¿A quién quisiera tener a su lado ahora? ¿Advenedizos que dicen que Cuba tiene dos presidentes o renunciaría a su soberanía?, ¿o los duros que nunca le han fallado?: Machado, Almeida, Julio Casas, Furry, Ramiro, Guillermo, Polo, López Miera.
Este análisis no pretende defender a nadie ni teorizar sobre eventuales “modelos”, sino tratar de entender, seriamente, lo que ha sucedido, está sucediendo, y puede suceder en Cuba en el futuro inmediato y a medio plazo. Quién desee telenovelas, busque por otro lado. Esto es realpolitik.
Los intereses, aspiraciones y sueños del pueblo cubano siguen ignorados y se mantienen en un segundo plano, como ha sido durante tantos años: el régimen considera que frijoles y pollos pueden hacer olvidar libertades individuales y derechos inalienables de los seres humanos. De momento, y a corto plazo, tal vez. Pero dar acceso a los cubanos al derecho a comer, vestirse y vivir honradamente de su trabajo no es una dádiva que el régimen concederá por bondadoso, sino un derecho de todo ser humano.
No somos un reino medieval del Oriente, satrapía centroasiática ni tribu medio-oriental, sino una nación de cultura occidental y caribeña, que sabe perfectamente que no hay alternativa superior a la democracia y el ejercicio de la soberana voluntad del pueblo.
De Raúl Castro se dicen muchas cosas, no siempre ciertas, pero nunca que sea idiota. Muchos realmente creyeron que Carlos Lage era “el número dos” y no paisaje. O que “Felipito” era el delfín. Ambos son “cuadros”. Como tal, siguen colgados en la pared, para darle colorido al entorno. Y todo esto es ahora con Fidel Castro vivo todavía: después del funeral, será peor… o mejor, nunca se sabe.
¿Está reinando ahora un Consejo de Ancianos? Por supuesto. En la cultura occidental esto puede ser sacrilegio, pero para la cultura caudillista revolucionaria cubana medio siglo de incondicionalidad vale más que un doctorado o que la percepción que pueda tener un corresponsal extranjero en La Habana sobre eventuales “presidenciables”.
La conformación del equipo de Raúl Castro no significa por sí misma la negativa a las imprescindibles reformas que hay que acometer ni la inevitabilidad de que las acometa. Describiendo al equipo no aparece la clave sin tener en cuenta otros factores: el freno no está en el equipo, sino en el “manager”, que desde su cama permanente y en estos tiempos con ropa deportiva dice que se alejó pero sigue presente. La salud del Comandante en Jefe (Raúl Castro no aceptó el cargo) tiene que ser muy precaria: semanas atrás se pensaba que si Fidel Castro estaba vivo en ese momento sería re-electo, aunque no se descartó la posibilidad de que no aceptara por problemas de salud.
Eso fue lo que sucedió: su salud tiene que estar realmente quebrada, porque no pudo seguir acaparando el bulto. Por lo que se quitó de encima las tareas cotidianas que no le interesan, pero no soltó el poder. Fidel Castro sigue siendo Primer Secretario del Partido y Reflexionador en Jefe, con derecho a jugar a “la oposición” y “serrucharle el piso” a Raúl Castro. Y las decisiones estratégicas se le consultarán: no renunció a la suprema autoridad. No puede. Es parte de sus genes.
“Propuso” a la Comisión de Candidaturas que se incluyeran en el Consejo de Estado a los Generales de Cuerpo Cintra Frías (“Polo”) y López Miera. “Retocó” la historia de la guerra de Angola, borrando al fusilado General Ochoa, para resaltar los méritos de ambos. Y le obedecieron sin chistar. Sacaron a dos de la lista inicial. ¿Quiénes?: no tiene importancia.
Para entender lo que ocurre en La Habana no puede olvidarse que no se está gobernando un país, sino mandando un campamento: la división de poderes, la sociedad civil y el estado de derecho no tienen nada que ver con esta historia de guerrilleros en un país de generales y doctores.
La “muy objetiva” Europa, de la mano con la izquierda visceral latinoamericana, se inventaron durante muchos meses un inexistente asomo de “apertura” o un socialismo renovado, donde en realidad había solamente un viejo caudillo muy enfermo, una sucesión bien planeada y una imperiosa necesidad de crear expectativas y repartir migajas en forma de limitadas reformas económicas para conjurar el fantasma de Bucarest: llegaron a creerse seriamente y a repetir por todas partes que Fidel Castro había “renunciado”, y despertaron el 24 de febrero con sorpresas.
