lunes, septiembre 28, 2009

Aproximación a Cuba desde la Teoría del Caos ( I )/ Lázaro González


Fractal de Benoît B. Mandelbrot

Aproximación a Cuba desde la Teoría del Caos ( I )
Lázaro González/ Cubanálisis-El Think-Tank

“No hay concepto mas libertario y subversivo que un cubano turista”
Luis Alberto Garcia en “Pas de quatre”, de Eduardo del Llano

Antes de avanzar es necesario hacer una acotación imprescindible: nuestro interés no es meramente teórico, sino un análisis muy práctico de las realidades cubanas.

I

Los sistemas sociales son extremadamente complejos y Cuba no es una excepción. En anteriores trabajos me réferi a la necesidad de reconsiderar el análisis de la sociedad cubana enfocada habitualmente como una caja negra, de la cual solo es posible conocer sus entradas y salidas, y no los procesos que ocurren en su interior y que transforman unas en otras, por un análisis proactivo que permita “blanquear” la caja negra, a fin de exponer los operadores de la misma.

Gracias a la publicación de "Chaos - Making a new science" [1987] por James Gleick, la denominada por unos como Teoría del Caos y por otros autores simplemente como “Caología”, comenzó a prestársele atención a los fundamentos metodológicos y analíticos de esta concepción postmoderna.

La posibilidad de pronosticar el comportamiento de sistemas extremadamente complejos, donde la inestabilidad y la incertidumbre son los parámetros normales de comportamiento, ejerce una fascinante atracción para investigadores y analistas. El comportamiento del clima mundial, los movimientos en las bolsas de valores, la circulación vial en las grandes metrópolis, el régimen oceánico, la predicción de terremotos y volcanes, entre muchísimos otros, son ejemplos de sistemas complejos que no pueden ser evaluados a la luz de un enfoque analítico lineal convencional.

En tal sentido, la “teoría del caos” nos proporciona una metodología de análisis de los sistemas complejos que se sustenta en las teorías de la Complejidad [atractor extraño de Edward Lorenz], y los Fractales [Benoit Mandelbrot, imagen].

Los sistemas sociales no han podido ser modelados mediante variables matemáticas, en tanto la sociedad humana se fundamenta en elasticidades no conmensurables en su integridad. Los intentos lineales y reduccionistas, entre otros, de un Karl Marx, por hallar el ADN social que determina el curso de las sociedades, misión imposible con los niveles de conocimiento de su época, han concluido todos en estrepitosos fracasos científicos o falacias político-ideológicas disfrazadas de teorías científicas, que han servido para justificar horrendos crímenes.

No obstante, es posible actualmente realizar una aproximación asintótica a la sociedad humana en tanto sistema complejo, siguiendo los instrumentos elásticos que nos facilitan la Teoría del Caos y los Fractales.

De manera simple, un fractal es una figura semi-geométrica que se estructura en partes semejantes, siendo cada una de ellas una copia de la original, pero a diferentes escalas menores. Es un término introducido por Mandelbrot en 1975, a partir de la iteración de una ecuación.

A nivel básico, un fractal debe cumplir con ciertos requisitos:

  • · Estructura autosimilar, que muestra detalles a cualquier nivel de observacion

· Forma irregular, que lo hace muy difícil de representar en un contexto euclidiano

· Su dimensión de Hausdorff es mayor que su dimensión topológica

· Se define mediante un algoritmo recursivo

Fractales naturales son los copos de nieve, las cadenas montañosas, los conglomerados nubosos, las costas, las hojas de los árboles, la coliflor, el brócoli, los relámpagos y muchísimos más. Los sistemas naturales son, esencialmente, fractales, en tanto la sociedad humana arrastra aún en cierta medida la concepción lineal y determinista de la Revolución Industrial, aunque las complejidades de los procesos sociales no puedan ya ser explicados satisfactoriamente con esa lógica de pensamiento.

