CONTRA EL PINGALISMO CASTRISTA/ "Se que no existe el consuelo que no existe la anhelada tierrra de mis suenos ni la desgarrada vision de nuestros heroes. Pero te seguimos buscando, patria,..." - Reinaldo Arenas
martes, septiembre 15, 2009
Stalin en el metro de Moscu
No quedan dudas que paulatinamente se ira asumiendo que Putin es el heredero de Stalin, ante la mirada lacayuna de Europa y los Estados Unidos. La nueva geopolitica en construccion.
lunes, junio 22, 2009
De Metternich a Obama/ Juan Benemelis
De Metternich a Obama
Juan Benemeli/ Cubanálisis-El Think-Tank
Las estrategias y doctrinas de política exterior fatalmente emergen de los hechos; cuando se analizan sus decisiones y acciones en torno a las crisis es cuando reconocemos un patrón filosófico que enhebra todo el esfuerzo. Ante una economía debilitada y un descenso en las operaciones financieras y niveles de consumo, sería costoso y sin resultados para cualquier administración norteamericana, no importa el color de partido, amparar políticas conflictuales que pongan en peligro el balance y el status quo. Y tal cosa es lo que parece primar en el equipo de política exterior del presidente Barack Obama.
Estos meses de ejercicio presidencial y quehacer exterior se han enfocado primordialmente en gestos diplomáticos dramáticos que han traído una expresión global positiva de la opinión pública internacional y de la generalidad de los jefes de Estado y Gobierno. El presidente Obama y su canciller Hilary Clinton han desplegado una notable ofensiva de negociaciones hacia múltiples territorios, contiendas particulares y fines estratégicos. Si se examina cada caso, se notan elementos políticos y estratégicos adaptados al problema en cuestión. Ello no implica que no existan los riesgos inherentes que puedan, en algún punto, oscurecer las tácticas negociadoras. Pero la administración ha lanzado el reto a todos los atolladeros existentes en el planeta.
En sus mensajes presidenciales Obama concibe un mundo en el cual Estados Unidos coadyuve a eliminar la pobreza y conquistar las enfermedades, a la vez que restaure la dignidad y la esperanza a las poblaciones marginales. Ello, según su apreciación, haría a Estados Unidos menos vulnerable. Pero no dejan de brotar desajustes ante estas visiones de la Casa Blanca. Existe una aversión en la historia diplomática norteamericana hacia la negociación con sociedades que no comparten sus valores y su visión internacional. A su vez, los veteranos de la era clintoniana que integran su batallón diplomático sostienen la creencia de que el poder militar norteamericano es central para la seguridad del planeta, y no paran mientes en admitir que se podría usar tanto el poder “suave” como el “duro”.
La mono-polaridad y hegemonismo mundial norteamericano, como evolución inexorable y sin retroceso, había cambiado la política mundial después de la Guerra Fría, provocando la emergencia de coaliciones antagónicas en la que los franceses, los chinos y los rusos han tratado de retrotraer al mundo al viejo sistema multipolar, al balance que existía hasta el desplome del bloque soviético. Y es en tales coordenadas que debemos ubicar las tendencias de la política exterior norteamericana bajo la presidencia de Obama.
Según Henry Kissinger, la política exterior de Obama refleja la misión de “concertación europea” creada por Charles Maurice de Talleyrand, el príncipe de la diplomacia, y depurada por Prince von Metternich, el creador de la “Santa Alianza”. Es indiscutible la semejanza entre el procedimiento de diplomacia de concierto de la presidencia de Obama, con la época que tiene lugar tras las guerras napoleónicas, en la cual los grandes poderes, en concordancia, implementaron las normas que regulaban las relaciones internacionales. Pero, avistando lo que se ha consumado hasta doy día, me inclino a pensar que la doctrina de su política exterior se acerca más a los postulados del Barón de Montesquieu; puesto más crudamente: los conflictos innecesarios debilitan a los conflictos necesarios.
En esencia, el presidente Obama se ha movido con agilidad y visión larga, convencido de la inextricable interdependencia evidente en este mundo de pos-Guerra Fría. El punto nodal reside en escoger si últimamente descansará en el consenso o en el equilibrio. Para ello tendría que re-definir aún más su estructura y sus prioridades de seguridad nacional, como única fórmula para juzgar el medio internacional y calibrar una estrategia acorde con ello.
Este comienzo, que puede calificarse de impresionante por su vastedad, está alterando la dirección de la política exterior norteamericana; en cada viaje al exterior (Europa, Turquía, México, Trinidad-Tobago), sus resultados han sido la consolidación del respeto internacional hacia su presidencia. Al reestructurar las prioridades, la lucha contra el terrorismo está siendo tratada como algo crucial, pero ya no domina al resto de los objetivos políticos. En áreas importantes se ha revertido el curso: se ha iniciado el desmantelamiento militar en Irak y la clausura de la prisión en la base naval de Guantánamo; se han inaugurado conversaciones con Rusia, Irán, Siria y todo luce indicar que pronto será con Cuba.
Así, se han elevado de categoría los problemas económicos globales, China, Afganistán, los oleoductos del Asia Central, el diferendo palestino-israelí y la no proliferación nuclear. Quizás lo más difícil resulten los problemas que le presentan Irán y Rusia, ante los cuales Obama ha señalado su intención de solucionarlos definitivamente.
Diplomacia y Negociación
A todas luces se ha iniciado una remodelación con el mundo islámico, como fue detallado en el discurso del presidente ante el parlamento de Turquía, definiendo que las relaciones de Estados Unidos con la comunidad islámica no estaban determinadas por la oposición al terrorismo, y que se buscaría una connivencia más abarcadora basada en intereses y respeto mutuo.
