lunes, noviembre 24, 2008

China: un dragón con un gran talego de oro/ Antonio Arencibia, Dr. Eugenio Yanez-Think Tank


Antonio Arencibia y Eugenio Yáñez

El presidente de China, Hu Jintao ya está en Perú tras visitar Costa Rica y Cuba. Todo ha sido tan rápido, que estaban aún tibios los apretones de mano de la reunión del G-20 en Washington, y ya se repiten los saludos con Bush, Medvedev y otros mandatarios convocados a la reunión de la APEC en el Centro de Convenciones del Ministerio de Defensa en Lima.

Pero la esencia de este análisis no es ese importante evento de líderes del foro económico Asia-Pacífico, sino examinar la cobertura que se ha dado en Miami al viaje del mandatario chino a la Mayor de las Antillas.

Hay que entender que aún en medio de la tragedia cubana, hubo aspectos llamativos y hasta pintorescos durante esa visita, especialmente las fotos de Hu con un cada vez más achacoso dictador cubano, las hipócritas alabanzas de éste cuando escribe que el lider chino “[f]ue cálido, amistoso, modesto, e hizo patentes sus sentimientos de afecto”, y el papelazo de Raúl cantando loas en mandarín a Mao Zedong.

Pero con relación a este tema no podían faltar opiniones que valoraban los contactos chino-castristas como pasos firmes en el establecimiento de una base estratégica china en la Isla, lo que en una jugada futura de rejuego con Estados Unidos, serviría a China para un intercambio por Taiwan.

También se ha considerado a Cuba como un puerto imprescindible para el acceso de China a América Latina, ya que, según ese criterio, los chinos buscan la aquiescencia de Castro para negociar con Chávez, Evo Morales, Correa, e incluso con Lula da Silva.

Para precisar lo que hay de cierto y lo que se exagera con este tipo de afirmaciones, hay que empezar por mostrar que la idea central del peligro potencial chino en Cuba se viene planteando hace algún tiempo en la revista mensual “Kanwa Defense Review”, cuyo editor en jefe, Andrei Chang, la retoma en un artículo recientemente escrito para la United Press International. Presentado con el título de “China corteja a los camaradas cubanos y latinos”, Chang escribe:

Debido a que la actual estrategia de China es reducir fricciones con los Estados Unidos, es poco probable que exporte tecnología coheteril a Cuba. Pero si se llegara a deteriorar la situación en el Estrecho de Taiwan hasta el punto en que china estuviese dispuesta a emprender acciones militares, es posible que Beijing pueda intentar frenar la intervención de E.E.U.U. jugando la carta de los cohetes en Cuba.

Obsérvese que el autor hace uso abundante de condicionales para plantear su tesis.

No se trata de que no haya contactos militares entre China y el régimen castrista. Durante los últimos años las relaciones de alto nivel de ese tipo se han evidenciado por las visitas a la Isla del Ministro de Defensa de China, Cao Gangchuan, del Jefe del Estado Mayor General del Ejército Popular de Liberación, del Comandante del Segundo Cuerpo de Artillería del EPL y del Comisario Político de la Universidad de Defensa Nacional.

No obstante, -según el analista antes citado-, hasta el momento no hay indicación de que China haya enviado a Cuba equipos militares terrestres o sistemas navales o de la fuerza aérea. Igual sucede con Venezuela y Bolivia, si exceptuamos la entrega china de 42 vehículos de transporte totalmente gratis al Ejército Boliviano.

Es precisamente a otros países de América Latina a los que China está ofreciendo sofisticados armamentos, como sus lanza-cohetes A-100, y otros misiles. Cada dos años los negociantes de armas chinos participan en la Exhibición Aérea de Santiago de Chile, lo que les ha servido para iniciar negociaciones con el país austral interesado en comprarles aviones A-50 tipo AWAC. En esa área, China también ha firmado un memorandum de entendimiento con Argentina para cooperación militar y colaboración en la exploración de la Antártica, y están en marcha negociaciones para la compra de helicópteros chinos tipo Z-9.

En contraste, lo que se puede apuntar respecto a Cuba, hasta el momento, es que entre los casi 2,000 estudiantes chinos que estudian allí español, es probable que muchos de ellos sean futuros cuadros del PCCh, del EPL o de la Inteligencia. O también puede admitirse que China tenga puestos sus ojos en las grandes reservas de níquel de la Isla, que además de tener un amplio uso industrial, son imprescindibles para el desarrollo de la industria de armamentos de la nación asiática.