II

En el presente trabajo, realizaremos una aproximación a Cuba y al complejo fenómeno del castrismo a la luz de estos enfoques, en un intento de develar los operadores internos de la caja negra del castrismo.

Para ello, asumimos el enfoque propuesto por Ludwig von Bertalanffy para el análisis de sistemas complejos, considerando a la sociedad cubana como tal. Por consiguiente, al sistema “Cuba”, como a cualquier país, le son inherentes cualidades de organización y desorganización, que determinan las siguientes fases cíclicas:

· Estabilidad

· Desorganización

· Caos

· Reorganización

· Estabilidad.

Sin embargo, existe otra aproximación al caos en los procesos sociales. Cuando un grupo social o político se considera al margen del orden institucionalmente establecido, y se erige en rector y referencia social, política y/o ideológica, destruyendo los fundamentos cívicos de la sociedad, como ha habido ocasión de observar en Cuba y apreciar actualmente en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Honduras, entre otros; la sociedad se sumerge en la anarquía, muchas veces vistiendo ropaje seudo revolucionario y populista.

Los Castro, Chávez, Correa, Morales, y ahora el hacendado-revolucionario Zelaya, entre otros, basan sus doctrinas en la ridiculización del orden institucional y el estado de derecho, que entienden como el derecho de ellos a destruir todo el orden vigente y erigir el suyo propio, tal y como recomendara en su momento Vladimir Lenin.

En sentido general, un sistema logra existir en el tiempo gracias a la retroalimentación constante del mismo, en virtud de convertir las salidas de su caja negra en nuevas entradas. Este proceso de autorregulación conduce al sistema a lograr un estado de estabilidad, en tanto que todo sistema tiene un objetivo, y la retroalimentación permite conocer su posición respecto al mismo. El sistema, entonces, reacciona con medidas correctivas, para acercarlo lo más posible al objetivo determinado (perestroika, modelo chino, reformas húngaras, “rectificación”, período especial, entre otras).

De lo que se trata, por tanto, es de determinar cual es el objetivo del sistema social en cuestión, el cual determinara sus reacciones reguladoras.

Los sistemas sociales, y el castrismo en particular, no operan de diferente manera. El castrismo, en tanto sistema político de control y coerción social, que se reproduce sobre la base de perpetuar la pobreza estructural social en un dinámico, pero férreo, sistema piramidal de castas, tiene como objetivo central de su estabilidad la perdurabilidad en el poder, y hacia tal fin se dirigen todas las correcciones fundamentales del sistema.

Es conveniente destacar un conjunto de espacios o subsistemas claves, donde los sistemas sociales ejercen su actividad reguladora, y que son condiciones de su estabilidad:

1. Subsistema económico-productivo.

2. Subsistema de cohesión sico-social

3. Subsistema de normas y reglas de organización de la sociedad

4. Subsistema de valores, normas y reglas de comportamientos generales

5. Subsistema demográfico

6. Subsistema natural y ecológico

Mas adelante tendremos oportunidad de evaluar el comportamiento de estos subsistemas en Cuba, a los efectos de determinar en que fase del cíclico se encuentra el castrismo.

Por otra parte, todo sistema social se estructura en un ámbito geográfico acotado, imprimiéndole su huella a la gestión del mismo. Canadá y Suiza, países muy convincentemente desarrollados, despliegan sus actividades en escenarios naturales completamente distintos. El carácter insular de Cuba, sin grandes reservas hidrográficas y naturales, a excepción del níquel y las posibilidades petrolíferas, es un factor que deja su impronta en el sistema.

El sistema de dominio castrista se estructura siguiendo un algoritmo fractal desde la cúspide de la pirámide de castas hasta las más remotas periferias. Pareciera racional que el castrismo buscara la potenciación de todos sus estructuras y espacios geográficos, pero ese no es el objetivo del sistema.

Su objetivo es la perpetuidad del castrismo implantado en la Nación cubana, sustituyendo todos los espacios de civismo y derechos ciudadanos.