En su discurso en Ankara, el presidente Obama expresó que la confianza que vincula a Estados Unidos y Turquía se hallaba tensa y se que esa tirantez era compartida en muchos lugares donde se practicaba la fe musulmana. Por ello aseveró que Estados Unidos no estaba ni nunca estaría en guerra contra el Islam, pero no dejó de establecer las coordenadas de su política hacia la región al expresar: “Cuando una nación procura armas nucleares, todas las naciones corren mayor riesgo de un ataque nuclear. Cuando extremistas violentos operan en una franja montañosa, el peligro se cierne sobre gente al otro lado del océano. Y cuando personas inocentes en Bosnia y en Darfur son asesinados, sentimos un peso en nuestra conciencia colectiva. Eso es lo que significa compartir este mundo en el siglo XXI”.
Obama reiteró su apoyo a la entrada de Turquía a la Unión Europea, provocando un “desacuerdo” con el presidente francés Nicolás Sarkozy. Turquía es esencial para la nueva política norteamericana respecto a toda la red de oleoductos procedentes del Asia Central y del Cáucaso, y para estabilizar al Afganistán; amén de que un batallón turco figura en la misión de paz de la OTAN, y Hikmet Cetin, el ex ministro de Relaciones Exteriores turco, fue el principal funcionario civil en Kabul, entre 2003 y 2006.
Entre los temas que sobresalieron en las conversaciones entre Obama y el presidente turco Abdullah Gül y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan figuraron ampliar el intercambio comercial, la cooperación en inversiones para la energía renovable y el cambio climático, así como el constante apoyo a los esfuerzos de Turquía para hacer llegar a Europa el gas y el petróleo de la región del Caspio. “Esta cooperación económica solamente reforzará la seguridad común que Europa y Estados Unidos comparten con Turquía como aliado de la OTAN, y los valores comunes que compartimos como democracias”, dijo Obama.
En esta visita el presidente Obama ha probado ser un inusitado pragmatismo, pues su presencia en la Puerta Sublime demuestra una finta diplomática de calibre, al recuperar a un aliado vital en el centro del nudo de los oleoductos y gasoductos del planeta; a la vez, valladar anti-ruso en el flanco sur del Kremlin, y anti-iraní en la franja norte de los persas; el aliado no público de Israel en la zona, y la llave para mantener el equilibrio interno en Irak a medida que se va produciendo el desmantelamiento militar.
En el Cairo, Obama planteó que el Islam era parte de Estados Unidos, y apuntó que entre algunos musulmanes había una tendencia preocupante de medir las creencias propias en base al rechazo de las de los demás. Afirmó que la riqueza de la diversidad religiosa debía defenderse, ya sea por los maronitas del Líbano o los coptos en Egipto, y que debían solucionarse las divisiones entre musulmanes, ya que la separación entre suníes y chiítas ha resultado en trágica violencia, particularmente en Irak.
Referente al caso palestino, la diplomacia norteamericana ha expresado que tal situación es intolerable y que no se les dará la espalda a las aspiraciones legítimas de los palestinos a la dignidad, oportunidades y un estado propio. Estados Unidos ha hecho público que no acepta la legitimidad de más asentamientos israelíes, pues dicha construcción viola pactos previos y menoscaba los esfuerzos por lograr la paz. Su compromiso es lograr un acuerdo entre Israel y los palestinos, en el cual estos últimos logren un Estado, pero garantizando la seguridad de Israel, forzando a que el mundo islámico la reconozca definitivamente.
Si bien la blitz de Obama por el mundo islámico puede catalogarse de una diplomacia política, la que se va tejiendo con Turquía e Israel es de orden estratégico. Israel es parte del eje militar anglo-estadounidense, con acuerdos de cooperación militar con Georgia y Azerbaiyán. El oleoducto del Caspio que desemboca en Turquía canaliza petróleo a mercados occidentales; a su vez, servirá para transportar petróleo directamente hacia Israel. Al respecto, entre los puntos en cartera de la diplomacia de Obama se examina el proyecto de oleoducto submarino turco-israelí (desde el puerto de Ceiján al puerto Ashkelón) y de ahí, al puerto de Eilat en el Mar Rojo. Lo que permite a Israel jugar un rol esencial en la reexportación de petróleo del mar Caspio a los mercados asiáticos. Las implicaciones estratégicas consideradas por el equipo Obama, de esta redireccionamiento de petróleo del mar Caspio son de largo alcance, pues evade territorios de Rusia e islámicos.
El conflicto político internacional en torno a la guerra en Irak marcó el momento cumbre tras la Guerra Fría, pues el fondo del debate en realidad ha tenido que ver en cómo se van a reorganizar los poderes internacionales, y en el deseo franco-alemán de crear un contrapeso a Estados Unidos. En tal puja, Europa se desentendió de su alianza con Estados Unidos y los compromisos con la OTAN, al oponerse a que la organización extendiese su sombrilla defensiva a Turquía. Por eso, la política iraquí de Obama trata de asegurar un retorno a las alianzas con Europa-OTAN, mediante un desmantelamiento militar no precipitado en Irak, que evite un peligro para las fuerzas bélicas que se retiran. El énfasis se centra en entrenar, equipar y asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes; conducir específicas operaciones anti-terroristas y proveer protección al personal civil y militar.
El proceso diplomático con Irán dependerá de si es posible establecer un balance geo-estratégico en la región en el cual todos los países encuentren seguridad sin que uno de ellos resulte el dominante. Para la consecución de tal propósito, en esta reconexión con el mundo islámico, destaca su reto a la dirigencia iraní por un diálogo incondicional.
En las negociaciones con Siria, promovidas silenciosamente por Turquía, se busca desbrozar el terreno para un encuentro entre Siria e Israel, que de lograrse, prácticamente resolvería el ancien diferendo árabe-israelí. De igual manera se han abierto conversaciones con Somalia, con Yemen, con Kenya y con los países sahelianos del África. Lo más avanzado parece ser poner fin a la crisis de Darfur y asegurar la estabilidad duradera del Sudán.
