viernes, diciembre 28, 2007

Otra grieta en la pared. Un libro sobre la prensa independiente en Cuba

[Orrio y Baguer]

Otra grieta en la pared (rioplatense) Un libro sobre la prensa independiente en Cuba
Por Jorge A. Pomar, Colonia
En este excelente feature (en cinco partes en You Tube) del Centro para la Apertura y el Desarrollo (CADAL), auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer, un periodista argentino narra las vicisitudes de su estancia en Cuba (febrero de 2003) hasta el su arresto y deportación. Fernando Ruiz Parra, quien había viajado a la Isla con visa turística, estuvo varios días bajo arresto. El objeto de su viaje era recoger información oral y fotográfica de primera mano sobre el periodismo alternativo para un libro de testimonio en preparación titulado Otra Grieta en la Pared, que ya está a la venta. Profesor de Periodismo y Democracia en la Universidad Austral de Argentina, Ruiz Parra escribió la mongrafía por encargo de la Universidad Austral. En febrero de 2003 se apeó del avión en Rancho Boyeros sabiendo de antemano lo que le esperaba (era su segunda estancia), y tomó precauciones. Aun así, a la postre no logró burlar el gardeo a presión de la policía política, que a partir de un probable chivatazo dado se convirtió en su sombra.
Aunque le decomisaron todos sus apuntes, grabaciones de audio, fotografías y un extenso vídeo, afirma que retuvo todos los datos en la cabeza. Y en verdad, escuchándolo, no cabe duda de que aprovechó el ínterin para informarse y domina la materia, pues captó la esencia de la problemática de la libertad de expresión en la Isla sin hacer la mínima concesión a los estereotipos al uso entre la intelectualidad sudaméricana.
Sobre condiciones de vida de los periodistas independientes y los chivatos infiltrados Manuel
Orrio (en la foto de arriba junto con los cuerpos delictivos) y Néstor Baguer, a quienes también entrevistó poco antes de las redadas de la Primavera declara a El Diario de Hoy (27-12-2007) puntualiza un aspecto sutil que revela su cabal comprensión del factor número uno que lastra a la oposición interna:
En la medida en que los cubanos desconfían entre sí, no son capaces de organizarse para defender sus derechos. Si nosotros nos pudiéramos organizar contra alguien, tenemos que confiar en nosotros; pero si estamos pensando que el compañero puede ser agente de la seguridad del Estado, no nos podemos organizar entre nosotros y no podemos ser capaces para defender nuestros derechos.
Es planificado, porque esos agentes, Manuel Orrío y Néstor Baguer [fallecido], yo los entrevisté a ambos antes de que supiéramos que eran agentes de la seguridad del estado. El objetivo de un agente, no es dar información sobre lo que hace ese grupo de periodistas. Porque lo primero que hacen los periodistas es ir al Ministerio del Interior para que se les reconozca, porque ellos no quieren ser clandestinos. Convencido. Ni una sospecha.
Dado que el régimen tiene como objetivo diseminar desconfianza entre la disidencia, si vos te haces eco de todo comentario sobre un disidente, como me dijeron a mí, “Orrío puede ser agente”, vos te podés convertir en una persona que contribuye a diseminar desconfianza. Ese riesgo se corre, pero no tiene mayor importancia eso. Un agente cuando es disidente, es un gran disidente, porque tiene que generar confianza entre nosotros. Yo conseguí que Orrío escribiera un artículo en La Nación de Buenos Aires; el artículo es brillante, contra la dictadura, se llama “Aunque el miedo devore el alma”. Matiz grande como un rascacielos que, por desgracia, algunos cubanólogos y opositores demasiado suspicaces del patio y del extrapatio no han descifrado aún o, siempre que cuadre a sus prejuicios personales, pasan olímpicamente por alto. Como es lógico, el agente infiltrado da al pecho sobre todo entre los que posan de extremistas. (Foto de arriba: Néstor Baguer.) Una de las tácticas predilectas de estos últimos --lo sé por amarga experiencia propia en Criterio Alternativo-- consiste en fomentar dentro del grupo disidente el culto a la personalidad alrededor del líder. Cosa que hacen perfilándose como incondicional del jefe.
Lo que no quita que sobren evidencias para sospechar también de esos comodines troyanos que, siempre afanosos por subrayar ante villa y orbe su pulquérrima filiación doctrinaria, se las dan de socialistas democráticos, patriotas dialogantes, ultramoderados, gringofóbicos, hispanófilos, todo junto y a la vez.La pauta infalible para identificar a estos últimos entre el montón consiste en medir el grado de aceptación que tienen en la Embajada de España, así como su mayor o menor destaque y frecuencia en Encuentro en la Red. Estos especímenes sobresalieron en el 2007 por su premura para tragarse sin rechistar todos los sapos y víboras cornudos de la indecente diplomacia del PSOE.
Otro indicio: salvo alguna que otra suave advertencia o acto de repudio extrañamente bien publicitado y mejor cacareado por sus sofisticados voceros, las fuerzas represivas y sus Brigadas de Respuesta Rápida los tratan con guantes de seda. Tienen representantes en todas partes dentro y fuera del país, menos en las acogedoras mazmorras del régimen.
Además de narrar lo sucedido en la voz del protagonista, el documental hace una breve retrospectiva de la abolición de la libertad de expresión y describe las condiciones de vida y trabajo de sus colegas insulares independientes, bajo vigilancia policial las 24 horas del día. Ruiz Parra escribe y habla por haber sufrido sus consecuencias en carne propia. Dato de suma importancia tratándose de Argentina, Ruiz Parra hace un --no por breve menos irrefutable y desmitificador-- análisis del origen de la miopía que induce a tantos intelectuales sudamericanos de renombre a seguir apoyando al régimen totalitario en la Isla por medio de la edulcoración consciente o inconsciente de la realidad revolucionaria.
En efecto, Otra grieta en la pared es justamente eso en el grueso, rígido muro de desinformación alrededor del mito castrista en América del Sur y, en particular, en el enajenante y enajenado terruño de Perón, Evita, el Che y Maradona.Tanto más cuanto que el feature está siendo ampliamente divulgado y Ruiz Parra no es de los que, en interés de prestigio y bolsillo, callan verdades o doran la píldora. Aunque no eche abajo el muro, su campaña mediática llega en el momento adecuado allugar adecuado. Sin duda, lo visto y vivido por él sobre el terreno en 2003 ayudará a abrir los ojos a más de un ciego rioplatense que quiera ver.
Sin más:

Otra grieta en la pared:


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