El Castrismo siempre ha padecido, entre otros muchos, de dos graves problemas que se derivan inequivocamente de la personalidad del Magno Paciente.
Por un lado la insistencia cronica en vivir de otros. No se le conoce un trabajo a Fidel Castro salvo aquellos meses que estuvo en un bufete de abogados mientras la familia de su primera esposa los mantenia a todos. Es genetico, no sabe ganarse la vida con el sudor de su frente. Y construyo un sistema social fiel a su personalidad de proxegenta.
Por otro lado su complejo de inferioridad se expresa en un afan desmedido por el protagonismo en la maxima escala posible. Como Cuba es una pequena isla en el Mar Caribe, su ego lo obliga a ser protagonista global y no pierde oportunidad en intentar lograrlo.
Ahora el susodicho ve una gran oportunidad con el desastre que se vive en Haiti y pretende ser actor principal junto a los Estados Unidos. La ayuda humanitaria no es una competicion y el exabrupto frances cuestionando el protagonismo norteamericano duro menos de 24 horas.
Pero esa son cosas de franceses, no de cojonudos como Fidel Castro que no solo admite estar en un segundo plano, sino que ademas le exige a los Estados Unidos ser socios en la operacion humanitaria, en lo cual ve un reconocimiento y la oportunidad de pasar de la colaboracion eventual a una normalizacion de las relaciones con el vecino del norte.
Y no es que le interese mucho la normalizacion en si misma, sino aquellos aspectos de que impidan el collapso anunciado del Castrismo. Inversiones, tecnologias pero ante todo creditos comerciales para apaciguar por la via del pan y fiesta, el malestar de una sociedad con crecientes indicios de inestabilidad social.
Y a estas ansias se suman los defensores a ultranza e incondicional de la normalizacion de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Emplear la tragedia haitiana como herramienta oportunista para alcanzar ese objetivo, es una de las tantas desvergonzadas formas que el Castrismo emplea para soslayar el problema central que nada tiene que ver con Haiti y que consiste en la tragedia propia del pueblo cubano.
Lo que estos senores olvidan, es que la colaboracion estadounidense en Haiti ha transcurrido por numerosos anos, en tanto que los granjeros norteamericanos a pesar de todo, constituyen el principal suministrador de alimentos a una isla incapacitada de producirlos por los caprichos del poder.
Presentarse como paladin de la colaboracion medica, obviando no solo las recientes muertes por hipotermia en un hospital siquiatrico de La Habana, sino el calamitoso estado de la salud publica en Cuba, que es causa de infecciones, sufrimientos y muertes no recogidos por los medios de comunicacion, es no solo una desverguenza politica, sino un crimen contra el pueblo cubano.
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