Pero no ha sido solamente en el Medio Oriente donde la diplomacia norteamericana ha echado las bases de una política a largo plazo, sino también en Afganistán-Paquistán y en Asia, lugares desde los cuales potencialmente se podría desencarrilar la seguridad nacional de Washington. Afganistán es el epicentro de la diplomacia para el Índico, y la posición de la Casa Blanca ha sido clara en su rechazo a mantener allí, de manera permanente, tropas y bases militares. Es por ello que el centro de su doctrina mesoriental descanse en el desmantelamiento y derrota de Al Qaeda en Paquistán y Afganistán.
Si bien no todo ha salido como se esperaba; es cierto que en su primer encuentro tras-Atlántico Obama no logró convencer a los aliados de la OTAN para que inyectasen más fuerzas en Afganistán, ni logró persuadir a los miembros europeos del G-20 a incrementar significativamente sus “paquetes” de estímulo financiero para detener la recesión global. Sin embargo, entre las aperturas más interesante se halla el retorno al control del armamento nuclear que fue el eje central de la Guerra Fría, y que en la actualidad le ayuda a reactivar la política norteamericana con Rusia. En un discurso seminal en Praga, el 5 de abril, delineó su compromiso por reducir y, eventualmente, eliminar los arsenales nucleares existentes, por un mundo libre del peligro atómico.
Luego de años de relaciones deterioradas con Rusia, los presidentes Obama y Dimitri Medvedev acordaron restablecer negociaciones y examinar una nueva revisión del Tratado de Armamentos Estratégicos (START), por el cual los arsenales atómicos de ambas partes se reducirán dramáticamente. Considerando que entre las dos naciones acaparan un arsenal combinado del 95 % de las armas nucleares, ello clasifica como un paso crucial, haciendo claro de que ambos poderes se hallan comprometidos en lograr un mundo libre de armas nucleares.
La negociación con Rusia, si bien se ha iniciado, no deja de ser difícil. Los rusos consideran una amenaza a su existencia el emplazamiento de los cohetes norteamericanos en Polonia, y la nueva “luna de miel” con Turquía no deja de preocupar a Armenia, que es aliada de Rusia y un inquebrantable oponente de Azerbaiyán. El objetivo de Washington es en última instancia que Europa deje de depender de la red de oleoductos de Rusia (incluyendo el Oleoducto de la Amistad y el Sistema de Oleoductos del Báltico) y sus corredores hacia el mercado de energía europeo-occidental.
Aunque la diplomacia norteamericana se niega a conceder el histórico espacio geo-estratégico ruso en Ucrania y Georgia, de pasada, las negociaciones con Rusia por el control de armamentos afectará el papel del Kremlin en su vinculación atómica con Irán; al igual que el diálogo estratégico con China ayudará a rediseñar las negociaciones con Corea del norte.
La calificada Estrategia de la Ruta de la Seda constituye una piedra de base esencial de la política exterior futura de Estados Unidos. Si bien fue formulada en una ley del Congreso en 1999, ha sido abrazada por la diplomacia de Obama. El objetivo declarado en la Ley es desarrollar el imperio de negocios norteamericano a lo largo de un extenso corredor geográfico, energético y de transporte que una a Europa Occidental con Asia Central y en última instancia con Lejano Oriente.
Este “sistema de seguridad trans-eurasiático” busca evadir atravesar el territorio de Rusia, para asegurar el control sobre amplias reservas de petróleo y gas, y las rutas de óleo y gasoductos y pasillos comerciales. Ello demanda la militarización de todo el pasadizo, desde Turquía a la frontera de China, cruzando por Afganistán, y en ello se halla el meollo de la problemática que desafía a Obama para este asunto.
Afganistán es el espacio estratégico en Asia Central de todo este complejo; de ahí el establecimiento de una nueva diplomacia de fuertes lazos políticos, económicos y de seguridad, que desarrolle la estabilidad en esta comarca, vulnerable a presiones de Rusia al norte, Irak, Irán y Oriente Próximo al sur y China al este. Es por eso que las actuales negociaciones, con Rusia y China, afectarán las percepciones del balance regional, sobre todo en el antiguo espacio soviético del Asia central, y en el caso de China, respecto a la estructura política del noreste del Asia y el anillo del Pacífico.
El centro de gravedad de la política mundial para los próximos años puede situarse en Asia, tanto la más próxima a Europa, el Oriente Medio, como la más lejana, la costa del Pacífico. Por tal motivo es en esa enorme región que se dedican las principales atenciones políticas y se juega la partida de ajedrez de los equilibrios o desequilibrios mundiales. Como las relaciones internacionales van íntimamente ligadas a la economía, también la política de Obama ha planteado favorecer la región con más recursos, desde inversiones y tratos comerciales a esfuerzos de cooperación.
La Secretaria de Estado, Hillary Clínton, ha señalado en varias oportunidades la necesidad de una nueva estrategia con respecto a la región del Asia-Pacífico, en la cual los intercambios comerciales llegaron al millón de millones de dólares en 2007, una cifra muy superior a los 400,000 millones con Europa. Es evidente que en Asia se busca fortalecer las alianzas históricas con Taiwán, Corea del Sur y Japón. Existen varios escollos en esta comarca Asia-Pacífico; aún no se ha decidido si la presidencia de Obama se distinguirá por una estrategia de contención con China.
La tensión China-Taiwán ha decrecido apreciablemente tras la elección del nuevo presidente en la Isla y se están dando pasos que apuntan a un acercamiento histórico entre las dos orillas. China no ha mostrado voluntad para distorsionar el orden internacional existente y provocar conflictos, económicos o de otra naturaleza. El peligro es que el futuro estatus de las relaciones con China bascula entre la cooperación y el antagonismo; y ninguno de los dos se va a decidir porque el presidente Obama construya una comunidad mundial de buenas intenciones, sino que será resultado de una percepción: en la medida que Beijín advierta que Estados Unidos es aún una potencia fuerte o no lo es. Ello podría empujar o no a la China a una carrera de armamentos y a tomar decisiones contrarias a sus pretensiones de “desarrollo pacífico”.
