miércoles, diciembre 19, 2007

S.O.S. por Penúltimos Días


S.O.S. por Penúltimos Días

¿Se despide de la blogósfera Ernesto Hernández Busto?

Por Jorge A. Pomar, Colonia
"Aprovecho para anunciar nubarrones en el horizonte de Penúltimos días. El jodido problema de tener que trabajar para vivir, como siempre". La escueta nota sobre el futuro inmediato de su popular bitácora, insertada hoy por Ernesto Hernández Busto, me ha echado a perder la tarde. ¿Se despide Ernesto por dificultades económicas? ¿Acaso es tan inevitable la pérdida de uno de nuestros mejores periodistas alternativos?

No debería ser, si quienes disponen de recursos hasta para botar y tanto dicen amar a la "cultura cubana de las dos orillas" no albergaran bajo su capote la oscura creencia latina de que la muerte de Penúltimos Días los beneficia. Es el momento de que alguna institución solvente, algún mecenas desinteresado haga un gesto altruista, desembolse un donativo mínimo capaz de mantener a flote a Penúltimos Días, uno de los dos blogs (El Tono de la Voz sería el otro) más exitosos, profundos, polémicos, actualizados y literariamente exigentes del exilio contestario en Europa. En cuanto a amenidad, lo considero punto menos que imbatible.

Poco costaría tirarle un cabo, pero mucho me temo que no aparezca nadie dispuesto a efectuar un salvamento financiero tan barato a favor de un blog tan auténticamente subversivo, transgresor a los ojos del seudoprogresismo europeo. Qué va, queridos, los fondos disponibles ya han sido malgastados una y mil veces para fomentar --entre otros engendros del género con ínfulas de ecúmene exiliar-- el pomposo estreno de la FECU, federación inexistente, criatura político-mediatica nacida inerte. (A un mes justo de fundada, ¿le conoce alguien sede, estatutos, medio de difusión, siquiera una dirección gratis en Yahoo, Google, Hotmail o Gmx, donde indagar para inscribirse?)

En cambio, un modesto estipendio mensual, una beca por uno o dos años para proporcionarle a Ernesto Hernández Busto una fuente de ingresos y salvar Penúltimos Días, estaría para todos ellos fuera de cuestión. Después de todo, ¿a quién importa, si no a nosotros los blogueros recalcitrantes del anticastrismo liberal, quienes por lo general también tenemos que luchar duramente el pan nuestro de cada día en esta ingrata Europa?

Se cumple así uno de los mandamientos inexorables del aparato de inteligencia cultural castrista: asfixiar económicamente al exilio intelectual militante en Europa Occidental mediante el oblicuo recurso de canalizar todos los fondos de promoción cultural a disposición del entramado fundacional local hacia entidades "moderadas", de "centro-izquierda", de la "cultura de las dos orillas", de la "Diáspora", "pro diálogo, conciliación y paz social"...

Sí, cómo no, me refiero también a la benemérita presidencia de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC), cuyo crecido presupuesto anual alcanza y sobra para eso y mucho más. Ernesto --no todos lo saben-- tiene consigo en Barcelona un hijo menor de edad que mantener. Es padre solo. Laborando por amor al arte en su bitácora, nunca pediría más de lo indispensable para subsistir creando cultura y manteniendo al día a sus lectores, sábados y domingos incluidos. Con todo, del aire no puede vivir.

Pese a mi escepticismo, albergo la remota esperanza de que esos "negros nubarrones" existenciales por él anunciados no lo obliguen a clausurar su excelente blog. Y es que, sin sombra de duda, con el cierre de Penúltimos Días perderíamos uno de los dos espacios para el diálogo y la polémica más prestigiosos y asiduamente visitados de toda la prensa alternativa exiliar.
Lugar de cita obligatoria, paradigma formal y de contenido para la creación del El Abicú Liberal, no puedo menos que expresar aquí mi porfía, mi ansiedad por ver a la bitácora de Hernández Busto subsistir contra viento y marea, por poder seguir hurgando cada mañana entre sus múltiples entregas para conocer las últimas novedades de la Isla y el Exilio, ver vídeos y gráficas desconocidos, deleitarme y aprender con la buena prosa de sus colaboradores...

En fin, siendo la esperanza lo último que se pierde en este aperreado ostracismo, mis palabras no quieren ser un adiós, una dolorosa despedida, sino un S.O.S. por Penúltimos Días. Como tal, se lo telegrafío a cualquier lector en grado de abogar de algún modo ante mecenas o fundaciones sensibles al drama de carestía de la cultura alternativa criolla en el Viejo Continente.

Apelo, en particular, a la AECC, que bien podría recuperar parte de la cara perdida actuando aquí de salvavidas cultural; y a los generosos patrocinadores de la FECU, quienes, con una fracción de la "platajunta" dilapidada en el ostentoso acto inaugural de una federación sombrilla que nunca existió, se resarcirían moralmente por aquel espectacular bochorno haciendo, en compensación, una obra de beneficencia cultural tan poco costosa como provechosa.

Mucho lo siento, perdón les pido a todos mis lectores por esta nueva muestra de hipercriticismo del Abicú. Pero es el caso que no he resistido la tentación de eyacular aquí toda la mala leche acumulada en mi mollera al desayunarme esta tarde con la inesperada noticia de esta importante baja para la blogósfera exiliar, sin duda la más sensible de todas nuestras pérdidas hasta la fecha.

Piedad, por favor, una pizca de magnanimidad a título excepcional, suplico encarecidamente una vez más a los destinatarios de los dardos críticos en este desesperado alegato. Asígnenle una pequeña partida en el presupuesto del 2008 a Ernesto Hernández Busto, que la merece y puede descontarse sin problemas en el informe fiscal correspondiente.

O bien, haciendo uso de sus magníficas relaciones públicas, soliciten por escrito a vuestros generosos patrocinadores un subsidio para nuestro colega. Aunque no del todo insólito, cualquier gesto en ese sentido sería un ejemplo práctico, elocuente, de nobleza solidaria en el extranjero. Amén de oportuno y útil a la causa exiliar.

Porque Penúltimos Días nos hace más falta aquí y ahora que en los anales de la historiografía exiliar del día después. Finalmente, dejo aquí constancia de que Ernesto no ha tenido conocimiento previo de esta humilde petición, a la que con toda seguridad se opondría. Se trata de una iniciativa enteramente abicuense. Como mis lectores, él se enterará cuando lea este texto.
¡Suerte y tesón, Ernesto, para ti y para tu ya imprescindible bitácora!

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