El castrismo se estructura en organizaciones fractales, que se reproducen desde el poder central hasta la localidad. El Partido Comunista de Cuba, los órganos de gobierno denominados del Poder Popular, organizaciones sociales y de masas que suplantan a la sociedad civil, como los Comités de Defensa de la Revolución, las federaciones estudiantiles, incluyendo a los niños menores; la Federación de Mujeres de Cuba, y los sindicatos, firmemente atados a la Central de Trabajadores de Cuba; constituyen típicas estructuras fractales, que tienen como única misión contribuir al objetivo supremo del castrismo.

Habría que añadir las organizaciones que cubren espacios particulares, pero altamente sensibles de la vida social, como las de los artistas, escritores, periodistas, economistas, innovadores, militares retirados, etc. Cada espacio cuenta con la correspondiente organización, e incluso algunas de ellas cuentan con secciones especializadas para atender las especificidades de cada sector.

Ninguna de estas organizaciones trabaja desde y para la sociedad civil cubana. Las mismas tienen su razón de ser en controlar y monopolizar todos los espacios sociales que pudieran introducir elementos de distorsión en el funcionamiento del sistema. Queda así establecido un férreo sistema de coerción y control de la sociedad que crea focos de poder y periferias subyugadas.

Los comités municipales del partido se subordinan a respectivos comités provinciales, pero la real cuota de poder pasa por los primeros secretarios a cada nivel. A su vez, en cada escalón de la estructura el partido se erige en el polo de poder, y convierte a todas las organizaciones locales en su periferia. Por su parte, los caciques de estas organizaciones, como son el presidente del órgano local de gobierno y el secretario de la CTC, construyen igualmente sus parcelas de poder y sus periferias subordinadas.

Examínese cada una de estas entidades, estructural y funcionalmente, y se comprobara que constituyen pilares sustantivos y auto-réplicas del castrismo. En un escenario donde perdiera el control sobre una de esas organizaciones, el castrismo se vería obligado a pagar un costo social y político de incalculables proporciones.

Una manifestación de estudiantes descendiendo por la escalinata de la Universidad de la Habana rumbo a la Plaza de la Revolución, o el sindicato de la construcción paralizando las construcciones de cierto polo turístico hasta no recibir garantías de salarios mínimos en correspondencia con la carestía del nivel de vida, no pueden ser permitidas, en tanto es el aleteo de una mariposa que puede provocar un maremoto social que desaparezca todo vestigio de castrismo en la sociedad. Lo saben muy bien, y actúan en consecuencia.

Las estructuras y el comportamiento fractal clásico constituyen uno de los pilares del castrismo: experiencias similares se están extendiendo en algunos países sudamericanos, en una típica auto-reproducción fractal castrista.

Cualquier input indeseado que entre a la caja negra castrista genera inmediatamente la corrección inmediata, en forma de represión, en ocasiones brutal, contra la disidencia, periodistas y sindicatos independientes. No importa si el individuo es un cuenta-propista o una anciana que vende cucuruchos de maní en el Parque de la Fraternidad. Un Juanes y un Bosé sufrieron igualmente, instantes antes de comenzar su concierto, severas advertencias y presiones.

No importan los nombres o cargos. Entre muchísimas otras personalidades, Felipe González y José María Aznar, siendo presidentes del gobierno de España, y desde diferentes posiciones políticas, conocieron de primera mano la implacable seriedad de la reacción castrista.

III

Los sistemas permanentemente estables no existen, o al menos no hay conocimiento de ellos. El castrismo, en tanto sistema social complejo, también experimenta sus propias desestabilizaciones, aunque no siempre sean visibles o convenientemente percibidas en medio de la obnubilación frecuente en los estudios cubanos.

Y es que el castrismo, en tanto sistema social, y a pesar de la firmeza y estabilidad que proclaman “Granma” y demás medios de propaganda social e ideológica, se estructura en relaciones de orden-desorden, estabilidad-caos.