Se busca mejorar aún más las relaciones con Japón, aunque a costa de cierto alejamiento de Tokio respecto del resto de Asia. Asimismo se profundiza con la India el acuerdo nuclear con vastas implicaciones estratégicas. Estados Unidos no puede extraer sus fuerzas de Japón, de Corea del sur o de cualquier otro punto del Asia, puesto que ello sería interpretado como una invitación a la hegemonía regional China. Según se interpreta, la presencia de tropas en Asia Central, el acuerdo nuclear con la India y el apoyo a la nueva política de seguridad de Japón son, entre otros, aspectos de una estrategia de contención frente a China.
La proliferación es el ejemplo más inmediato que puede alterar el orden mundial y la actual diplomacia del presidente Obama de acelerar la normalización de relaciones con Pyongyang, y en un futuro sentar vínculos directos que se sumarían a los de las reuniones con los “seis” (China, Corea del Sur, Japón y Rusia). El dilema es que los coreanos, al igual que los iraníes, se niegan a aceptar que el tema de la proliferación nuclear es intrínsecamente multi-lateral. Si Corea del Norte e Irán triunfan en su cometido de plantar arsenales nucleares, la perspectiva por una homogeneidad internacional se dañaría totalmente. De ahí que algunos analistas especulen con la posibilidad de un encuentro entre Obama y el coreano Kim Jong Il.
Un asunto espinoso es el gobierno del conservador Lee Myung-bak en Seúl; durante su campaña electoral Obama insinuó que renegociaría el acuerdo de libre comercio con Corea del Sur para hacerlo menos desfavorable a los trabajadores estadounidenses. Los esfuerzos antiterroristas en el sudeste asiático han dado resultados generalmente positivos. Pese a las críticas formales de Washington a los regímenes autoritarios de Myanmar, Corea del Norte y, en menor medida a China, ello ha surtido poco efecto en la opinión pública internacional.
Washington ha dado a entender que no obstaculizará el desarrollo de las negociaciones post-Kyoto, y que iniciará la transferencia de técnicas limpias a los países en desarrollo.
En el caso de América Latina se ha anunciado una nueva era de asociación hemisférica, enfocándose en retos claves de desarrollo económico, igualdad, en energía y en seguridad regional, priorizando, entre otras cosas, la lucha contra los carteles de la droga de México. El presidente Obama ha conceptuado la política hacia Cuba como un anacronismo, que sólo sirve de barrera entre Estados Unidos y el resto de la región.
En conclusión, es demasiado prematuro adscribirle al presidente Obama una filosofía política cabalmente delineada, aunque es claro que los cambios realizados se encaminan a redefinir la política exterior norteamericana.
lunes, mayo 18, 2009
No es crisis financiera, ni siquiera economica: es geopolitica [II]
Juan Benemelis/Cubanálisis-El Think-Tank
No tiene pies de barro
Napoleón Bonaparte apuntó que en algún momento de la historia China dominaría al planeta y el ex presidente norteamericano Richard Nixon también advirtió del peligro de mantener aislado al gigante asiático. Con la era del presidente George Bush (padre), el comercio China-Estados Unidos escenificó un salto y con el presidente Bill Clinton se ratificó el status de nación más favorecida.
La gran sorpresa del siglo es que China llegaría a ser potencia económica y comercial, perspectiva que ha tenido perplejo a los actuales polos financieros del planeta. China transformó su economía de la pobreza llegando a ser la segunda del planeta. Sus exportaciones se dispararon a un ritmo increíble en las tres últimas décadas. El bajo costo de su fuerza laboral ha hecho que las firmas Occidentales (incluyendo las de Japón, Hong-Kong y Taiwán) desplacen sus instalaciones hacia tierra firme.
China encierra el más dramático e indescifrable enigma del futuro de nuestra civilización; ya es la segunda economía del mundo por su tamaño, sobre la base de la paridad del poder de compra. China y los Estados Unidos resultan el motor impulsor de la economía mundial. La inversión extranjera directa llegó a una cifra apenas igual a la de Estados Unidos. Japón es, por mucho, su principal socio comercial, seguido por Hong-Kong y Estados Unidos.
Para sorpresa universal, el despertar de China se ha sentido en todo el planeta y su demografía y su fuerte desarrollo, devoran cada vez más materias primas, y esta demanda ha elevado los precios de los productos primarios, minerales en especial, en el mercado internacional. Desde 1989, año que se supone inició el terrorífico crecimiento chino, los precios del petróleo, del gas, del acero, del cobre, del plomo del níquel, etcétera, se han disparado.
Su ascenso súbito a potencia comercial se ha recibido con una curiosa mezcla de admiración y miedo, impulsando a los inversionistas a conseguir con la mayor cantidad de acciones, sin entender cabalmente la forma en que operan tales empresas. Con una deuda externa pequeña e ingentes reservas en dólares (610,000 millones), se espera que este crecimiento continúe, impulsado por la demanda de su inmensa población que está envuelta en una dinámica economía subterránea no registrada en las estadísticas oficiales. La expansión está ligada al proceso de internacionalización de sus empresas y no deja de considerarse un competidor de los Estados Unidos, amenazándole con poner fin en este siglo a su hegemonía actual.
Los politólogos occidentales han estado errados en el caso de China. El gigante asiático no ha copiado el modelo occidental sino que se inclinó desde el comienzo hacia la filosofía industrial-financiera japonesa. Los chinos prestaron atención a Tokio y no precipitaron las privatizaciones, asegurando primeramente sus mercados vitales. China ha mantenido sus empresas dependientes de préstamos bancarios y no de seguros, haciendo más fácil el control del movimiento financiero.
