Mi hermano vino a verme a fin de año. Hacía 15 años que no nos veíamos.
Quedamos separados a consecuencia de la jodienda en Cuba.
Ahora logramos reunirnos aquí, en este paisaje frio. Y trabajamos largas horas en mi taller, mientras afuera hacía 20 grados bajo cero. Hablamos de cosas intranscendentes y profundas mientras le dábamos vueltas y vueltas a un trozo de madera, buscando la mejor forma de cortarlo. Taladramos, pusimos tornillos y tomamos café y ron cubano.
Esta mañana se fue para allá abajo.
¡Quien sabe cuando volvamos a vernos!
De no haber sido por la guerra de Fidel contra los Estados Unidos, los dos viviríamos en Cuba y nos veríamos todas las semanas. Es nuestro derecho.
Pero millones de derechos como ese, nos fueron arrancados para ensayar una idea absurda.
Que no funcionó.
Ahora logramos reunirnos aquí, en este paisaje frio. Y trabajamos largas horas en mi taller, mientras afuera hacía 20 grados bajo cero. Hablamos de cosas intranscendentes y profundas mientras le dábamos vueltas y vueltas a un trozo de madera, buscando la mejor forma de cortarlo. Taladramos, pusimos tornillos y tomamos café y ron cubano.
Esta mañana se fue para allá abajo.
¡Quien sabe cuando volvamos a vernos!
De no haber sido por la guerra de Fidel contra los Estados Unidos, los dos viviríamos en Cuba y nos veríamos todas las semanas. Es nuestro derecho.
Pero millones de derechos como ese, nos fueron arrancados para ensayar una idea absurda.
Que no funcionó.
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