Si la información caracteriza el nivel de orden del sistema, la entropía es medida de su desorden. Entonces, de lo que se trata, en términos de evaluar adecuadamente el sistema denominado castrismo, es de determinar las correlaciones información-entropía en el mismo, es decir, el grado de orden-desorden, a partir del examen de los distintos subsistemas que lo conforman.

Proyecto complejo, pero no imposible de ejecutar. Punto Cero y Punto Uno tendrían entonces la oportunidad de apreciar en toda su integridad el caos en que sobrevive su anacrónico sistema.

Muy pocos sistemas sociales en el mundo le prestan más atención y reaccionan más vigorosamente a estas dicotomías contradictorias que el castrismo.

En países donde el papel de las instituciones, el estado de derecho, y la sociedad civil, desempeñan rol de primer orden, los mecanismos correctores actúan estructuradamente. El castrismo, sustentado en el poder personal monocorde, y recibiendo constantemente señales desestabilizadoras desde todas direcciones, no puede permitirse un segundo de descanso, en tanto sus estructuras piramidales y fractales, autorizadas a operar dentro de parámetros bien estrictos, se paralizan al no recibir las coordenadas de actuación.

Ningún secretario de partido provincial, o el general jefe de una gran unidad militar, se desviarán un centímetro fuera de las rigurosas órdenes que les han impartido. Los miembros de la nomenklatura a todos los niveles, sea un ministro, alcalde de Jatibonico o administrador de agromercado en la Virgen del Camino, lo son en tanto condicionan su supervivencia a la lealtad al sistema.

Relaciones de convivencia, mutuamente convenientes en términos de supervivencia de los individuos, los grupos y el sistema; conformadas mediante el reiterativo e impositivo discurso, y reforzadas con las oportunas defenestraciones.

Cuando un general Arnaldo Ochoa, ayudado por sicotrópicos, acepta todos los cargos que le imputa el ventrílocuo Juan Escalona, y enfrenta erguido el pelotón de fusilamiento, lo hace firmemente convencido que estaba cumpliendo otra misión de su Comandante en Jefe y de la Revolución. Y es que en los casos extremos la lealtad al sistema tiene supremacía sobre la supervivencia.

En todo sistema, sea de índole social o natural, se verifica un aumento de la entropía, es decir, la tendencia al crecimiento de la desorganización e inestabilidad del sistema. Factores tanto internos como externos elevan la entropía de los sistemas y conspiran contra su estabilidad y organización.

Esta interacción desorganizadora es permanente a todo lo largo de la existencia de los sistemas, pudiendo llegar a alcanzar un punto o umbral critico, donde los mecanismos correctivos se hacen inoperantes o incapaces de autorregular al sistema en torno a su objetivo central.

El comportamiento teóricamente descrito es compatible con nuestro sistema de estudio que es el castrismo en tanto sistema social complejo, pero con peculiaridades sui generis que lo distinguen de la mayoría de los sistemas sociales.

Alcanzar o traspasar el punto crítico de estabilidad convierte al sistema en ineficiente, en tanto le es imposible autorregularse adecuadamente. ¿Habrá alcanzado el castrismo ese umbral?

Una primera lectura a los factores que le dan coherencia al sistema castrista permite afirmar que no solo ya ha alcanzado el punto crítico, sino que los factores desorganizantes del sistema sobrepasan las posibilidades de sus mecanismos correctivos.

Para que un sistema permanezca estable, entendido no como en reposo, sino como en equilibrio dinámico entre la entropía y la información [desorden versus orden], el sistema, y el castrismo en particular, deben mostrar una coherencia entre los diferentes espacios reductores de la entropía.

Estos espacios, como enunciamos al inicio del análisis, están conformados por los subsistemas económico-productivo, de cohesión sico-social, de normas y reglas de organización social, así como también por los valores y normas de conducta sociales, el factor demográfico, y el ámbito geográfico-ecológico de Cuba.