La ola de inversionistas internacionales estaría obligada a moverse hacia Hong-Kong, cuya bolsa crecería exponencialmente desde 1990 para sorpresa de Wall Street, debido a que una parte considerable del comercio de China y su inmenso capital acumulado y no declarado, son manejados desde ese enclave. Lo que hace pensar del posible choque comercial norteamericano con China, puesto que los vaivenes en las tasas de intereses norteamericanos tienen secuelas letales en la rival bolsa de Hong-Kong.
La hemorragia de capitales hacia la veintena de economías emergentes del planeta, sobre todo China, se ha enfilado hacia los bonos corporativos, inversiones de valores y en préstamos dudosos a compañías. Los mercados de valores y de viviendas fueron los de más rápido crecimiento de este enorme portafolio privado, con el peligro de que este ingreso de inversiones se esté esfumando, minando las economías y sus monedas, elevando el fantasma de la bancarrota.
Ante la competencia feroz China que ha provocado la caída de las exportaciones norteamericanas y ha lesionado su economía, este país buscaría primero transferir el problema del sector privado doméstico hacia el servicio de la deuda externa, pero, lo excesivo de la deuda comprimiría las inversiones domésticas, obligando a bajar excesivamente sus intereses. El mercado de capital cambiaría dramáticamente de la práctica de préstamo bancario por inversiones directas a los peligrosos portafolios de capitales flotantes.
Los eventos que se han desencadenado en el mundo financiero reflejan la diferente estrategia de desarrollo de Asia y de Euro-América. No hay dudas de que las medidas macro-económicas que asume la bolsa de valores norteamericana con una capitalización que excede los $7 trillones, afectan profundamente al planeta, pero los asiáticos desarrollados (China, Japón, los tigres), con su excelente infraestructura de producción y un capital menos concentrado en portafolios volátiles, se hallan en mejor situación para resistir estos vaivenes bursátiles que Occidente.
Mientras los polos tecno-industriales crecían geométricamente, el mercado de consumo alto y mediano lo haría sólo de manera lenta, aritméticamente. Mientras Japón, China y los tigres asiáticos, duplicaban la producción mundial y mantenían sus mercados domésticos cerrados a cal y canto, mientras Rusia no ha gestado una clase media consumidora, y Africa, el mundo islámico y América Latina muestran un consumo rezagado, Europa occidental y Norteamérica, ya sobre-saturados, seguían como los principales consumidores mundiales.
Pero en esas décadas de tambaleo occidental y letargo nipón la irrupción de China, a velocidad inimaginada, ha llevado la debacle al “espacio vital” mundial; el planeta no puede digerir la producción y comercialización de todos los polos tecno-financieros combinados.
No puede argumentarse en contra de que China, con su catástrofe demográfica y su descomunal proceso de urbanización está ejerciendo un aumento del consumo de los recursos agotables del planeta. Su posición en la globalización desplaza a potencias anteriores, y ya no constituía un secreto que la decisión de la dirigencia china es convertir en pocas décadas al país en el “Imperio del Centro”, pero no sólo de una región asiática, como aconteció cuatro milenios antes, sino de todo el planeta.
Muchos piensan que el país inclina peligrosamente las balanzas del comercio y la tecnología mundial a su favor, y claman por levantar un proteccionismo ante el gigante asiático que tiende a volverse una amenaza económica, tecnológica y militar para Estados Unidos. Se prevé que en el año 2020, con una población de 1,400 millones de habitantes, una flota de vehículos y una demanda de combustible muy superior al total del resto del planeta, llegará a superar a los Estados Unidos. China ya supera a Estados Unidos en el consumo de acero y carbón. Y pocos años después, absorberá toda la materia prima de la Tierra. Así, con el 7% de la tierra fértil del planeta, y el 20% de la población planetaria ¿quién alimentará a China?
El cuestionamiento se reduce a la simple pregunta siguiente: si nuestro planeta es capaz de sostener simultáneamente al resto del mundo y a China con una economía dos veces del tamaño de los Estados Unidos. Si existirán suficientes recursos para la voracidad de otro mercado consumidor de tal magnitud.
La euforia de la globalización político militar impulsada por China se ha estancado ante una periferia, endeudada y de retardados niveles de desarrollo y consumo, acercándonos a ese punto neurálgico donde el planeta ha resultado insuficiente para sostener su orden reproductor. Este escenario de desbalance entre producción-consumo traería, a la postre, la gran crisis que presenciamos, y la necesidad de un reajuste internacional que aún no se ha acometido, porque no sabemos qué hacer, ya no con el Japón, ahora con China, y que en otras etapas anteriores de la historia se hubiera resuelto por la guerra.
Las medidas
Existe el criterio por una parte del mercado como un buen mecanismo de ajuste, a "la mano invisible" de Adam Smith, mientras que por otro lado se considera necesario alcanzar el equilibrio general estático óptimo del mercado, como proponía Wilfredo Pareto, para lograr la reasignación correcta de los recursos, sobre todo cuando cambiaban las condiciones entre la oferta y la demanda. Hayek subrayaba los beneficios dinámicos del mecanismo de mercado y rechazaba la optimización de Pareto como marco de evaluación. Pero el sistema de mercado no asegura la soberanía de los consumidores ya que la posibilidad de elegir sólo puede ejercerse sobre un conjunto predeterminado de bienes con precios prefijados, que sólo pueden aceptar o rechazar, aunque libremente.
Al deprimirse la demanda efectiva, la economía está operando a niveles inferiores al desempleo. Así, la forma más lógica de solventar la crisis propuesta por los europeos y norteamericanos ha sido elevar la demanda, pero no existe una capa de consumidores suficientes en el planeta para equilibrarse con la oferta. La respuesta a la brecha entre micro y macro racionalidad ha sido que el Estado interviniese en el mercado, para contrarrestar la demanda insuficiente. No es que estos mercados regulados funcionen a plenitud, no sólo por la competencia, sino sobre todo por su existencia.
