lunes, febrero 02, 2009

Raúl Castro en Rusia: muy tarde para dos comidas/ Antonio Arencibia

Caricatura de Alfredo Pong CubaHumor



Raúl Castro en Rusia: muy tarde para dos comida
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Antonio Arencibia
Cubanálisis - El Think-Tank

El viaje del general Castro venía anunciado por el protocolo. Si el presidente designado por el verdadero líder de Rusia había visitado La Habana en noviembre, no podía pasar demasiado tiempo sin que el sustituto del otrora hombre fuerte de Cuba, fuera a rendir las debidas cortesías y esperar la ayuda de los herederos del viejo imperio.

La visita de Medvedev fue la primera de un dirigente de aquellas tierras a la Isla desde que Gorbachov llegó, -perestroika al hombro-, a reunirse con Fidel Castro en abril de 1989. Esta visita de Raúl Castro ocurre casi 24 años después que representara a su hermano ante el Kremlin en los funerales de Konstantín Chernenko.

Raúl llegó el miércoles 28 a Moscú bajo un fuerte frío, (para el clima cubano) acompañado de Ramiro Valdés Menéndez. y se le sumaron allí Ricardo Cabrisas Ruiz, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Rodrigo Malmierca Díaz, Ministro para la Inversión Extranjera, que participaban en la IX sesión de la Comisión intergubernamental de colaboración.

Siguiendo la política oficial de secretismo injustificado, los cubanos no se enteraron del viaje hasta que “Granma” se dignó informarlo el día 29, aunque el embajador ruso en La Habana había dicho desde diciembre que sería a principios de año, y cinco días antes de la llegada de Raúl Castro ésta fue anunciada en Moscú por el Vice Primer Ministro Igor Sechin.

Tras el recibimiento protocolar y el pase de revista a las tropas en el aeropuerto de Vnúkovo, Raúl Castro declaró de inmediato a la prensa rusa que “nosotros, como muchos otros, vemos el renacer de Rusia como un factor positivo”. Aunque la visita no comenzó de forma oficial hasta el viernes 30, su anfitrión lo recibió el día antes en la dacha presidencial de Zavidovo en las afueras de Moscú, lugar en el que el general estuvo de cacería con Fidel Castro y Nikita Jruschov en los años 60.

Medvedev le invitó a asar salo (tocino de jabalí) y beber vodka. La reunión privada fue un gesto del abogado de 43 años, quien todavía no había nacido en enero de 1959, hacia la nostalgia del militar de 77, y ayudó a preparar lo que de verdad se iba a acordar durante la visita. Pero basta comparar los abrigos que cada uno de ellos necesita para comprender el abismo generacional, además del ideológico.

Por eso, antes de continuar es necesario hacer un paréntesis geopolítico.

Las prioridades de Gazprom.gov

Aunque se ha citado anteriormente el criterio del politólogo Parag Khanna sobre Rusia, vale la pena recalcar por qué llama a ese enorme país Gazprom.gov. Khanna utiliza el sufijo de los sitios oficiales de los gobiernos en Internet y lo hace preceder del nombre de la más grande compañía rusa y mayor extractor de gas natural del mundo, que se ha convertido en el arma económica más poderosa de la élite putinista. (En la foto, proyecto del edificio de Gazprom para ser construido en San Pertersburgo).

La vinculación Gazprom-gobierno ruso data de la época de Boris Yeltsin, cuando Viktor Chernomirdin, primer presidente de la compañía, fue nombrado Primer Ministro de Rusia. Más tarde, Vladimir Putin, proyectó que los recursos naturales y en particular los energéticos serían el instrumento para la reconstrucción económica y la restauración del poderío de Rusia, porque consideraba el derrumbe de la URSS “la mayor catástrofe geopolítica del siglo veinte”.

Por eso, actuando como presidente de la Federación Rusa, colocó a su viejo colaborador Dmitri Medvedev al frente de la Junta Directiva de Gazprom, y al mismo tiempo le hizo primer Vice Primer Ministro. Pero esta vez era para convertir al gigante productor de gas en un arma política.

