En el periodico Victoria de la Isla de la Juventud, el periodista Manuel E. Yepe revela hoy en Si imperara la razón las esperanzas mas caras de Raul. En un ejercicio periodistico proximo a un orgasmo socio-mental, Yepe toma fragmentos del hipotetico discurso que el periodista ingles Richard Gott preparo como discurso de toma de posesion de Barack Obama A new agenda in Latin America. Reproduzco integramente "Las esperanzas de Raul".
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"No tiene desperdicio el discurso que formularía Barack Obama al asumir en enero de 2009 la presidencia, si utilizara el texto que le preparó el veterano periodista e historiador inglés Richard Gott y que apareció en The Guardian, de Londres, el 9 de julio en curso.
Gott explica en su "proyecto" que aunque Iraq y la economía del país han sido los temas dominantes en la pugna electoral, América Latina presenta retos importantes que el próximo presidente de los Estados Unidos debe resolver y, a tales efectos, asumiendo que Barack Obama sea el triunfador en las elecciones de noviembre, le recomienda un texto que equivale a una nueva agenda continental.
Obama diría que "en algunas partes del mundo hemos tratado de hacer demasiado, en América Latina hemos hecho demasiado poco. Con nuestra atención puesta en otras partes, las fuerzas antiamericanas han venido a ocupar los vacíos. Hoy tenemos poco que construir en el continente y pocos amigos con quienes hacerlo. Sin embargo, yo prometí cambios, la ciudadanía votó por el cambio y es precisamente cambio lo que pretendo hacer."
A continuación, Obama recordaría algunos aspectos positivos de sus predecesores en el cargo presidencial, Franklin Roosevelt y John Kennedy. Respecto a este último, diría que la Alianza para el Progreso era un programa de aproximación con América Latina que constituía una "alternativa a la retórica revolucionaria de Castro".
Luego, Obama reconocería que, "desde entonces, el continente ha cambiado dramáticamente, especialmente en los últimos veinte años, desde el fin de la guerra fría. Latinoamérica ha comenzado a levantarse, a marchar adelante sin asistencia. Ha derrocado las dictaduras militares que sucesivos gobiernos estadounidenses desacertadamente apoyaron. Las democracias dejaron de ser una excepción para convertirse en la regla. No podemos ignorar estos hechos, ni que la bandera de Simón Bolívar ondea de nuevo sobre buena parte del continente, ni la repentina explosión de los pueblos indígenas que se ha expandido desde los países andinos."
Obama señalaría que el más significativo cambio será en relación con la isla de Cuba, "donde las políticas de mis diez predecesores inmediatos han fracasado en el objetivo de hacer avanzar los intereses de los Estados Unidos. Nos reunimos hoy en el mes del 50º aniversario de la Revolución cubana, que triunfó en enero de 1959, y tenemos que reconocer que los hermanos Castro están aún vivos y en el poder. Cuba no es una democracia en el sentido en que nosotros damos al término, pero el gobierno de la Isla es reconocido y aceptado por todos nuestros vecinos sureños. Aceptemos la realidad y asumamos un enfoque nuevo y diferente. Cuba no es una isla prisionera ni es un Estado fracasado. Cuba es, a diferencia de los Estados Unidos, un país cuyos ciudadanos negros, la mitad de la población, disfrutan del mismo status de los blancos. Al igual que los Estados Unidos, es un país que busca cambios, pero en sus propios términos. Debemos reconocer y respetar esto".
Seguidamente, Obama abordaría críticamente los propósitos de anexión que, desde el siglo XIX albergaron varios presidentes de los EE.UU., lo que generó una relación conflictiva entre ambos países. Compararía los errores de la ocupación militar de Cuba en 1898 con los que actualmente comete Estados Unidos en Iraq, "mal planeadas y mal ejecutadas". En Cuba, "las secuelas de esos errores nutrieron la lucha revolucionaria de Castro 50 años más tarde".