Pero hay que concluir que, -especialmente ahora que hay un cambio de administración en Washington-, el régimen de La Habana no tiene interés en irritar al nuevo ejecutivo demócrata con gestos de aventurerismo militar.

Dos Ejemplos Diferentes: Cuba y Costa Rica

El periplo de Hu Jintao después de la cumbre del G-20 en Washington, se inició en San José, Costa Rica, y continuó en La Habana, Cuba, enlazando el interés de China de marcar su agradecimiento a dos países de América Latina. En el caso costarricense, el presidente Oscar Arias decidió en junio de 2007, romper relaciones con la República de China, tras seis décadas de estrechos lazos con Taipei y formalizar el reconocimiento a la República Popular China, con lo que Costa Rica se convirtió en el único país centro-americano hasta la fecha en tomar esa decisión.

Pero hace poco tiempo, la corte constitucional de Costa Rica obligó al gobierno a hacer público un memorándum secreto de entendimiento que llevaba también la firma del ministro de Relaciones Exteriores chino, Yang Jiechi. Según escribió Graham Bowley en el New York Times, en vísperas de la ruptura de relaciones con Taipei, la RPCh se había comprometido a comprar bonos estatales costarricenses por valor de 300 millones de dólares.

El presidente taiwanés, Chen Shui-bian, tomó buena nota de la experiencia y se apresuró a viajar a América Central para seguir recabando el apoyo de más de diez países aliados de la región y del Caribe, para amortiguar la embestida de China Comunista.

Fidel Castro convirtió a Cuba en 1960 en el primer país de América Latina que estableció relaciones con el gobierno de la República Popular China, como reconoció Hu Jintao al llegar a La Habana.

Durante la década de los 60 y 70, los representantes del régimen castrista se sumaron a la proposición que encabezaba Albania, de promover cada año una resolución en la Asamblea General de la ONU, para transferir el puesto que ocupaba la República de China (Taiwán) a la representación de China Popular.

Finalmente, el 25 de Octubre de 1971 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 2758 que reconocía a la delegación de la República Popular China como “los únicos representantes legítimos de China en Naciones Unidas”, y desde entonces pasó a ocupar además el puesto correspondiente, con derecho al veto, como miembro permanente del Consejo de Seguridad.

Treinta y siete años más tarde, el presidente Hu Jintao prefiere recordar esos pasajes de la historia de las relaciones entre los dos países y olvidar el alineamiento de Castro con la Unión Soviética frente a la China de Mao. Si sus asesores le hicieron saber de las críticas publicadas en Granma al modelo chino de socialismo de mercado, responsable de “una desigual distribución de los ingresos del país, marcada diferencia entre la ciudad y el campo y la erosión del medio ambiente”, probablemente Hu sonreiría recordando “las bondades” del igualitarismo maoísta que Castro parece añorar.

Es que China continental se encuentra jugando en otra liga, en la de los países con rango de gran potencia, y prueba de ello es la la importancia que ha dado a sus recientes relaciones con Costa Rica.

Por una parte, el comercio bilateral entre ambos países llegó en el 2007 a $2,870 millones: un incremento del 33% respecto al año anterior. Costa Rica es de los pocos países cuyas exportaciones a China superan las importaciones que recibe del gigante asiático. Durante el 2008 la balanza comercial favorecía a Costa Rica --que hasta septiembre había exportado a China $803 millones, mientras importó $671 millones.
Paralela a la visita presidencial, los empresarios chinos participaron en el "Foro económico y comercial Costa Rica-China", compartiendo con empresarios costarricenses sobre clima de negocios, oportunidades comerciales e inversión. China es el segundo socio comercial de Costa Rica, al igual que lo es respecto a Cuba. La diferencia notable está en el primer socio en cada caso: los Estados Unidos para Costa Rica, la Venezuela bolivariana para Cuba.

Pero hay también otras diferencias si tenemos en cuenta el intercambio comercial.