Como no escarmientan, pasado el cambio de escenografía y de personajes de la parodia democrática que se realizó el pasado 24 de febrero, para poder seguir en el hit parade ya se están inventado listas de medidas de reformas y fechas de su aplicación, que supuestamente conocen, quien sabe como, en un régimen que ha demostrado claramente que sabe guardar secretos cuando le interesa hacerlo. Vendrán reformas, naturalmente, porque son impostergables, pero cuáles, cuándo y cómo no es algo como para que se sepa en corrillos extranjeros del ciberespacio, cuando dentro de la misma Cuba se sabe demasiado poco.
No hacían falta las noticias el 24 de febrero: bastaba ver la imagen de Raúl Castro en la sesión de la Unánime Asamblea vistiendo traje de civil para confirmar que era el sucesor. Y conocer cómo son las cosas en Cuba para entender que ni él ni nadie aceptarían nunca un grado de Comandante en Jefe creado especialmente para Fidel Castro.
La promoción de “Machadito” a segundo al mando habrá sorprendido en Madrid o en Miami, porque todos en Cuba conocen su extraordinario poder, además de su carácter despótico y sus “métodos” de ordeno y mando. Baste recordar que solamente tres personas en Cuba son, a la vez, miembros del Buró Político y del Secretariado del Partido: Fidel Castro, Raúl Castro y José Ramón Machado Ventura.
Cuando en los años sesenta Machado Ventura, entonces Ministro de Salud Pública, tuvo desavenencias con su Viceministro, el Primer Teniente José Miyar Barruecos (“Chomy”), hoy Secretario del Consejo de Estado por séptima vez, y siempre protegido de Fidel Castro, Machado fue designado delegado del Buró Político del Partido en la provincia de Matanzas, cargo que fue a desempeñar vestido de verde olivo con sus estrellas de Comandante del Ejército Rebelde.
En la debacle posterior a la “ofensiva revolucionaria” Machado Ventura mantuvo una relativa disciplina e hizo las cosas en Matanzas algo mejor que en el resto del país. En la Zafra de los Diez Millones Matanzas fue la única provincia que cumplió su plan: un millón de toneladas de azúcar, lo que le valió ser promovido a Primer Secretario del Partido en la capital, donde ya no pudo ser jefe de aire, mar y tierra como en Matanzas, pero donde se movió con habilidad para no caer en crisis nunca.
Después del estruendoso fracaso de la Zafra que nunca fue de Diez Millones, cuando la economía y el país se hundían en picada, los soviéticos de la era de Brezhnev impusieron a Fidel Castro la ortodoxia soviética como condición sine qua non para olvidarse de las deudas de armamentos, dar quince años de gracia a la siempre creciente e impagable deuda cubana, y continuar la colaboración. Entonces Machado fue promovido a miembro del Buró Político en el Primer Congreso del Partido (1975) y encargado de las tareas de “organización y cuadros”: diseñar el aparato partidista y seleccionar las camarillas encargadas de dirigirlo, más darle el visto bueno a todos y cada uno de los miembros de la nomenklatura antes de que pudieran ser nombrados para cualquier cargo, fuera partidista, estatal o de gobierno. Siempre fue temido, nunca querido.
Por estándares occidentales y humanos, Machado Ventura es un burócrata, arrogante y arbitrario, pero en las evaluaciones cubanas desde el poder, léase Fidel y Raúl Castro, es un cuadro probado, efectivo y con muy buenos resultados. Y más que todo eso: un Lucca Brasi leal, incondicional, “inclaudicable”, sin ambiciones personales frente a Big y Little Brother: el hombre nuevo de la nomenklatura.
Nada simpático a la militancia ni a la población, el flamante segundo al mando fue quien menos votos obtuvo en la selección del actual Consejo de Estado, y ante evidentes y repetidos signos de descontento dentro de Cuba por su selección, el mismo Fidel Castro tuvo que salir a “reflexionar” en su defensa:
“Se escuchan ahora aullidos de lobos atrapados por la cola. Qué rabia les provoca en especial la elección, como Primer Vicepresidente, de Machadito, Secretario de Organización del Partido Comunista de Cuba, al que la Constitución otorga la tarea principal en la conducción del pueblo hacia el socialismo.