Cuando Medvedev fue designado de dedo por Putin como candidato a sucederlo en las elecciones presidenciales del 2008, Medvedev tuvo que renunciar a su cargo en Gazprom, ya que la ley rusa prohibe al jefe de estado tener otro cargo. Pero como Gazprom es igual al gobierno y este es igual a Putin, la simbiosis continuará durante la presidencia de Medvedev y bajo el liderazgo del presidente “saliente”. A fines de junio del 2008, Víctor Zubkov, otro de los aliados de Vladimir Putin, y primer Vice Primer Ministro, fue incorporado a Gazprom como el nuevo Presidente de su Junta Directiva.

Un ejemplo del poder que ejerce Rusia sobre la Unión Europea se evidenció durante la reciente crisis con Ucrania por el precio del gas ruso que atraviesa ese país con destino a Europa Occidental. En pleno invierno el Kremlin suspendió el bombeo de gas natural a los hogares de millones de europeos hasta que la mediación de la UE condujo a la firma de un contrato por diez años entre la Federación Rusa y Ucrania, para garantizar el tránsito del gas hacia occidente.

Después de ese susto, la Comisión Europea está reactivando el costosísimo proyecto Nabucco, que consiste en fabricar un gasoducto desde Asia Central sin pasar ni por Rusia, ni por Ucrania, atravesando Turquía, Bulgaria, Rumania, Hungría hasta Austria. La primera vez que se habló de ese proyecto fue en el 2005, cuando la empresa austriaca OMV creó un consorcio para implementarlo.

En aquel entonces Putin respondió con otro proyecto entre Gazprom y el grupo ENI de Italia, llamado el South Stream, que saldría desde la costa rusa del mar Negro a la costa búlgara y desde allí un ramal iría a Grecia para seguir hasta Italia por el fondo del Adriático. Un segundo ramal desde Bulgaria, atravesaría Serbia y Hungría y llegaría a Austria, por lo que terminaría compitiendo en su propio terreno con el consorcio patrocinado por la austriaca OMV. Por cierto, Rusia firmó acuerdos en el 2008 con Bulgaria y Grecia, ambos miembros de la OTAN, haciéndolos socios del South Stream, a pesar de las protestas de Estados Unidos.

Paralelamente, Gazprom se ha asociado con Alemania para iniciar en el 2010 la construcción de otro gasoducto, el Nord Stream que partirá desde Vyborg en Rusia, atravesando Finlandia y el fondo del Mar Báltico, hasta la ciudad alemana de Greifswald, situada a 200 kilómetros de Berlín. En su esfuerzo por ganar la simpatía e influencia de los alemanes, Gazprom paga 25 millones de euros anuales desde el 2007 para que los jugadores del club de fútbol FC Schalke, de la liga alemana, lleven su nombre en la camiseta.

Pero quizás mucho más importante es la escandalosa relación de la empresa rusa con el ex canciller alemán Gerhard Schroeder, quien a poco de terminar su mandato en el 2005 fue nombrado por Gazprom al frente del comité conjunto de accionistas de Nord Stream.

Para no dejar ningún cabo suelto, el consorcio ruso-alemán contrató como asesor al ex Premier finlandés Paavo Lipponen como enlace con las autoridades de su país.

Pero no hay que sospechar que se trata solo de corrupción, hay intereses muy importantes por el medio. Alemania es la tercera economía del mundo, y la primera de la UE, por eso la canciller Ángela Merkel, acaba de pedir el apoyo de los miembros de la Unión Europea para el gasoducto del Norte.

El lector se preguntará con razón, ¿qué tiene que ver este paréntesis con la visita de Raúl Castro a Rusia? Pues se trata de precisar cuál es el terreno estratégico principal de Rusia y sus dirigentes, y apuntar que no obstante las declaraciones suscritas en Moscú, Cuba no tiene alta prioridad en la esfera de intereses del Kremlin.

¿Y dónde ha estado Putin?

Preguntar por Putin es imprescindible en Moscú, porque es el líder del país. Eso se vio claramente el jueves 4 de diciembre del 2008 cuando concedió una entrevista al Canal Rossiya de la Televisión. Respondiendo preguntas sobre la guerra del Cáucaso, las relaciones con Estados Unidos o la posibilidad de establecer bases militares en Venezuela y en Cuba, Putin jamás se refirió a Medvedev, a quien le corresponden estas decisiones en calidad de Comandante en Jefe.

