Por Angel Soto/ Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes (Chile).
El inicio del 2008 no ha sido auspicioso para la economía chilena. Con nostalgia se comienza a hablar del modelo chileno, que hoy más bien podría ser objeto de estudio para historiadores que ejemplo a seguir en la región. Efectivamente, al 7,8% de inflación 2007 —que sorprendió hasta las proyecciones más pesimistas de los economistas al registrar la inflación más alta de los últimos 12 años— se suma un crecimiento de sólo un 4,8%, muy por debajo de las expectativas planteadas a comienzos del año pasado. En materia de transparencia, se descendió del puesto 20 al 22. En competitividad mundial se bajó del lugar 23 al 26, a lo que se suman caídas en rankings de competitividad minera y tecnológica.
Mientras tanto, la semana pasada la bolsa chilena cayó 15,22% registrando la mayor baja desde la crisis asiática. Si bien esta caída se debe en parte importante a la baja de las ventas minoristas en Estados Unidos y las pérdidas de Citigroup que hicieron caer los mercados mundiales, también es una señal de alerta para una estancada economía chilena. Situación preocupante no sólo por lo que ello significa para este subdesarrollado país, sino porque la duda es ¿cómo impactará a esta nación la recesión norteamericana?
Hay quienes piensan que la diversificación de la economía chilena servirá para amortiguar el impacto sin que golpee el crecimiento, y le afecte sólo en la medida que el precio del cobre caiga al igual que los términos de intercambio. En ese sentido, sí debe reconocerse que las políticas macroeconómicas y la sólida situación patrimonial de la banca chilena como sus niveles de solvencia y liquidez externa le permitirán enfrentar el ajuste a las nuevas condiciones financieras internacionales.
Sin embargo, más allá de este análisis “técnico” lo concreto es que la situación para el 2008 no se ve muy auspiciosa. El denominado “segundo tiempo” del gobierno de Bachelet tiene un escenario complicado, especialmente si consideramos las predicciones de inflación, precio del petróleo y crecimiento que acaba de entregar el Banco Central.
El instituto emisor rebajó el cálculo de crecimiento del PIB entre un 4,5% a un 5,5% para el 2008, se estimó que el petróleo se encarecerá hasta los U$93, el cobre promediará los U$2,95 y la proyección de inflación es del 4,5%.
Asimismo, el gobierno ad portas de dos años electorales —municipales 2008 y presidenciales 2009— se verá más inclinado al gasto, por lo cual las presiones inflacionarias aumentarán.
¿Qué puede desatar lo anterior? tal como señalan analistas consultados por la revista Qué Pasa, que si la inflación sube demasiado e impacta —como lo esta haciendo— en el bolsillo de la gente, resurgirán las demandas salariales a las que se sumarán los resultados que entregue la Comisión de Equidad.
El escenario es complejo y no hay luces claras por dónde encontrar una salida. El nuevo cambio de gabinete debilitó al Ministro de Hacienda Andrés Velasco, quien de paso ha defraudado con su desempeño ministerial dadas las altas expectativas que debido a su currículo avalaban su nombramiento.
Desde la oposición se proponen medidas que ayudarían a salir adelante: avanzar en reformas microeconómicas, aumentar la flexibilidad del mercado laboral, rebajas de impuestos, en definitiva, un retorno a la libertad económica que proyecto a Chile como modelo. Sin embargo, el gobierno hace oídos sordos, ha tenido una regresión en materia de ideas económicas y hoy, enfrascado en un crisis concertacionista, más parece empeñado en buscar fórmulas que le permitan mantenerse en el poder que proyectar a Chile por la senda del desarrollo.
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