Clarísimo. Con la lógica celestial de Ignacio Ramonet o el marxismo “renovado” de Heinz Dieterich, la “sangre joven” hubiera sido promovida, pero en el mundo real del castrismo las cosas son diferentes: fue promovido el incondicional, el fiel, el “duro”.
A pesar del alto cargo de Estado y Gobierno, Machado Ventura seguirá ejerciendo el control del aparato partidista y del “trabajo político” a lo largo y ancho de la isla. Su primera aparición en el periódico Granma fue controlando la reunión plenaria de la Federación de Mujeres Cubanas, y el periódico lo identifica solamente como “miembro del Buró Político”. Que nadie se confunda: Granma no sabe hacer periodismo, pero es una efectiva maquinaria para transmitir los intereses del Partido Comunista. “El Uno” va a dirigir el Gobierno y el Estado, apoyado por “Machadito”, que pondrá el Partido a su disposición.
Machado no es un ideólogo ni un intelectual, ni le interesa serlo: es la mano derecha del poder, el jefe de estado mayor de la era raulista, y hará, que no quepan dudas, lo que Raúl Castro le pida que haga: blindar la caverna castrista sin un espacio de luz, o dirigir los “cambios” que se puedan producir.
Su designación no es necesariamente imagen de inmovilismo, como lógicamente han pensado tantos: es más bien un mensaje de garantía de que las cosas se harán como decida Raúl Castro, en un sentido o el otro.
Años atrás, cuando las discusiones preparatorias de un Congreso del Partido se “pusieron malas” para los intereses de Fidel Castro, “Machadito” fue encargado de castrar el debate y dejarlo todo como estaba. Y si recibe la orden otra vez, lo hará nuevamente.
Pero si se le ordena lo contrario, se lanzará a la tarea con el mismo ánimo y despotismo que lo caracteriza: para él, la medida de los resultados es la aprobación que reciba de Raúl Castro, no lo que tenga que armar o desarmar para lograrlo, ni a quien tenga que dejar en el camino. Así ha vivido su vida, y no hay razón para que cambie ahora.
Para lo que venga, sea lo que sea, Raúl Castro ha organizado nuevamente su Segundo Frente Oriental Frank País, como había previsto meses antes en la reunión que celebraron los veteranos en Sierra Cristal, y que al comentarse por Cubanálisis-El Think-Tank fue catalogada como “política-ficción” por los iluminados.
Con “Machadito” listo para movilizar el partido y su militancia para ejecutar las tareas que se le planteen, los generales Abelardo Colomé Ibarra (“Furry”) en el Ministerio del Interior, y Julio Casas Regueiro en las Fuerzas Armadas Revolucionarias garantizan que no pueda haber sorpresas desagradables en los mandos militares ni entre la población: una “invasión imperialista” no les preocupa, pues saben que es improbable, para no decir imposible.
Lo que parece ser una opinión de muchos es que Raúl Castro desearía poder desarrollar su proyecto sin tener que recurrir a la fuerza bruta, tipo Tien An Men o Budapest, pero no se puede asegurar que es algo que rechazaría si no quedara otra opción. En cierto sentido se está jugando por las enseñanzas de hace veinticinco siglos del estratega chino Sun-Tzu, de que la mejor estrategia es lograr los objetivos sin tener que dar la batalla: en este caso, considerar que la eventualidad de la utilización de la fuerza bruta y las esteras de los tanques bastaría para contener brotes de rebeldía antes que se produjeran.
Si hubiera que sacar los tanques a la calle, tanto Furry como Casas Regueiro darían la orden, y nadie debe dudar que los generales “Polo” Cintras Frías y Álvaro López Miera la ejecutarían sin vacilar: después de disparar preguntarían qué fue lo que pasó. La Navidad de 1989 en Bucarest que terminó con Caesescu cargado de varias libras de plomo de tanto que le dispararon no se debe repetir en La Habana, ni en ningún lugar de Cuba. Y aunque no aparece en el Consejo de Estado ni recibe mucha publicidad, otro Comandante del Segundo Frente, el hoy General de División Antonio Enrique Lussón, dirige las tropas especiales del MINFAR.