Cuando Raúl Castro llegó a Moscú, Vladimir Putin estaba en Davos, Suiza, echando en cara a la delegación norteamericana al Foro Económico Mundial, que “los bancos inversionistas, orgullo de Wall Street, han casi dejado de existir”. Luego, mientras se reunían a comer y beber el general y el presidente Medvedev en la dacha de Zavidovo, Putin llegaba a Moscú para atender los asuntos de la Unión Rusia-Belarús, cuyo intercambio comercial sobrepasó los $34,000 millones en el 2008, y firmaba con su homólogo bieloruso, Sergei Sidorsky, un plan bilateral anti-crisis que incluye un préstamo ruso a su vecino y socio en la Unión, por un valor de $2,000 millones, pagadero en 15 años.

Cuando se firmaban en el Salón Verde del Palacio del Kremlin 34 acuerdos entre Rusia y Cuba, Putin no estaba entre los integrantes de la delegación del país anfitrión, aunque sí estaba presente su vice, Igor Sechin. Seguramente el Primer Ministro está controlando los preparativos de la importante cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, (OTSC), entre Rusia, Armenia, Belarús, Kazajstán, Kirgiztán, Tayikistán, y Uzbekistán, a celebrarse los días 4 y 5 de febrero en Moscú, simultáneamente con la de la Comunidad Económica Eurasiática, que incluye a los países de la OTSC excepto Armenia.

Tarde el domingo la televisión rusa informó que Vladimir Putin recibiría a Raúl Castro el lunes. No haberlo hecho hubiera sido un gesto innecesario de arrogancia rusa por parte de Putin, que heriría la susceptibilidad de los castristas y les recordaría sus contradicciones con Jruschov, Brezhnev y Gorbachov. De todos modos ahí está, -como para que se sepa por donde van las cosas-, la reciente auditoría rusa de los créditos otorgados a Cuba.

Donativos en alimentos, muchos documentos y algunos secretos

La firma de los acuerdos de Moscú entre Raúl Castro y Medvedev resultó en muchos documentos y poca sustancia. Los primeros 24 acuerdos en cooperación agrícola, industrial, turística, biotecnología y turismo, se concretaron en la comisión presidida por Cabrisas y Sechin.

Entre los más importantes está el memorando de entendimiento entre el Consorcio Nacional Petrolero ruso integrado por las compañías, Gazprom, Rosneft, Lukoil, TNK-BP y Surgutneftegaz y la empresa cubana CUPET para localizar, extraer, refinar, transportar y comercializar petróleo en Cuba.

Como perspectiva, dice Prensa Latina, ambas partes “evalúan la posibilidad de implicar a otros países del Caribe en la ejecución de proyectos tripartitos en el sector petrolero”. Esto en la práctica solo puede suponer una futura participación de Venezuela donde ya está actuando el Consorcio Petrolero ruso, sin desechar una lejana posibilidad de que fuera Brasil.

Otros convenios se refieren a la colaboración entre el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana y las empresas Farmstandart y Bioprocess, de Rusia, para la producción y venta de medicamentos producidos en Cuba.

El acuerdo rubricado entre Norilski Níkel y CUBANÍQUEL sobre cooperación y financiamiento de investigaciones geológicas no se refiere a los yacimientos niquelíferos ya en explotación en el país, donde participa la Sherritt de Canadá, sino a la búsqueda de nuevos depósitos de ese mineral.

En vista del relativo crecimiento del turismo ruso en el 2008 se acordó la cooperación en esa esfera y la creación de un grupo inversionista para acometer futuros proyectos en la Isla.

Se constató que fue efectivo el uso por Cuba del crédito ruso por 335 millones de dólares concedido en el 2006 para la compra de mercancías, equipos, aeronaves, ómnibus articulados y servicios. Como se agotó ese crédito se acordó uno nuevo, pero solamente por 20 millones de dólares.