Pero esta intervención reguladora, con sus reglamentos y orientaciones y aportando parte de la infraestructura requerida para el comercio, no se puede parcializar solo con aquellas empresas que crean mercados, realizando sustanciales subvenciones a las que crean empleos. En la actualidad, los economistas no se ponen de acuerdo a cuál de ambas preferenciar. Esta intervención tiende a ser costosa en extremo y se ha probado que los remedios keynesianos, tanto convencionales, fiscales como monetarios, no pueden enfrentar el aumento de precios y salarios simultáneo a la disminución de la producción y el empleo. Esta política de intervención en el mercado, con políticas fiscales y monetarias acompañadas de políticas de ingresos y precios, no logra superar los problemas macroeconómicos que surgen del mercado.
Pero no es solo el sub-consumismo la causa de la crisis. La utilización de los intereses para inyectar dinero y cualquier expansión artificial provocada por la expansión crediticia podría distorsionar la estructura de producción, pues ella depende más de la armonía entre la estructura de producción y las preferencias del consumo, algo que rompieron primero el Japón y luego China.
Las medidas, por eso, pierden de vista de qué se trata. Al enfocar sólo la matriz financiera o, en el mejor de los casos, de la economía en conjunto, se escapa la visión del “espacio vital” saturado y retado.
¿Cuál es el futuro?
Aunque aspectos rutinarios de la producción industrial cada vez se automatizan más, esto tiene como escenario los polos económicamente desarrollados, y pese al triunfo planetario del homo fabril gran parte del planeta aún no ha logrado establecer una tecnología industrial, viviendo en sociedades agrarias, existiendo incluso bolsones de resistencia al trabajo industrial, las llamadas "culturas de pobreza".
Mientras la cultura general contribuye a una revolución que eleva las expectativas de consumo de toda la población, la forma y dinámica del mercado mundial y el progreso tecnológico de los países avanzados hace vulnerable económicamente a las naciones menos aventajadas, cuyo lento ritmo de crecimiento amplia el abismo de los niveles de consumo. Por ello no existe una cultura planetaria, por ello la villa global que supuestamente crearía la electrónica es un mito.
Lo que en la nueva economía aún no es suficiente es la habilidad para entender y utilizar el conocimiento. La teoría económica nunca logra describir completamente al mundo real, y probablemente jamás lo podrá hacer, y por eso en la actualidad quedan abiertas innumerables interrogantes sobre la incidencia de nuevos polos tecnológicos hasta que no se produzca un reordenamiento de la producción y de los mercados.
La falacia de la economía contemporánea es que la devaluación monetaria y los préstamos públicos resultan el mecanismo para disparar la producción y resolver el desempleo; la lección del ejemplo asiático, es que la devaluación y la deuda pertenecen al problema. Las fórmulas para el desarrollo económico, para un floreciente comercio exterior, ya no son las del británico John Maynard Keynes, de Paul Samuelson, o inclusive las del recientemente fallecido premio Nóbel de Economía, Milton Friedman, ferviente defensor de la economía de libre mercado. No existen las fórmulas mixtas, la autonomía económica, o las economías “nacionales.”
Es cierto que en rincones, como Africa, América Latina y el Cercano Oriente, la vieja geopolítica retiene importancia, y los instrumentos del poder militar y la influencia diplomática son dominantes. Pero en la arena principal de los asuntos mundiales es la geo-economía lo que incesantemente está dando forma a los asuntos europeos, americanos, japoneses y de otros competidores.
Los parámetros por los cuales se mide el desarrollo no son certeros, pues el patrón dinero o los volúmenes de acero ya no son capaces de valorar la información y la computación. El grueso de las nuevas inversiones en los países desarrollados se dirige a servicios como las telecomunicaciones, la banca, los seguros, las reinversiones, el transporte aéreo y la salud. El catálogo del desarrollo del futuro debe comprender la disponibilidad de energía, la información, la capacidad de procesamiento material e intelectual, la investigación y experimentación, para así evitar los desbalances del mundo financiero que amenazan transformarse en problemas económicos.
Décadas atrás, lo novedoso era la mercadería, las industrias y los servicios, así como quiénes lo concebían y fabricaban. En la actualidad debe imponerse la cultura monetaria, donde el desarrollo se estimule por el procesamiento tecnológico de la información, y donde el procedimiento dominante del intercambio comercial ya no son los productos manufacturados o incluso los servicios, sino el dinero, pero en la forma de información. Hoy día tiene que imponerse la primacía de las negociaciones, las transacciones financieras, la compra-venta, la conglomeración y la integración económica. Al invertir en la industria financiera, que a su vez ofrece servicio a las inversiones, se canjea información, o mejor dicho, dinero-información, fundamentada en la confianza humana en la continuación incesante de este intercambio que genera más dinero.
Pero cuando la confianza humana falla se desploma el sistema. Y, la confianza tiene sus bases en la geo-política. La famosa teoría del equilibrio económico, donde las intersecciones de las curvas de oferta y demanda determinaban los precios, ha probado ser inoperable en un “espacio vital” no resuelto. La economía internacional no funciona como la concibieron Adam Smith o Jeremias Bentham; es un sistema no lineal y tiene que ser entendido como tal. John Maynard Keynes equivocó su diseño al considerar la economía como un sistema; en realidad no es tal, lo que existe, llámese como se le llame, se halla muy lejos del equilibrio, pues tiene que ajustarse continuamente para mantener el balance.
Aún existe la concordia y el diálogo político internacional para una solución económica de conjunto, en el cual la fórmula tradicional de eliminar a uno de los contendientes no se ha impuesto. La no solución de la crisis puede llevar a otras viejas fórmulas en las cuales se considere el aislacionismo, el cierre de fronteras, el super-proteccionismo comercial, sin importar que el resto de las economías del planeta se hundan.
La nueva fuerza tendencial tendrá que amainarla actual “globalización” para ir desembocando en algo más práctico, en espacios tecno-económicos viables para la aplicación masiva de alta tecnología, el desarrollo de investigaciones y proyectos complejos y la combinación de grandes recursos financieros, de materiales estratégicos, talento y experiencia humanas.