“Furry” viene de la lucha clandestina en Santiago de Cuba, junto a la fallecida Vilma Espín, esposa de Raúl Castro. Tuvo mandos militares en Oriente después de 1959 hasta su promoción, hace más de 30 años, a Jefe de Contrainteligencia Militar, y después a Viceministro Primero encargado de Inteligencia y Contrainteligencia, la contraparte del MININT de “Ramirito”. En 1989, tras el fusilamiento del general Ochoa y la defenestración del ministro José Abrahantes, fue designado Ministro del Interior, encargado de “limpiar” el viejo aparato y garantizar que fuera “confiable”. Estuvo con Jorge Ricardo Massetti organizando una fracasada guerrilla en Argentina promovida por Che Guevara, y en la guerra de Angola desde los inicios.
Julio Casas Regueiro, y su hermano, el fallecido Senén, se incorporaron a las guerrillas del Segundo Frente con Raúl Castro. “Julito” trabajó mucho tiempos en los servicios de retaguardia después de 1959, pero no es solamente el empresario de GAESA que creen los desinformados periodistas digitales que escriben sin saber: fue Jefe, entre otras cosas, de la DAAFAR (Defensa Anti Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria), y Viceministro de las FAR para los servicios de retaguardia. Se distinguió en el aprovisionamiento logístico de los cuerpos expedicionarios cubanos en Angola, y fue jefe de retaguardia en la operación de Etiopía. Desde que “Furry” fue enviado al MININT en 1989 fue ganando cada vez más preeminencia, destacándose como organizador y administrador, hasta ser durante muchos años el Primer Sustituto del Ministro de las FAR.
Su trabajo en las actividades económicas de los militares, y no solo en las de GAESA, ha resultado significativo para los estándares de Raúl Castro, por lo que no se debe descartar que desde el MINFAR encabece, u “oriente” la aplicación de nuevos sistemas administrativos y de gestión para la economía nacional.
De “Juanito” Almeida se conoce más: El Moncada, prisión de Isla de Pinos, exilio en México, yate Granma, Sierra Maestra, miembro del Buró Político desde su fundación, compositor musical improvisado, Comandante de la Revolución, Viceministro Primero de las FAR, Ministro por sustitución reglamentaria, Vicepresidente del Consejo de Estado desde su fundación: todo lo contrario a “Machadito”, se le conoce por persona afable y cordial, buscador de consensos y siempre preocupado de los que cayeron en desgracia.
Dos días después de la creación del nuevo Consejo de Estado, el periódico Granma celebró los 50 años de la fecha en que él y Raúl Castro fueron ascendidos, el mismo día, a Comandantes del Ejército Rebelde. ¿Hay que decir más?
Esteban Lazo, de la raza negra, miembro del Buró Político, no participó en la lucha antibatistiana, pero se incorporó desde muy joven a la Revolución, fue miliciano y obrero en la base, lo que nunca fue Carlos Lage, y trabajo en las organizaciones políticas de la Juventud y el Partido durante mucho tiempo, ganándose la aprobación de Machado Ventura.
Se le conoce como cortés y tratable, dirigió el partido en la estratégica Ciudad de La Habana, y dicen que se aparecía de madrugada en las terminales de ómnibus a conversar con los choferes y conocer los problemas.
Miembro del Buró Político, es el más alto representante de la raza negra en el poder cubano (Almeida realmente es mulato), y su presencia se refuerza en el Consejo de Estado con cinco mujeres de la raza negra, aceleradamente promovidas el 24 de febrero para dar una imagen de balance racial ante la marginada población negra y mulata del país.
Independientemente de situaciones puntuales y específicas, y exitosos deportistas, la gran masa de la población negra y mulata del país se percibe a sí misma, no sin razón, marginada y carente de oportunidades, desde promociones y empleos hasta acceso a moneda convertible desde el exterior, porque la aplastante mayoría de los emigrados cubanos, que pueden enviar remesas a sus familiares, son blancos.
Esta masa negra y mestiza tiene un gran peso en las provincias orientales, que han sido, simultáneamente, las más golpeadas por la crisis económica, la carencia de recursos y oportunidades, y los desastres naturales. Es una zona de potenciales y reales grandes tensiones sociales, que Raúl Castro no puede desconocer.
