, destacándolas como empresa modelo de la inversión extranjera. Carlos Ominami, padre de Marco Enríquez-Ominami, quien estuvo en ese recorrido, volvería a escuchar que Río Zaza era un símbolo ejemplar, durante el seminario de empresas al que fueron invitados los miembros de la comitiva que acompañó a Michelle Bachelet en su visita oficial a Raúl Castro en febrero de 2009. Un año después, los cubanos ya no piensan lo mismo.

De los gansos a las investigaciones

La historia oficial de cómo Max Marambio se hizo millonario en el corazón del socialismo latinoamericano es casi tan pintoresca como la de Fra Fra y sus pollitos. Una terrina congelada de foie gras llevada por Marambio a Cuba desde París en 1983 y una comida con Fidel entre los invitados le bastaron para que la administración del zoológico de La Habana le prestara 10 gansos para intentar producir el paté francés en la isla.

Sólo sobrevivieron dos. Con ellos “pudimos obtener un hígado de 650 gramos y preparar foie gras”, dijo a Qué Pasa. Como los panes, el negocio se multiplicó y nació La Oca, que exporta más de un millón de gansos anuales en forma de plumas, carne y foie gras. Marambio, ya retirado del negocio, dijo que “recibía un 15% de comisión”, con la cual habría sumado los primeros dólares de su fortuna.

Para los anticastristas la historia es otra. Según un documento titulado “Las Reservas del Comandante”, ampliamente distribuido en 1997, Marambio sería uno de los encargados de las finanzas personales de Fidel. El empresario se ríe de las acusaciones, tildándolas de “idioteces” que caen por su propio peso.

“Marambio tuvo una gran habilidad: el haber estado cuando más se necesitaba. Demostró eficiencia, resolvió problemas y generó negocios para Cuba. Además, su historia lo avala, no era un aparecido”, señalan otros.

Con el desplome de la URSS y el cese de su ayuda económica, la Isla literalmente se murió de hambre. Obligado por las circunstancias Fidel Castro debió aceptar la apertura de Cuba a una dolarización informal y a una política de puertas abiertas al turismo. Lo que en 1983 para la dirigencia cubana había sido el símbolo de “un capitalismo de pacotilla”, en 1990 se convertía en la salvación de su economía en pleno “Período Especial”. Por entonces, Marambio fue el principal promotor de las inversiones de otros empresarios chilenos y extranjeros en Cuba.

Pero no todo fue por amor a la causa, indica un miembro del PS con fuertes lazos con el gobierno cubano. “Persona que él llevaba a Cuba tenía que tener nexos con él”, dice. Con los años, su rol de facilitador decaería hasta extinguirse, aunque permitió que empresarios como Gonzalo Vial y otros dejaran sus prejuicios a un lado y comenzaran a hacer negocios en la Isla. Los mismos negocios que ahora Marambio tiene congelados, mientras el gobierno cubano investiga supuestos hechos de corrupción dados a conocer por el periódico oficial Granma, el 8 de marzo pasado.

En esa edición de la gaceta, donde Fidel acostumbra escribir lo que se le da la gana, se informó de la destitución del presidente del Instituto de Aeronáutica Civil, Rogelio Avecedo González, sin entregar motivos.

Acevedo González es esposo de Ofelia Liptak, directora comercial de Alimentos Río Zaza y ejecutiva de ING. Según informaciones extraoficiales, los vínculos con ambos habrían permitido a las empresas de Max Marambio y su hermano Marcel, evadir los controles del “corralito” financiero por el cual “Guatón” tendría congelados US$ 30 millones en La Habana. A su vez, Lucy Leal, otra profesional del holding ING, a cargo de la empresa turística de los Marambio, Sol y Son, fue detenida por supuesta malversación de fondos y desvío de recursos al extranjero. Ninguna de estas versiones ha sido confirmada por las autoridades del gobierno ni por Marambio (a quien intentamos ubicar telefónicamente y vía correo electrónico, sin resultados). Sin embargo, algunos de sus cercanos afirman que le quieren “armar un caso” como a sus ex compañeros de Tropas, el general Ochoa y los hermanos De la Guardia.

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