Paralelamente, la Unión Eléctrica de Cuba y la compañía rusa Inter RAO EES acordaron establecer una empresa mixta para la modernización de centrales hidroeléctricas y termoeléctricas en Cuba, que comenzará por la termoeléctrica “Máximo Gómez” del Mariel.

Más urgente, dada la situación económica en Cuba, es el envío de 25 mil toneladas de cereales. En declaraciones a los medios de prensa rusos, un alto funcionario de la Presidencia rusa declaró que este donativo es para ayudar al gobierno de la Isla a “atenuar la gravedad del problema alimentario”. Posteriormente, Igor Sechin declaró que Rusia podría incrementar ese envío a las provincias más afectadas por los huracanes del 2008 mediante el suministro de “una cantidad extra de casi 100, 000 toneladas”.

Las conversaciones oficiales se iniciaron con la evaluación de Medvedev de que la suma de 239 millones de dólares no es satisfactoria como nivel de intercambio comercial entre Cuba y Rusia.

Pero poco puede cambiar eso con el régimen en bancarrota, y un escuálido crédito del gobierno ruso. Solo mejorarían las perspectivas si se abren nuevas negociaciones, como las que están a punto de concretar otros $ 44.5 millones otorgados por el Banco Ruso de Comercio Exterior, para la adquisición por Cuba de un avión civil de carga Tu-204SE.

Según reportó Miguel Bas, periodista de EFE desde Moscú, preguntadas las delegaciones sobre otro crédito estatal para la compra de maquinaria para los sectores energético, agrario y de la construcción, respondieron que se trataba de ''información confidencial''.

Por otra parte no se puede esperar que Rusia sea demasiado generosa cuando su gobierno está declarando que en el 2009 el Producto Interno Bruto crecerá solamente cerca del cero por ciento, y que se proyectan para el año siete millones de desempleados, y ya hay protestas en varias ciudades contra el manejo de la crisis económica por parte de Putin.

¿Se sabrá el alcance de las relaciones estratégicas?

El documento más importante de la visita de Raúl Castro es la declaración firmada con Medvedev de convertir las relaciones bilaterales en una asociación de carácter estratégico. Al respecto, comenta el New York Times, no se hace público en momento alguno el contenido militar de ese proyecto.

Se trata de algo tan secreto, o más, que la financiación del incremento del comercio, aunque Igor Sechin habló de asociación estratégica con la Isla antes de la llegada de Raúl Castro, y declaró que Rusia tiene intención de continuar la cooperación técnico-militar con La Habana en consonancia con las normas internacionales.

No hay dudas de que muchas cosas quedaron ocultas. Poco se ha dicho de las actividades de Ramiro Valdés como segundo de la delegación, pero se ha llegado a especular en una restauración del espionaje ruso desde la base de Lourdes. No parece que tales conjeturas se van a materializar. No en balde fue Putin quien cerró la base de manera unilateral y provocó con esto las cóleras de Fidel Castro. No es que se haya abandonado la idea, pero en estos momentos no parece ser nada práctica.

Los rusos esperan a ver como actúa el presidente de EEUU Barack Obama, y no quieren provocarlo en su patio. Además, el oro de Moscú no tiene que gastarse en forma tan ostensible como sería en Lourdes. Es efectivo también como medio de compra de información, como se ha demostrado en el caso del ex agente de la CIA Harold Nicholson, que siguió espiando para Rusia aún desde una prisión federal en el estado de Oregon.

Entre las cuestiones envueltas en el misterio, la empresa canadiense Pebercan, asociada a la Sherritt, ha visto intempestivamente cancelado su contrato por parte de Cuba Petróleo, en la misma fecha en que se firmaban los acuerdos en Moscú. Si se atrasaron los pagos de CUPET a Pebercan por un monto de 120 millones de dólares, y la situación se ha agravado tras el paso de los huracanes, ¿de donde saldrán los $ 140 millones en un solo pago que le hará la empresa cubana a ambas empresas canadienses?

También hay que considerar que los lazos de los castristas con viejos camaradas muy influyentes en Rusia permiten que mucho de lo que se acordó quede en la sombra. “Granma” señaló que el viernes, el general Castro se reunió con “un grupo de destacados amigos de Cuba, incluidos varios mariscales, generales, cosmonautas y otros militares jubilados, así como ex embajadores”, y aclara que todos ellos han mantenido estrechos vínculos con el régimen. Algo así como una máquina del tiempo, donde nostalgias y vodka conducen a rememorar los "buenos tiempos" del Pacto de Varsovia y la KGB.

