miércoles, diciembre 12, 2007

Bandidos como jueces

Cuba: una opinion independiente se siente altamente honrada con reproducir un articulo del prestigioso poeta y escritor cubano Manuel Martinez Diaz con motivo del Dia de los Derechos Humanos.

Por Manuel Diaz Martinez
http://diazmartinez.wordpress.com/

Es un tópico de los westerns que el juez sea el cabecilla de los cuatreros. La ONU, ese suntuoso circo donde el voto de una taifa corrupta y liberticida que gobierne un país (la cuarta parte de los gobiernos representados en la ONU son dictaduras) vale lo mismo que el de una democracia, ha reforzado, en su inservible pero costosa urdimbre burocrática, la figura del juez bandido.
Si usted es de los que jamás confiarían al lobo el cuidado del corral, le será difícil entender que tres de los gobiernos que con mayor entusiasmo penalizan la libertad y ejercen el terror hayan sido elegidos por la ONU para ocupar puestos clave en la Comisión de Derechos Humanos (CDH). Pues, sí: ahora China, Cuba y Zimbabwe integran, junto a Hungría y Holanda, el “grupo de situaciones” de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Se nos dice que el tal grupo “es una especie de tribunal que evalúa las denuncias presentadas por gobiernos, ONGs e incluso particulares, y decide cuáles son admitidas y cuáles deberán ser tratadas por la Comisión de manera pública o confidencial”.
De modo que en este grupo de trabajo de la ONU, cuando haya que decidir si se acepta o rechaza una denuncia —y las habrá de seguro, como cada año, contra los gobiernos chino y cubano—, las democracias, representadas por Holanda y Hungría, tendrán dos votos, y las dictaduras, representadas por China, la Cuba de Castro y el Zimbabwe de Mugabe —éstas son, además, bien avenidas—, tendrán tres. A quienes no posean mucha información sobre el régimen de Zimbabwe, el menos conocido del trío, les será útil saber que el vice de Mugabe, Joseph Misica, ha negado abiertamente que los blancos sean seres humanos.
De tener buena memoria, virtud de la cual los hombres no podemos presumir, nada de esto causaría sorpresa. ¿Fue el año pasado, o el anterior, cuando la CDH sesionó bajo presidencia libia, o sea, de Gadafi, ese cinematográfico Narciso del desierto que mandó derribar un avión de pasajeros y luego le regaló un premio de derechos humanos, que lleva su nombre, a Fidel Castro?
China, campeona mundial de tiro en nuca y de caza de disidentes y periodistas (a fines de 2004 tenía 42 de éstos a la sombra), ha escapado de las condenas de la CDH escurriéndose por el burladero del veto. Cuba, que proporcionalmente a su población tiene más periodistas presos que China, jamás ha permitido el acceso a la isla del relator que le imponen las condenas que todos los años, desde hace doce o trece, recibe de la CDH —desobediencia contumaz que debería haber provocado ya su expulsión de ese organismo—. Y Zimbabwe es un país donde un demagogo aferrado desde hace años al poder restringe las libertades civiles, atropella a sus opositores y cohonesta toda clase de crímenes racistas contra la población blanca. Pues bien, estos regímenes grimosos, proverbiales verdugos de los derechos humanos, figuran travestidos de jueces en la CDH. ¿Qué le parece?_______________________________________________Hoy es el Día de los Derechos Humanos. Buena oportunidad para rescatar este artículo que escribí hace tiempo pero que en lo esencial sigue vigente. Así van las cosas en la ONU.

Sobre el autor:

Manuel Díaz Martínez (Santa Clara, Cuba, 1936). Poeta y periodista. Fue diplomático en Bulgaria, investigador del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, redactor-jefe del suplemento cultural Hoy Domingo (del diario habanero Noticias de Hoy) y de La Gaceta de Cuba (de la Unión de Escritores y Artistas de su país natal). Dirige la revista Encuentro de la Cultura Cubana y es miembro del consejo editorial de la Revista Hispano-Cubana, editadas en Madrid. Ha publicado catorce libros de poemas, el último de los cuales es Paso a nivel (Madrid, Editorial Verbum, 2005). En su antología Un caracol en su camino (Cádiz, Editorial Aduana Vieja, 2005) recoge gran parte de su obra poética. Una selección de sus poemas fue publicada en 2001, en edición bilingüe, por la editorial Bulzoni, de Roma. En 2002, publicó su libro de memorias Sólo un leve rasguño en la solapa (Logroño, AMG Editor) Es autor de dos ediciones comentadas de las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer (La Habana, Arte y Literatura, 1982; Madrid, Akal, 1993) y de una edición (Verbum, 1996) de las cartas que Severo Sarduy le enviara a La Habana. Poemas suyos aparecen en numerosas antologías publicadas en diversos países y han sido traducidos a más de una decena de idiomas. En 1967, su libro Vivir es eso obtuvo el Premio de Poesía “Julián del Casal”, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y en 1994 le fue concedido el Premio “Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria” por su libro Memorias para el invierno. Es autor de la antología Poemas Cubanos del Siglo XX (Madrid, Hiperión, 2002). Es miembro correspondiente de la Real Academia Española. En 2006, el Centro Cultural Cubano de Nueva York le otorgó la medalla “La Avellaneda”, en reconocimiento a su aporte a la cultura cubana. Posee la ciudadanía española y desde 1992 reside en Las Palmas de Gran Canaria.

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