Obama anunciaría entonces ciertas importantes designaciones: "El expresidente Jimmy Carter será mi representante personal para asuntos cubanos. Volará inmediatamente a Cuba para comunicar, a nombre de mi gobierno, la decisión de autorizar irrestrictamente los viajes a la Isla de ciudadanos estadounidenses y de poner fin al embargo económico contra Cuba, así como a preparar condiciones para una visita presidencial mía. Trabajará también por lograr un acuerdo acerca entre los principales problemas que afectan las relaciones entre los dos países. En la mesa de discusión estaría el futuro de nuestra base en la bahía de Guantánamo, cuya infamante prisión nos proponemos clausurar.
"También he pedido a Wayne Smith, nuestro más antiguo ex funcionario del Departamento de Estado, que abandone su retiro académico para asumir la jefatura de nuestra Embajada en La Habana y trabajar hacia la normalización de nuestras relaciones diplomáticas con Cuba."
En su discurso, Obama anunciaría su intención de viajar de La Habana a Caracas para saludar al Presidente Chávez, agradecerle sus aportes al proceso de paz en Colombia y apoyarle, junto a su homólogo colombiano Uribe, en la tarea de avanzar ese proceso, "al que contribuiríamos poniendo fin a nuestro Plan Colombia, que drena nuestras finanzas y cuyos fondos podrán ser destinados a fines sociales más útiles."
También anunciaría que, de Caracas, viajará a Brasilia, para conversar con el presidente Lula, y luego a Bolivia, para saludar a Evo Morales y expresar por su conducto el apoyo de los Estados Unidos a la resistencia indígena contra los colonos blancos que actualmente está haciendo cambiar el rostro de las Américas.
Según el texto propuesto por el periodista Richard Gott, Barack Obama explicaría que todos esos viajes que habría de emprender tendrían como fin hacer que los norteamericanos se identifiquen con los pueblos de Latinoamérica en su capacidad de abrazar los cambios y remodelar su historia, para lograr que la voz de los Estados Unidos se escuche en el gran nuevo coro de la liberación. No es muy probable que el discurso inaugural del nuevo presidente estadounidense que tome posesión en enero se parezca algo al texto que elaboró Gott a modo de ejercicio de interpretación de la realidad partiendo de los verdaderos intereses de la Unión relativos a su seguridad. Una declaración de este tipo, salida de la Casa Blanca, la enfrentaría a inescrupulosas represalias de las corporaciones menos astutas y del complejo militar industrial".
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"No tiene desperdicio el discurso que formularía Barack Obama al asumir en enero de 2009 la presidencia, si utilizara el texto que le preparó el veterano periodista e historiador inglés Richard Gott y que apareció en The Guardian, de Londres, el 9 de julio en curso.
Gott explica en su "proyecto" que aunque Iraq y la economía del país han sido los temas dominantes en la pugna electoral, América Latina presenta retos importantes que el próximo presidente de los Estados Unidos debe resolver y, a tales efectos, asumiendo que Barack Obama sea el triunfador en las elecciones de noviembre, le recomienda un texto que equivale a una nueva agenda continental.
Obama diría que "en algunas partes del mundo hemos tratado de hacer demasiado, en América Latina hemos hecho demasiado poco. Con nuestra atención puesta en otras partes, las fuerzas antiamericanas han venido a ocupar los vacíos. Hoy tenemos poco que construir en el continente y pocos amigos con quienes hacerlo. Sin embargo, yo prometí cambios, la ciudadanía votó por el cambio y es precisamente cambio lo que pretendo hacer."
A continuación, Obama recordaría algunos aspectos positivos de sus predecesores en el cargo presidencial, Franklin Roosevelt y John Kennedy. Respecto a este último, diría que la Alianza para el Progreso era un programa de aproximación con América Latina que constituía una "alternativa a la retórica revolucionaria de Castro".
Luego, Obama reconocería que, "desde entonces, el continente ha cambiado dramáticamente, especialmente en los últimos veinte años, desde el fin de la guerra fría. Latinoamérica ha comenzado a levantarse, a marchar adelante sin asistencia. Ha derrocado las dictaduras militares que sucesivos gobiernos estadounidenses desacertadamente apoyaron. Las democracias dejaron de ser una excepción para convertirse en la regla. No podemos ignorar estos hechos, ni que la bandera de Simón Bolívar ondea de nuevo sobre buena parte del continente, ni la repentina explosión de los pueblos indígenas que se ha expandido desde los países andinos."