De los tres polos tecno-científicos del planeta: Estados Unidos, Europa y Japón, este último, junto a los tigres asiáticos, figura a la cabeza en la inversión de recursos para la experimentación y el desarrollo a largo plazo de la ingeniería molecular. Por su parte, Europa se mantiene a la cabeza en los estudios de ciencias básicas y química, y muy cerca de Japón y por encima de los Estados Unidos en los esfuerzos hacia la electrónica molecular. Estados Unidos, con su desdeño a la investigación a largo plazo, su obsoleta capacidad industrial instalada y su deficiente sistema educacional, resulta el más rezagado de los tres en esta crítica área.
Un nuevo mundo emerge movido por la competencia económica en el cual naciones como Alemania-Europa, Japón, China y la India están resquebrajando la supremacía global de Washington. Ya se puede avizorar que cuajarán dos grandes conglomerados civilizadores, de eminente tecnificación y ciencia, con éticas, conductas sociales y filosofías disímiles: el asiático con su coro central en China-Japón-India; el euro-americano. Si Europa Occidental no logra superar su provincial nacionalismo, y la fuerza expansiva y de supervivencia de Rusia no liberaliza su aislado sistema interno político y económico, ambas quedarán en los umbrales.
Algunos futurólogos consideran que Europa Occidental, con la locomotora alemana, querrá ser autónoma de Estados Unidos y se inclinará a cimentarse en la Europa Oriental, Africa y Rusia. En Asia, China, Japón, los tigres asiáticos y la India conforman acaso el bloque del futuro, disputándoles la Rusia a los europeos. Estados Unidos, abandonada por Europa y por Asia que le tiene cerrada las puertas de sus mercados asiáticos, tiene como único recurso conformar un bloque cerrado en el Nuevo Mundo. Mientras en la periferia, Rusia, el mundo islámico, África y Australásia quedarán como agendas pendientes a repartir.
jueves, mayo 14, 2009
La Conferencia Biderberg en sesion
Coincidentemente proximo a arribar la elite mundial, ocurrio una huelga en el aeropuerto de Atenas que paralizo el trafico aereo, mientras sus eminencias aterrizaban placidamente en aeropuertos alternativos.
No obstante, siempre algo se filtra o se especula con mayor o menor grado de certeza y al parecer la agenda anda por aqui:
- Hundir rápidamente la economía y reemplazarla por un nuevo orden mundial o, en una secuencia más larga, prolongar agónicamente la depresión.
- Bilderberg está fomentando un falso cuadro de restablecimiento económico, para que incautos inversores vuelvan a colocar su dinero en el mercado bursátil sólo para más tarde desatar otra masiva depresión que provocará “graves pérdidas y agostará las finanzas en los meses venideros”
- Bilderberg de nuevo intentará apoyar la promulgación del Tratado de Lisboa, una llave maestra de la agenda para lograr un superestado federal en la Unión Europea
- Neutralizar el movimiento anti-Tratado de Lisboa llamado “Libertas” encabezado por Declan Ganley
- Campaña de rumores en los medios de comunicación estadounidenses, sugiriendo que Ganley ha sido financiado por traficantes de armas ligados al ejército estadounidense
- Bilderberg estaba preocupado porque el precio del petróleo estaba subiendo demasiado rápido después de alcanzar los 150 dolares por barril y quería asegurarse que “los precios del precio comenzaran a bajar”. Esto es exactamente lo que sucedió más tarde, a mediados de 2008 cuando el petróleo se hundió por debajo de los 50 dolares el barril y ahora el objetivo es evitar otra tendencia alcista como la que se viene desarrollando
lunes, mayo 04, 2009
La geoestrategia rusa/ Juan Benemelis - Cubanálisis-El Think-Tank
La geoestrategia rusa
Juan Benemelis - Cubanálisis-El Think-Tank
Más allá de los espectaculares gasoductos de alcances estratégicos que ha operado Venezuela (primera potencia mundial de petróleo cuando se suman el "oro negro" convencional y no convencional, es decir, ligero y pesado (Financial Times, Richard Lapper, noviembre 2 de 2005) con Argentina y Chile, fue el presidente ruso Vladimir Putin quien inició la gran revolución energética mundial, al jugar su carta geoestratégica y haber resucitado a Rusia después del extravío neoliberal de dos super-ingenuos: Yeltsin y Gorbachov.
Sin desdeñar los gasoductos sudamericanos, el impacto en Eurasia de cuatro gasoductos rusos (con Alemania, Turquía, Japón y China) trastoca la geoestrategia mundial debido a la talla de los actores en juego, a grado tal que habría que acuñar un nuevo término: "rusoducto", en lugar de gasoducto.
PEAK OIL (24 noviembre 05) aduce que "Rusia construye lenta pero seguramente su mundo multipolar basado en el petróleo y el gas", mientras Peter Lavelle entroniza a Putin como "zar de la energía", en referencia al posicionamiento global de Gazprom, principal gasera del planeta (UPI, 22 noviembre 05). Inclusive, Putin colocó a Dimitry Medvedev, anterior mandamás de Gazprom, como viceprimer ministro, y no faltan quienes lo vean como su probable sucesor: "dos de las visitas foráneas de Putin, a Alemania y a Turquía, así como su visita a Corea del Sur, demuestran claramente la parte foránea de la agenda de Gazprom y de la petrolera estatal Rosneft, como parte de la estrategia energética integral (sic) del Kremlin".
Con la construcción del gasoducto Corriente Azul, en el que participan en forma equitativa la petrolera italiana ENI y la gasera rusa Gazprom, a un costo de 3 mil 400 millones de dólares y una capacidad de 16 mil millones de metros cúbicos, y que "cambiará la geopolítica de Europa" (Bajo la Lupa, 6 noviembre 05), ya que se insinúa como una cuña entre dos aliados de EU (Turquía e Italia). Al respecto, es factible que el gasoducto ruso-italiano-turco (que sin mucho ruido ganó la partida geopolítica en el transcáucaso al oleoducto estadunidense-británico Baku-Tblisi-Ceyhan), sea extendido hasta el puerto israelí de Ashkelon (Debka, 24 noviembre 05), lo que demuestra vez la proclividad de Putin a buscar convertirse en "potencia pivote" de Eurasia.
