No Hay Peor Enemigo Que La Lengua.
Silvio Benítez Márquez.
Vice-Presidente Del Partido Liberal Nacional Cubano.
No hay en este mundo un arma tan mortífera como la lengua, un órgano incansable y demoledor, con una capacidad y ritmo proverbial, al extremo de no conocer limites, ni barreras asimétricas que depongan su vital energía, protagonista preponderante de las glorias y fracasos del ser humano, convertida en toda una conductora e interprete entre el hombre y la madre naturaleza, considerada por expertos, una verdadera joya de esta especie bípeda. Pero no todo ha sido color de rosa para este Órgano humano, implicado hasta la medula con su violencia y agresividad verbal, faceta indigna y petrifica que golpea y sacude su elegante etiqueta, deparando el vacío y la plaga en su incierto camino, premio que sus detractores ambicionan para sus practicas macabras, trampa fatal, que hoy los condena a ser cautivos por este manada herrumbrosa, acostumbrada a acusar la honra de sus adversarios con descalificativos viperinos mediante sus lenguas melenudas y grotescas.
Actos elocuentes son ejemplo en la islita del caribe o, mejor en ese gulat tropical cubano, donde este órgano vital, es herramienta fértil e indispensable para el total control de sus maltrechos habitantes. La practica de este órgano lingüístico, es de total relevancia, ratificación que asegura hoy por hoy como el deporte nacional. Flagelo moderno que golpea con rudeza las sociedades cerradas, provocando condiciones adversas y tragedias irreparables, elemento dinamitador por excelencia de los valores y principios de estos prisioneros lingüísticos, que intrínsecamente viven en medio de una pesadilla que los agobia y atormenta al punto de divisar fantasmas donde no hay.
Sus victimarios unos desdichados bichos de la especie humana, convictos de un monasterio que los utiliza y a la vez los aplastan. Ahora después de tanto batallar, las lenguas de estos monitoriadores lingüísticos se les retuercen e ingesta un pavoroso frío, que los aterra y priva de sus habituales fechorías. Su timbre y melodía sufren desperfectos que aminoran la marcha acostumbrada, implorando clemencia, ante la avalancha de capa caída que se les viene encima. Panorama poco alentador para esa elite de lenguones, que da por pérdida la partida, admitiendo abiertamente los desmanes y desmesuras de este fracasado modelo, embuste bien tejido que les robo largas décadas de vida, argumento fijado y fundamentado bajo la saliva renovadora de las conquistas sociales. Fatal final para este órgano, que obviamente sintió el desprecio supremo de todos y toma conciencia del daño tan grave en que incurrió, relegando huellas y sombras por ahí, que pernoctan como soplones, amenazando y calumniando la dignidad de dignos cubanos, a estos un consejo, seres de lengua de trapo y, desde ya tomen notas en el asunto como advertencia, no hay órgano mas traicionero que la lengua, mi recomendación, por que, estas lenguas, en ves de husmear en el vecino, no husmean valoran y analizan la verdadera historia de esta catarsis y, después tomen sus propias conclusiones.
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