Obama señalaría que el más significativo cambio será en relación con la isla de Cuba, "donde las políticas de mis diez predecesores inmediatos han fracasado en el objetivo de hacer avanzar los intereses de los Estados Unidos. Nos reunimos hoy en el mes del 50º aniversario de la Revolución cubana, que triunfó en enero de 1959, y tenemos que reconocer que los hermanos Castro están aún vivos y en el poder. Cuba no es una democracia en el sentido en que nosotros damos al término, pero el gobierno de la Isla es reconocido y aceptado por todos nuestros vecinos sureños. Aceptemos la realidad y asumamos un enfoque nuevo y diferente. Cuba no es una isla prisionera ni es un Estado fracasado. Cuba es, a diferencia de los Estados Unidos, un país cuyos ciudadanos negros, la mitad de la población, disfrutan del mismo status de los blancos. Al igual que los Estados Unidos, es un país que busca cambios, pero en sus propios términos. Debemos reconocer y respetar esto".
Seguidamente, Obama abordaría críticamente los propósitos de anexión que, desde el siglo XIX albergaron varios presidentes de los EE.UU., lo que generó una relación conflictiva entre ambos países. Compararía los errores de la ocupación militar de Cuba en 1898 con los que actualmente comete Estados Unidos en Iraq, "mal planeadas y mal ejecutadas". En Cuba, "las secuelas de esos errores nutrieron la lucha revolucionaria de Castro 50 años más tarde".
Obama anunciaría entonces ciertas importantes designaciones: "El expresidente Jimmy Carter será mi representante personal para asuntos cubanos. Volará inmediatamente a Cuba para comunicar, a nombre de mi gobierno, la decisión de autorizar irrestrictamente los viajes a la Isla de ciudadanos estadounidenses y de poner fin al embargo económico contra Cuba, así como a preparar condiciones para una visita presidencial mía. Trabajará también por lograr un acuerdo acerca entre los principales problemas que afectan las relaciones entre los dos países. En la mesa de discusión estaría el futuro de nuestra base en la bahía de Guantánamo, cuya infamante prisión nos proponemos clausurar.
"También he pedido a Wayne Smith, nuestro más antiguo ex funcionario del Departamento de Estado, que abandone su retiro académico para asumir la jefatura de nuestra Embajada en La Habana y trabajar hacia la normalización de nuestras relaciones diplomáticas con Cuba."
En su discurso, Obama anunciaría su intención de viajar de La Habana a Caracas para saludar al Presidente Chávez, agradecerle sus aportes al proceso de paz en Colombia y apoyarle, junto a su homólogo colombiano Uribe, en la tarea de avanzar ese proceso, "al que contribuiríamos poniendo fin a nuestro Plan Colombia, que drena nuestras finanzas y cuyos fondos podrán ser destinados a fines sociales más útiles."
También anunciaría que, de Caracas, viajará a Brasilia, para conversar con el presidente Lula, y luego a Bolivia, para saludar a Evo Morales y expresar por su conducto el apoyo de los Estados Unidos a la resistencia indígena contra los colonos blancos que actualmente está haciendo cambiar el rostro de las Américas.
Según el texto propuesto por el periodista Richard Gott, Barack Obama explicaría que todos esos viajes que habría de emprender tendrían como fin hacer que los norteamericanos se identifiquen con los pueblos de Latinoamérica en su capacidad de abrazar los cambios y remodelar su historia, para lograr que la voz de los Estados Unidos se escuche en el gran nuevo coro de la liberación. No es muy probable que el discurso inaugural del nuevo presidente estadounidense que tome posesión en enero se parezca algo al texto que elaboró Gott a modo de ejercicio de interpretación de la realidad partiendo de los verdaderos intereses de la Unión relativos a su seguridad. Una declaración de este tipo, salida de la Casa Blanca, la enfrentaría a inescrupulosas represalias de las corporaciones menos astutas y del complejo militar industrial".
Me preocupa el primer parráfo oscuro!! saludos GAVIOTA
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