Quizás fue por eso que en el brindis del almuerzo oficial, se refirió Medvedev a Cuba usando la vieja consigna soviética de “Isla de la Libertad”, congraciándose con su invitado y con los “amigos” rusos de los Castro.

Después de un recibimiento presidencial en La Habana, de levantar una iglesia ortodoxa, y recibir parte de una flota rusa, hay que decir que la cosecha pública de la visita de Raúl Castro es pobre. El crédito moscovita de veinte millones de dólares es casi ridículo, aunque otros créditos son confidenciales. ¿Habrá otros acuerdos de tipo militar? No se puede saber, pero aún así, en conjunto no se acercan a los dos mil millones concedidos a Belarus.

Raúl Castro, por su parte, hizo hincapié en los vínculos económicos entre ambos países en el brindis del viernes. Vínculos en los que Cuba solo cuenta para el 0.04 % de las importaciones y exportaciones de Rusia, según declaración del Ministerio de Desarrollo Económico Ruso. Con exportaciones rusas de poco más de $ 157 millones en el 2008, e importaciones de azúcar, ron y medicamentos por unos $ 85 millones, no se puede dar el salto estratégico previsto.

Rusia tiene que ascender de lugar desde el décimo puesto como socio comercial del régimen. Si se tiene en cuenta que Estados Unidos es el socio número cuatro, a pesar del embargo económico y de solo vender alimentos a Cuba, tendría que haber una gran voluntad política por parte de Putin y su equipo para dar un vuelco a la situación. Los tiempos no son propicios para que esto suceda.

Raúl Castro regresó a Rusia veinticuatro años después de su anterior visita, y veintitrés después del último contacto de alto nivel en 1989 entre Fidel Castro y Gorbachov. Después de casi un cuarto de siglo de alejamiento y frialdad en las relaciones, es difícil recomponerlas inmediatamente, porque ahora no se trata de vínculos ideológicos sino de relaciones económicas y comerciales, donde "Moscú no cree en lágrimas" y ya no es la sede oficial del CAME y el internacionalismo proletario, sino un magnífico mercado para McDonald’s.

Rusia es estratégicamente vital para el régimen, pero Cuba no es imprescindible para Rusia, y si se producen mejorías en las relaciones Rusia-EEUU cada vez lo será menos.

Antes de regresar a contarle a su hermano enfermo todo lo que vio y oyó en Rusia, Raúl Castro parece se va a tener unos días de menos actividad. El martes 3 de febrero está previsto que sea recibido por Kiril, recién electo patriarca de la iglesia rusa, quien condecorase a Fidel Castro con la medalla de la orden “Gloria y Honor” el 20 de octubre durante su viaje a Cuba. Raúl Castro seguramente portará la medalla de la orden “Santo Príncipe Daniel” que le impuso el prelado al inaugurar la catedral ortodoxa rusa de La Habana.

Mientras tanto, la gente en Cuba de lo que habla es de la ley de memoria histórica que favorece a los nietos de españoles con la ciudadanía (ley de nietos). La estrategia del pueblo cubano es tratar de escapar de una situación sin salida.

Para la mayoría de los cubanos no tiene significado alguno la visita de Raúl Castro al mausoleo de la momia de Lenin o a las murallas del Kremlin, donde está el nicho de Stalin. Los que no pueden salir del país pronto dedicarán su atención a la llegada de algún barco ruso con trigo o chícharos, y los mayores recordarán la carne rusa enlatada de otros tiempos. Esperar es también una estrategia.

Dimitri Medvedev y Vladimir Putin pueden cortésmente arreglar el abrigo a Raúl Castro, pero no la economía cubana, mucho menos si La Habana se aferra al inmovilismo. El general-presidente recibió en Moscú un almuerzo oficial de estado, como establece el protocolo, y varias reuniones informales y privadas, con tocino y vodka, para alimentar nostalgias. Pero ya es muy tarde para dos comidas.

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