El de Cuba con China superó en 2007 los 2.600 millones de dólares, para un crecimiento de 23 por ciento respecto al año anterior. Es decir que Costa Rica, un país con el 46% del territorio y el 37% de la población de Cuba, alcanza 270 millones de dólares más de intercambio anual con China y este crece a un ritmo de más del 10 % que el de Cuba. (Foto izquierda: San José, Costa Rica).

A lo anterior hay que añadir que se está hablando de un país que no tiene fuerzas armadas, y que dedica a su policía y seguridad pública solamente el 0.4% de su Producto Interno Bruto, mientras Cuba invierte diez veces más en gastos militares.

En el marco de la visita de Hu Jintao a Costa Rica se firmaron once acuerdos de cooperación en las áreas de comercio, energía, tecnología y educación. China otorgó créditos al país centroamericano por valor $40 millones, y la Corporación Petrolera Nacional de China (CNPC) y la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) crearon una empresa mixta por 25 años que se ocupará de la ampliación de una refinería costarricense. El proyecto supone elevar la capacidad actual de refinación de 1.2 millones a 300 millones de toneladas anuales de crudo.

Por otra parte, aún antes de la llegada del presidente chino a La Habana, se firmaron convenios que abarcan las compras por China de azúcar, (400,000 toneladas), y de níquel cubano (unas 38,000 toneladas). Además se acordó la colaboración en la rehabilitación de los puertos y en el sistema sismológico, e inversiones en el área de la biotecnología.

China también otorgó créditos a Cuba por valor de $70 millones para la reparación y reconstrucción de instalaciones de salud, e hizo un donativo por valor de 8 millones de dólares para mitigar los daños causados por los tres huracanes recientes. En el vuelo que lo condujo a la Isla, el dirigente chino llevó 4.5 toneladas de ayuda humanitaria.

La concesión más importante para el régimen fue el aplazamiento de pagos por parte de China. De un crédito de $7 millones otorgado hace diez años, su cobro fue pospuesto por otros cinco años y fue aplazado por otros diez años el pago del saldo favorable a China en el desbalance comercial acumulado hasta 1995, y cuyo monto no se especificó.

Costa Rica es un país también beneficiado por el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR por sus siglas en inglés). En estos momentos dos delegaciones empresariales acaban de finalizar visitas a los estados norteamericanos de Ohio y Florida.

Cleveland fue visitada por una delegación organizada por la Cámara de Exportadores de Costa Rica (CADEXCO), que incluía a las empresas IREX, Café Volio, Mondaisa, SALICSA, Nutrisnacks, MAFAM, Los Patitos y Central Veterinaria. En la misión comercial a Miami, organizada por la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER), participaron las empresas costarricenses Roma Prince, IREX, Mondaisa y Brinsa de Costa Rica de BCR.

Buena parte de las empresas costarricenses que visitaron Estados Unidos exportan alimentos, mientras los mercados de la nación centroamericana se mantienen normalmente abastecidos. Cuba, por su parte, debía importar, aún antes del desastre de los tres huracanes que la golpearon este año, más de dos mil millones de dólares en alimentos, para mantener a duras penas un mercado desabastecido donde impera una cartilla de racionamiento desde hace más de cuarenta y cinco años. Las diferencias entre ambas naciones son evidentes. Y por si algún castrista lo ignora, la salud pública y la educación son tan gratuitas en Costa Rica como en Cuba.

El “poder suave” del Dragón

Como hicieron los chinos en la sensacional inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, coincidiendo con el viaje de Hu a Washington, se conoció la extraordinaria noticia de que China había superado a Japón como el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos. En base a las cifras que dio al respecto el influyente diario británico Financial Times, la suma de los 585,000 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense en poder de China y la de los 573,200 millones en manos de Japón, significa que el gobierno y el pueblo norteamericanos deben a los dos colosos asiáticos más de un billón de dólares ("billón" en términos en español, en inglés sería "trillón").

Este viaje de Hu Jintao, preparado por largo tiempo, ha sido descrito por El Diario del Pueblo de Beijing como “un nuevo capítulo en las relaciones entre China y América Latina”. Si la década pasada se considera como la del inicio de la ofensiva china en el continente, en solo ocho años el comercio bilateral de China con la región se ha multiplicado más de ocho veces, de 13,000 millones de dólares en el 2000 a 111,000 millones en los tres primeros trimestres del 2008. Durante más o menos diez años China había estado negociando su incorporación al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a fines de octubre se aceptó su entrada en la organización, como el tercer país asiático después de Corea del Sur y Japón. En la decisión también influyó el compromiso chino de aportar $ 350 millones para proyectos de desarrollo regional auspiciados por el BID..