Especialistas en estudios cubanos han realizado meridianos estudios sobre algunos de ellos, pero aún quedan numerosos temas por cubrir sobre cada uno los factores reductores naturales de la entropía.

Una aproximación sintética a cada uno de ellos permite arribar a conclusiones preliminares sobre la eficacia funcional de estos estabilizadores. El autor, en tanto síntesis, expone solo aquellos elementos cruciales, en su opinión, sin perjuicio de otros muchos que sin lugar a dudas están presentes y desempeñan un rol en la dinámica del sistema.

1.- Espacios o subsistema económico-productivo:

· Planta industrial descapitalizada y obsoleta física y tecnológicamente

· Infraestructura arcaica y requerida de un mantenimiento y ampliación capital en su red vial, ferroviaria y portuaria.

· Mercados paralelos que no funcionan como plenos mercados [pesos convertibles, pesos cubanos], y que no se corresponden con las necesidades básicas acumuladas

· Doble circulación monetaria, que distorsiona los mercados y las cuentas nacionales, y no constituye un real estimulo al aumento de la eficiencia económica del sistema

· Sistemas salariales que no estimulan la eficiencia económica y que no permiten convertir las necesidades básicas en demandas concretas, lo que deprime las potencialidades del mercado

· Severas restricciones a la iniciativa privada, incluyendo el empleo de la tierra en un país que importa el 80% de una insuficiente canasta alimenticia

· Graves deformaciones estructurales de la economía, con alta incidencia en el sector externo, que impide el flujo de recursos financieros frescos

· Mecanismos intervencionistas y voluntaristas en la gestión de la economía, que conspiran contra la eficacia del sistema.

· Rígida, arcaica y voluntarista legislación comercial

2.- Espacios o subsistema de cohesión sico-social:

La cohesión sico-social de una sociedad se regula por la correlación satisfacción-insatisfacción de la población.

Que el autor conozca, lamentablemente no existen investigaciones cardinales en este tema central. Salvo los reportes hacia adentro que hace el Equipo de Opinión del Pueblo, cuyos resultados son privilegio exclusivo de la cúspide del poder, carecemos de elementos científicamente validados sobre el nivel de satisfacción-insatisfacción de la población.

No obstante, las carencias evidentes, los más de millón y medio de planteamientos en las asambleas convocadas para explorar la opinión de la población, el incremento sostenido de la emigración legal e ilegal, entre otros factores, permiten concluir que la relación satisfacción-insatisfacción es francamente desfavorable al castrismo.

3.- Espacios o subsistema de normas y reglas de organización de la sociedad:

Referidos a las normas, procedimientos, metodologías y cuerpo de leyes que regulan el funcionamiento de una sociedad y que se concretan en la figura del estado cubano.

Las normas y procedimientos administrativos del estado cubano son altamente centralizados, burocráticos, y no estimulan la iniciativa local de los diferentes escalones de gobierno y administración de empresas.

El sistema jurídico es un simple instrumento al servicio del poder central, y aun así, es violado tantas veces como sea necesario para cumplir ordenes ejecutivas generalmente de carácter represivo.

Es ampliamente conocida la iniciativa ciudadana de introducir modificaciones a la constitución mediante la recogida de más de diez mil firmas, como preveía la carta magna, y que fue groseramente aplastada declarándose el estatus eterno del socialismo en Cuba.

El cuerpo legislativo no tiene independencia del ejecutivo, y se le subordina. La legislación de nuevas leyes y normas jurídicas corre a cargo de una burocracia, y no de los diputados, que solo son consultados y compulsados a votar favorablemente a cualquier propuesta.

4.- Espacios o subsistema de valores, normas y reglas de comportamientos generales:

A lo largo de poco mas de medio siglo el castrismo ha instrumentado un discurso político caudillista que, si bien alcanzó apreciables niveles de consenso en los primeros anos, se fue paulatinamente fracturando, y actualmente no es compartido por la mayoría de la población, e incluso de la nomenklatura.

