domingo, abril 18, 2010

El Guaton, el segundo hijo/ Norberto Fuentes


Si cualquiera de las acusaciones que La Habana enarbola actualmente contra Max Marambio -que van desde corrupto hasta traidor- prevalece sobre su única defensa -que Fidel es su segundo padre-, podemos considerar como liquidada la carrera del chileno, El Guatón, como se le conoce en la izquierda iberoamericana. Tiene una suerte, sin embargo, y es su ciudadanía chilena y que él físicamente está en Santiago de Chile, a salvo por lo pronto de la Seguridad del Estado. Cuba, por su parte, le ha enviado señales tan conciliatorias como peligrosas. Que vaya a La Habana para aclarar las cosas. Pero no traga, y parece anclado en Santiago. Incluso su hermano Marcel (nombre de guerra cubano «Ramón») hace semanas que abortó en México un viaje suyo a La Habana. La prudencia, sin embargo, está demostrando su sólido fundamento. Estamos a las puertas de lo que promete ser el más grande caso de corrupción de la historia de la Revolución Cubana y en el cual ya se reportan centenares de arrestos. El área actual de las operaciones compromete a todos los servicios de la aeronáutica civil cubana y sus ramificaciones comerciales. Aunque la historia comenzó por Guatón y sus múltiples empresas en la isla.

Podemos entender de cualquier manera el agravio de los cubanos, el de Fidel para empezar. Él mismo lo sacó del hueco y de la prisión en Cuba por lo menos tres veces. Educado en la isla gracias a los oficios de su verdadero padre, Joel Marambio, un diputado socialista chileno que Fidel decidió echarse en el bolsillo, la escuela de Guatón fue nada más y nada menos que las míticas Tropas Especiales del Ministerio del Interior.

El primer descalabro es en 1981. El caso «Millonario», el enredo de una basta red de compraventa ilícita de coches, con cerca de 300 arrestos. Guatón libró, desde luego, por Fidel. El castigo fue supervisar el estado técnico de la flotilla de patrulleros Ladas y Volgas de la Seguridad del Estado. No duraría mucho con las manos llenas de grasa. Fidel le envió un millón de dólares a través de su ministro del Azúcar, Diocles Torralba, como préstamo por quince años y sin intereses, para que «levantara cabeza». Inventó de inicio el negocio de la crianza de ocas y de ahí saltó para algo mucho más lucrativo: ING (International Network Group), dedicado a la publicación de libros y revistas, y a producir filmes, incluso con narraciones de Gabriel García Márquez. Una de las revistas, Sol y Son, se destinó para los vuelos internacionales de Cubana de Aviación. Fue el inicio de su expansión con la aerolínea y todos sus negocios paralelos: tour operadores, tiendas de duty free, tiendas de divisas y hoteles.
Su próximo tropiezo con la Justicia es en 1989. Lo arrestan en el transcurso de la Causa Número Uno, acusado esta vez por el mismo Raúl Castro de estar involucrado en el narcotráfico. Cuando se dice arrestado, es que salió esposado de su oficina y metido a empujones en un patrullero. De nuevo la mano piadosa de Fidel acude en su ayuda, extrañamente piadosa con Guatón nada más, según se ve. Tercer expediente. 1996. Raúl vuelve a abrirle fuego, por un lógico empeño por controlar los negocios cubanos en manos de un extranjero -que además no es un hombre suyo y al que no le concede ninguna confianza-, cuando Fidel lo llamó a contar y le dice (textual): «Coño, Raúl, ¿ustedes no me van a dejar ningún amigo?»

Las circunstancias se mostrarán invariables hasta el 14 de diciembre pasado, cuando Sebastián Piñera, el candidato conservador a la presidencia de Chile, se presenta claramente como vencedor. Marambio, que había llevado la campaña de Marco Enríquez-Ominami, hijo de un histórico asociado a Cuba, Miguel Enríquez, no supo de inmediato que Raúl había encontrado el momento exacto para, de una vez y por todas, acabar con él. La argumentación -un tanto lírica- de que Marambio atentó contra la producción de leche destinada a los niños comenzó a circular por La Habana apenas concluida la primera ronda de las elecciones chilenas. Recuérdese que éste es el habitual modus operandi del sistema judicial cubano. Investigación en secreto, luego los rumores, y más tarde, en secuencia, las destituciones, los arrestos y las sentencias; si acaso, en algún momento, una breve nota oficial en Granma. Con Guatón, ya estamos saliendo de la etapa de los rumores. Cuba había solicitado una moratoria de los inversionistas amigos (¿y quién más amigo que Guatón, o al menos el que debía mostrarse agradecido dada la fortuna amasada gracias a Fidel y sus bendiciones) cuando, en un viaje a La Habana, suelta la frase amenazante de que si no le pagaban la deuda él quería ver cómo iban a tomar leche los niños en Cuba. La deuda, según el chileno, de 23 millones de dólares. Según Cuba, ocho.

Las investigaciones sobre los negocios de Marambio se están filtrando, y él ha tratado de ocultarlas en el círculo de sus asociados y de la prensa mientras maniobra por llamar la atención de Fidel. Nada escapa al meticuloso escrutinio: esto quiere decir cada pulgada de los archivos y estados de cuenta de su emporio cubano: International Network Group, las plantas de Tropical Island (jugos enlatados) y de leche evaporada y las TRD Caribe (tiendas recaudadoras de divisas). Entonces los directores de las plantas de leche evaporada llaman a Guatón y le informan de que las reservas de materia prima se han agotado y de que tienen detenida la producción. «Paren las plantas», dice Max Marambio. «Paren las plantas».

El problema que tiene ahora es que los arrestos en Cuba oscilan ya entre los setenta y los cien implicados, vinculados específicamente a sus negocios, y es muy difícil de convencer de que la desmesurada acción policíaca es la fórmula empleada por Cuba para cubrirle las deudas. Lo curioso a todas estas es que ambos bandos coinciden en un mismo objetivo: presentar el episodio como un asunto de otra índole, nunca político. Guatón, que es una minucia de deuda que seguramente pronto será resuelta, y sobre todo que él no puede tener ningún problema con la isla porque -ya saben- Fidel es su segundo padre. Y Cuba, como es costumbre, a la larga dirá que se las tuvo que ver con un delincuente internacional.

El cambio de dirección del nuevo presidente cubano no podía llevarse a cabo con esta especie de ministro plenipotenciario, arrogante y habilidoso, dislocado en Santiago. Quizá al final sea demostrativo de la puja entre Fidel y Raúl. Pero sin duda que es en realidad la primera definición del Gobierno de Raúl Castro respecto al nuevo rumbo de la política chilena. De hecho, identifica un nuevo rumbo de los cubanos. Hasta ahora La Habana calla, pero hace correr los rumores. La leche de los niños. La traición de Guatón. Es impensable que Guatón hubiese tenido algún problema con Cuba de haber sido diferentes los resultados electorales chilenos. Está por ver si Guatón regresa a Cuba a enfrentar los cargos. Pero sobre todo está por ver si a su segundo padre le queda tiempo para perdonarlo por cuarta vez.

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