Carlos Lage Dávila es un médico promovido desde la dirección de la Federación de Estudiantes Universitarios al Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe, donde desarrolló su actividad a la sombra del tirano. Allí surgió la leyenda injustificada de ser “el arquitecto de las reformas” en tiempos del período especial, el “número tres” en tiempos del binomio Fidel-Raúl Castro al frente del país, y “número dos” cuando Fidel Castro enfermó de secreto de estado.
Cumplió “misión internacionalista” como médico en Etiopía. Era considerado “el mejor intérprete del Comandante” hasta que Felipe Pérez Roque lo desbancó de ese criterio. Tuvo a su cargo la revisión y torpedeo de las propuestas de inversiones extranjeras, y fue designado Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, y Vicepresidente del Consejo de Estado. Ante la imposibilidad de salud de Fidel Castro para viajar continuamente, y la reluctancia de Raúl Castro para hacerlo, se fue convirtiendo en la cara exterior del régimen, de donde los fantasiosos derivaron la conclusión de un poder que realmente no tenía. Su primer anticipo sobre "reformas" para la mejora económica que se supone vendrá fue decir que debía ser acompañada de preceptos como el esbozado por Raúl de trabajar duro, «que no solo significa trabajar más sino también trabajar mejor».
Es persona con capacidad de dirección demostrada e iniciativa personal restringida. En los corrillos del poder cubano saben lo mal que se siente cuando debe reunirse o negociar con los generales, sobre todo después de declarar hace unos años en Venezuela que “Cuba tiene dos presidentes”.
Con “Machadito” a cargo del Partido y un Juan Almeida con ochenta años y la salud quebrantada, Lage será visible en las actividades económicas de la isla. “Furry” y Julio Casas garantizarán el “martillo” sin mucha publicidad, y Esteban Lazo trabajará con las relaciones exteriores. Lage estará muchas veces en primera página de la prensa oficial: cumplirá con eficiencia las tareas que se le encomienden, y continuará viajando al exterior en representación del poder.
Quienes deseen, en el extranjero, otra vez, confundir al mensajero con el mensaje, deberían estar advertidos, porque parece ser el chivo expiatorio propicio para desplazarlo del gobierno después de los funerales del Comandante en Jefe, nunca antes.
Raúl Castro, entonces, tiene en su equipo más cercano al siempre fiel Machado Ventura, a su camarada de cincuenta años Juan Almeida, a dos guerrilleros de su Segundo Frente devenidos generales que dirigen las fuerzas armadas y la seguridad, un obrero de la raza negra promovido poco a poco desde la base con bendiciones de “Machadito”, y un médico de clase media devenido ejecutivo que tiene todas las simpatías de Fidel Castro y muy pocas de los militares. No por gusto aparece al final en el listado oficial de los Vicepresidentes.
Y un poco más allá, pero al alcance de la mano, a los jefes del poderoso Ejército Occidental (“Polo” Cintras Frías) y del Estado Mayor General (Álvaro López Miera), a los únicos otros dos Comandantes de la Revolución que hay en Cuba además de Juan Almeida, que son Ramiro Valdés y Guillermo García, y otro miembro del Buró Político, el Ministro de Salud Pública, guerrillero del Segundo Frente y Comandante del Ejército Rebelde, José Ramón “Pepito” Balaguer.
Pero los problemas que tiene por delante el nuevo flamante presidente no son pocos:
- La población está cargada de expectativas y esperando ver “algo”, después del famoso discurso del 26 de julio del 2007 y el “debate nacional” que le siguió: propuestas sobraron, y se discutió amplia y fuertemente. No basta con declarar que se ha tomado nota de las propuestas y que se están estudiando profundamente. Un resultado en cualquiera de estas direcciones será mejor recibido que mil promesas. Y no queda mucho tiempo.
- Aunque existen rumores de que Raúl Castro ha logrado acumular determinadas reservas de comida, y que se tomarán medidas con el peso convertible y la dualidad de monedas, así como con el acceso a instalaciones turísticas por parte de los nacionales, hasta que los rumores no se conviertan en frijoles, carne, arroz, dinero en el bolsillo, eliminación del “apartheid” y mejoría en el transporte, el vestuario y las reparaciones de viviendas, no hay nada resuelto y la caldera sigue acumulando presión, aunque el inefable Comandante asegure lo contrario.