La firma por China en el 2006 de un Tratado de Libre Comercio con Chile, la llevó un año más tarde a desplazar a Estados Unidos como principal mercado de exportación chileno. La venta de cobre a China fue el primer rublo exportable de Chile y su monto ascendió a 10,000 millones de de dólares.

Ahora, según el Financial Times, al margen de la cumbre de la APEC, Hu Jintao y Alan García se proponen un acuerdo estratégico cuyos resultados podrían ser que China sobrepase también a Estados Unidos como primer socio comercial de Perú.

Al mismo tiempo, se asegura que en Lima se negociará con el presidente Lula, el financiamiento chino de una siderúrgica en Brasil por valor de tres mil millones de dólares.

Por supuesto, varios analistas han interpretado que todos estos avances chinos se hacen a expensas de la influencia norteamericana en el hemisferio, que se estaría debilitando. No obstante un “Congressional Research Report” del 15 de agosto pasado, analizaba el uso por parte de China de medios no-coercitivos o “soft power” (poder suave) en América Latina y consideraba que Estados Unidos mantiene fuerza política, en la región ya que el estilo chino es elevar los vínculos comerciales sin interferir en la política de los países. Esto pudiera ponerse en duda, aunque el ejemplo de Cuba es bastante claro al respecto.

A China no le preocupan los asuntos internos de Cuba. Ya escoja o no el socialismo de mercado le tiene sin cuidado. Mucho menos la política interna de Raúl Castro. Ya llegará el momento de cobrar, en níquel, en petróleo o en lo que quede de valor en la Isla después de medio siglo de deterioro. Lo que para el régimen son relaciones de supervivencia, con Venezuela, Brasil y Rusia, para China son deudas seguras que pueden esperar.

Lo penoso es que China está dando limosnas a la Isla, y no son tan grandes como la ayuda que rechazó Fidel Castro del gobierno norteamericano. Ante esa realidad, el viejo dictador se verá obligado en algún momento a poner sordina a sus perennes críticas a los Tratados de Libre Comercio que buscan los países de América con Estados Unidos. Sin embargo, en la noche del domingo publicó otra "reflexión" donde está claro que aún no ha modificado la política de dinosaurio al señalar:

"Lo real es que, si un país del Tercer Mundo suscribe a la vez acuerdos de libre comercio con ocho o diez países desarrollados o emergentes, entre los cuales algunos se caracterizan por ser productores tradicionales de mercancías abundantes y atractivas a bajo costo o productos industriales sofisticados, como Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea del Sur, etcétera, la naciente industria de un país en desarrollo tendrá que competir con los sofisticados productos que salen de la industria de los más desarrollados o de las manos laboriosas de sus poderosos socios, uno de los cuales maneja a su antojo las finanzas mundiales. Les correspondería sólo el papel de productores de materias primas baratas requeridas de grandes inversiones que serán en todo caso propiedad extranjera con plenas garantías contra veleidades nacionalizadoras. No les quedaría más que las manos extendidas esperando el piadoso apoyo al desarrollo, y una eterna deuda a pagar con el sudor de sus hijos. ¿No es acaso lo mismo que ha ocurrido hasta hoy?"

El supuesto destino tenebroso y terrible que esperaría a tantos países, que presagia una vez más el enfermo dictador, resulta ser lo más parecido a la realidad de Cuba tras casi medio siglo bajo la dirección de Fidel Castro, donde desde hace mucho tiempo ya no quedan "más que las manos extendidas esperando el piadoso apoyo al desarrollo, y una eterna deuda a pagar con el sudor de sus hijos".

El problema es que le pudieran preguntar al patriarca en su pleno otoño: ¿Por qué un Tratado de Libre Comercio entre China y Perú, o China y Costa Rica, es bueno y con Estados Unidos es malo? La respuesta mas seria debería ser: es lo mismo, pero me equivoqué; o quizás: es lo mismo, pero me conviene callar.

Pero eso jamás va a ocurrir en vida del tirano.

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