Corrupción, doble moral, oportunismo, son algunos de los valores profundamente entronizados en la conciencia nacional. Otros que expresan la indiferencia hacia el discurso oficial como el celebre “no coger lucha”, o los que comulgan con crímenes sancionables en cualquier sociedad, como el “resolviendo”, expresan la saturación de una conciencia social divorciada de los patrones del régimen.

Crisis de valores cívicos que refuerzan el individualismo y el “sálvese quien pueda” constituyen una de las herencias mas nefastas de medio siglo de un régimen que obtiene el poder y lo conserva solo reforzando el caos permanente. En términos de valores y normas culturales, estamos en presencia de una bipolaridad, que contiene al castrismo retrogrado y aislado gerenciando a unos “Otros” ciertamente fragmentados, y con diferentes visiones y tendencias, pero que tienen en común no querer ser más objeto de su gerencia.

5.- Espacios o subsistema demográfico:

Descontando el clima represivo y la falta de libertades cívicas, los tres problemas centrales que confronta agónicamente la población cubana son el débil poder adquisitivo, la alimentación, y la vivienda.

No sorprende, por tanto, que la tasa de natalidad no garantice el reemplazo de la población, y que de mantenerse la presente tendencia la población cubana comenzará a descender en la década del 20 del presente siglo.

No existen estudios, o el autor no los conoce, de las intenciones migratorias de la población cubana, pero las crisis de 1980 y 1994 son contundentes pruebas de que la intención de emigrar es alta, incluso por medios no seguros y convencionales.

Mas de 30 mil cubanos emigran cada año, a pesar de las severas restricciones que el gobierno impone, con la característica de que un elevado porcentaje está constituido por población en plena capacidad laboral, frecuentemente miembros de las élites profesionales. La falta de confianza en el régimen, y las expectativas frustradas, erosionan lo mejor de la fuerza laboral cubana, que paga elevados costos humanos, sicológicos y sociales con la única esperanza de abandonar el país.

6.- Espacios o subsistemas natural y ecológico:

El carácter insular del país determina que los impactos ambientales asociados al cambio climático lo estén afectando; sin embargo, iniciativas humanas, resultado de políticas voluntaristas sin los correspondientes estudios eco-ambientales, han contribuido a reforzar esos impactos.

La indiscriminada actividad minera en la zona de Moa ha generado un desastre ecológico en la zona. La introducción de la claria esta devastando la fauna del mayor humedal del Caribe, ubicado en la Cienaga de Zapata.

Pedraplenes construidos siguiendo las órdenes del Supremo en Jefe son presas que bloquean la circulación natural de las corrientes costeras. La flora y la fauna al oeste del pedraplén a Cayo Coco ha desaparecido, y con ellas ha disminuido considerablemente la población del flamenco rosado, que constituía el segundo mayor reservorio del mundo.

Plantas de tratamiento de residuales domésticos e industriales no funcionan, o lo hacen parcialmente, y en ningún caso el sistema tiene capacidad para el tratamiento de todas las aguas negras que son vertidas en ríos, lagunas y costas, incrementando el deterioro del frágil equilibrio biológico de la isla, y poniendo en grave peligro la salud humana.

Estos espacios o subsistemas de la sociedad humana, en tanto sistema altamente complejo, son en esencia procesos reductores de la entropía del sistema, es decir, del nivel de desorganización o inestabilidad del mismo, siempre que actúen en coherencia sistémica para elevar el grado de organización y estabilidad de la sociedad.

Sin embargo, como se ha podido observar en el caso del castrismo, estos procesos no diminuyen la entropía del sistema, sino que, por el contrario, la incrementan. La incoherencia sistémica de los operadores castristas no están en capacidad de responder adecuada y sistémicamente a estos gravísimos retos, conduciendo al castrismo, con aceleración positiva, a su fase caótica y desintegradora.

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