- Los sectores intelectuales están mostrando un poco más de audacia, y algunos optan por señalamientos críticos de rechazo al inmovilismo en vez del “exilio rosado”. La cuidadosa seudo-rehabilitación de escritores y artistas oficialmente detestados durante décadas ha constituido combustible para los que deseaban mostrar distanciamiento. Recientemente se han destacado algunos artistas en señalamientos puntuales relativos a la necesidad de cambios, la eliminación de restricciones, y las frustraciones por no haber dado paso a una generación más joven. Lo que comenzó con “la guerrita de los e-mails” a comienzos del 2007 se puede convertir poco a poco en una actitud contestataria.
- La disidencia, aún limitada y golpeada, reprimida y humillada, va mostrando más audacia y busca ampliar su escenario. El momento es propicio para ello, pues gran parte de los gobiernos democráticos del mundo están esperando del proceso raulista una actitud más abierta y tolerante hacia la sociedad civil que la mostrada durante casi cincuenta años de Comandante. La sorprendente firma por parte del régimen de pactos internacionales de derechos humanos de la ONU, y la promesa de una relativa y limitada apertura de espacios a la iglesia en Cuba, de facto le han brindado al nuevo presidente un respiro en un compás de espera bajo estricta vigilancia, pero los períodos de gracia no van a ser muy amplios, y cualquier acción “fidelista” en este campo, por parte del nuevo gobierno, cerraría las puertas a muchas eventuales posibilidades de mejoría de las relaciones.
Ciertamente, la sombra del Comandante sigue presente y amenazante: aunque jure y perjure mil veces que “Raúl cuenta con todas las facultades y prerrogativas legales y constitucionales para dirigir a nuestro país”, nadie se lo cree realmente. Las mismas prerrogativas “legales y constitucionales” tenía el difunto Osvaldo Dorticós como Presidente de la República por diecisiete años, y todos saben la historia.
Raúl Castro deberá mostrar extraordinaria habilidad en juegos malabares para sortear la sombra tenaz del Comandante y poder llevar adelante proyectos que pueda tener en cartera.
De hecho, esa habilidad la ha demostrado al lograr mantener a Irán fuera de Cuba a toda costa, a pesar de las intenciones de Chávez de crear un eje Caracas-Habana-Teherán, y en el manejo de las relaciones con el Presidente Lula, del Brasil, buscando atraer colaboración brasileña para el petróleo y la economía en general y reducir sutilmente la peligrosa dependencia del abrazo chavista.
Porque cada paso que dé en cualquier aspecto de su presidencia chocará con la infernal y maquiavélica parafernalia diseñada por Big Brother durante medio siglo para controlarlo todo a su manera.
Sin mucho alboroto, se elevaron los precios de compra de leche y carne a los campesinos y cooperativistas, y se eliminaron intermediarios en la comercialización de la leche, lo que permitió disponer, en fracciones del año, de una cantidad de leche que posibilitó ahorrarle al país 30 millones de dólares en importaciones.
La producción de carne de puerco alcanzó 236 mil toneladas en 2007, pero ya comienzan los problemas burocráticos de la absurda centralización: por problemas de precio de venta a la población e infernales mecanismos de comercialización centralizada, los mataderos no pueden dar abasto al arribo de animales para el sacrificio, y los están dejando de recibir, creando problemas a los productores, a la vez que se mantiene desabastecido el mercado.
Y todo esto se denuncia abiertamente en la prensa oficial, incluido el órgano partidista, el periódico Granma.
Por otra parte, en las relaciones con Estados Unidos se siente con mucha fuerza la presión del Magno Paciente, a través de sus “reflexiones”, donde continuamente envenena eventuales intentos de exploración y contactos con “el imperio”.
Hay muy fuertes presiones de “lobby” en Estados Unidos para buscar un nuevo enfoque a las relaciones con Cuba. En ese sentido está la carta de 104 congresistas a la secretaria de Estado pidiéndole un re-análisis de la política hacia la Isla, que fue publicada en español por Cubanálisis-El Think-Tank, hubo un acuerdo de todos los Secretarios de Agricultura de cada uno de los estados de la Unión, reunidos en Boise, Idaho, donde solicitan ajustes en las medidas restrictivas impuestas en el comercio de alimentos.
Uno de los candidatos a la nominación presidencial en Estados Unidos ha declarado su disposición incluso a reunirse con Raúl Castro, además de las ya viejas presiones del “lobby” petrolero para tener acceso a la prospección y perforación en aguas de la Zona Económica de Cuba.
La forma en que Raúl Castro y su equipo de gobierno pudieran manejar todo esto, en lo que están evidentemente interesados por razones pragmáticas y de imagen, es muy difícil y complicada, teniendo en cuenta que es uno de los campos donde se debe consultar “al compañero Fidel”, pues se trata de decisiones trascendentales, y es también uno de los campos donde Big Brother ha sido más patológicamente “iluminado” e intransigente.
Demasiado apresuradamente muchos salieron a decir que con la gerontocracia en el poder los cambios serían imposibles. Es lógico pensar así. El problema está en que para entender lo que sucede en Cuba la lógica formal no alcanza, y la lógica dialéctica no existe, aunque Armando Hart se lo crea. En el campamento cubano las cosas se mueven por otros estándares.
Raúl Castro no tiene ahora un gobierno en Cuba, sino un Estado Mayor.
Y ya anunció dos acciones militares específicas:
1) lanzar al frente la “exploración por el combate” anunciando inminentes medidas de echar abajo determinadas prohibiciones “sencillas” para pulsar la situación, y
2) comenzar a reagrupar fuerzas y medios en la anunciada reestructuración ministerial, mientras “el compañero Fidel” sigue conspirando y poniendo trabas.
Para que nadie se olvide de quién es, ya se vistió de General de Ejército (el único con ese grado en Cuba, por el momento) y presidió el Consejo Militar del Ejército Occidental.
Después vendrá la orden de combate, cuyo alcance verdadero podrá conocerse con posterioridad a los faraónicos funerales del Magno Paciente, o tal vez antes si la salud se le deteriorara mucho más.
Si la orden será de ofensiva desde la marcha o de pasar apresuradamente a una defensa atrincherada dependerá también de otros factores, que no pueden conocerse ahora en su totalidad, y que pueden ser influidos por la evolución de la situación interna y las relaciones internacionales.
Pero no debe caber duda a nadie que cuando llegue la orden todo su estado mayor y todas sus fuerzas y medios cerrarán filas para cumplirla incondicionalmente, en una dirección o la otra, la que se ordene.
Para eso creó su equipo, y maniobró sabiamente para escabullirse por entre las garras del Big Brother hasta donde podía en estas condiciones, sin tener que complacer ni a George Bush ni a Ignacio Ramonet.
Los análisis deben continuar, pues lejos de terminar, las cosas están comenzando. Próximamente Cubanálisis-El Think-Tank abordará el tema de la política exterior y las relaciones internacionales del nuevo gobierno, que han comenzado a todo tren con la firma de los pactos de derechos humanos de la ONU, y cuando Raúl Castro recibió al “número dos” del Vaticano, además de tener previsto recibir a dos Presidentes (Mozambique y Bolivia) en esta misma semana. La tercera visita, del Presidente ecuatoriano Rafael Correa, se suspendió a última hora por el conflicto diplomático Ecuador-Colombia.
Piense el lector por un instante en términos de total realpolitik, tratando de dejar de lado momentáneamente emociones, sentimientos y deseos. Gústele o no, hágase la idea por un minuto que usted es Raúl Castro y ha recibido la “papa caliente” de la sucesión con el Comandante vigilando y muriendo a la vez, la tensión social en el país presionada por las necesidades reales y las expectativas de mejoría, el mundo exterior esperando ver avances reales, y usted con 76 años y una salud nada envidiable.
Hacerse la idea que es Raúl Castro por un instante no significa de ninguna manera justificarlo, defenderlo o absolverlo. Si el lector alega que por consideraciones morales o ideológicas no puede imaginarse ni por un instante en los zapatos de Raúl Castro, tiene todo su derecho. Pero así no conseguirá entender lo que está sucediendo en Cuba, que es algo muy sui géneris y que se venido forjando por casi medio siglo.
Y piense con sinceridad. Si en esas condiciones usted fuera Raúl Castro, ¿A quién quisiera tener a su lado ahora? ¿Advenedizos que dicen que “Cuba tiene dos presidentes” o “renunciaría a su soberanía”?, ¿o los duros que nunca le han fallado?: “Machadito”, “Juanito” Almeida, “Julito” Casas, “Furry", Ramiro, Guillermo, Polo, López Miera.
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