Según Lavelle, en Corea del Sur, Putin prosiguió las negociaciones para construir el "gasoducto petrolero del este", de 2 mil kilómetros de extensión hasta la costa del Pacífico: un "compromiso para satisfacer parcialmente las necesidades energéticas de China y Japón". En su primera fase, China obtendrá las tres cuartas partes y Japón la tercera parte de los 600 mil millones de barriles diarios que serán prácticamente triplicados a partir del año 2010. Japón invertirá 18 mil millones de dólares y otros 8 mil millones de dólares en los proyectos gaseros Sajalin I y II. En esta negociación se evidencia que Rusia trata de jugar su papel como potencia pivote y evita inmiscuirse en el contencioso entre China y Japón, dejando satisfechos a cada uno con su "rusoducto".
Gazprom evalúa la posibilidad de desarrollar una terminal en Murmansk (en el polo ártico) para abastecer a Estados Unidos (¡super-sic!) con gas natural licuado, en momentos en que Washington busca independizarse del petróleo del Medio Oriente para consagrarse más al gas. "El arrecife Shtokman, en la costa rusa del Pacífico, tiene 3.2 billones de metros cúbicos de gas probado y su localización lo convierte en candidato para abastecer con gas natural licuado las necesidades energéticas de norteamerica por un periodo de 50 años (sic)". Se dice fácil, pero cuando el "rusoducto" de Murmansk se conecte a Canadá y Estados Unidos, la geoestrategia mundial habrá cambiado significativamente. ¿A qué precio soltará Rusia sus reservas gaseras de Murmansk, que se perfilan como los cuatro ases de las cartas geoestratégicas del Kremlin?
A Lavelle no se le escapa la dimensión geoestratégica en la que juega Rusia: "con excepción del proyecto Corriente Azul, los otros gasoductos forman parte de la estrategia de Putin para situar a Rusia de nuevo como un jugador mayor (sic) en el mundo". A propósito, en un extenso análisis con ocho expertos en geoestrategia, bajo la coordinación de Peter Lavelle (Rusia, una superpotencia energética; Perfil Ruso, 25 de noviembre de 2005) se destacan tres frases: una del mismo Lavelle, "Putin ha posicionado los recursos energéticos estatales en el centro de su política exterior. ¿Será su objetivo colocar a Rusia como 'gran potencia' mediante la energía?"; otra del académico Gordon Hahan, especialista en Rusia y su periferia, "el arsenal nuclear ruso y su posición geoestratégica como pivote (sic) son igualmente (sic) responsables del estatuto de Rusia como potencia regional (sic) e importante jugador en el escenario global gracias a sus recursos energéticos", y otra de Eric Kraus, estratega de Sovlink Securities de Moscú, "el apoyo de Estados Unidos a Mijail Jodorkovsky se debió a la promesa del oligarca de entregar los yacimientos petroleros de Rusia a manos estadounidenses, mediante la notable venta del 50 por ciento de Yukos a ExxonMobil".
Federico Bordonaro, un excelente geopolitólogo de Power and Interest News Report (22 noviembre 05), sustenta que el gasoducto Corriente Azul "abre nuevos horizontes a Rusia" que "usa sus vastas reservas energéticas como fuerte carta geopolítica" en una "competencia geoeconómica compleja que involucra a Rusia, la Unión Europea (UE), Estados Unidos y Turquía en la región del sur de los Balcanes, el mar Negro y el mar Caspio".
Carente de petróleo y gas, en forma paradójica, Turquía ha emergido como "puente energético" al formar parte de dos gasoductos: el estadunidense-británico de Baku-Tblisi-Ceyhan, y el ruso-italiano Corriente Azul. Lo más importante es que Rusia, mediante su "carta energética, vuelve a obtener influencia y protege sus intereses en el sur europeo (...) lo que incrementará más su poder financiero y político".
Ron Sonovitz, resalta que Putin juega a la política de los oleoductos con China y Japón, quienes, a su juicio, "desean la exclusividad" (Asia Times, 23 noviembre 05) del gas y el petróleo ruso, cuando en realidad Putin piensa en toda la región de Asia-Pacífico como su clientela plural. A juicio de Synovitz, "Rusia desea que las firmas japonesas inviertan más dinero en la infraestructura petrolera de Siberia como en el creciente sector manufacturero ruso y el segmento de alta-tecnología".
Sudhir Chadda (India Daily, 23 noviembre 05) aducía que se “cocina una alianza comercial estratégica" entre Rusia y Japón, pero que un escollo mayor se centra en la negociación escurridiza sobre la cesión de las islas Kuriles de Rusia a Japón.
Dave Ernsberger, director editorial para Asia de Platt's (servicio informativo global de la industria petrolera), lo ve al revés: "Rusia enfrenta a Japón contra China" sobre el trayecto del gasoducto, por lo que usa su petróleo y gas como "arma estratégica" para otras agendas, ya que "para Japón, arrancar de Moscú el compromiso de un abasto seguro de petróleo ruso en el largo plazo es un tema de la mayor trascendencia de su política exterior. Japón es el tercer consumidor de petróleo, detrás de China y Estados Unidos", y es previsible que Rusia vaya a sacar el máximo de beneficios de su venta energética, tanto a China como a Japón, a la Unión Europea como a Estados Unidos.
GEOESTRATEGIA
«Es probable que la historia registre el 11 de Septiembre como el punto decisivo en la conformación del orden internacional para el siglo XXI». La afirmación es de Henry Kissinger, uno de los principales estrategas norteamericanos de los últimos 50 años. «El 11 de Septiembre puso fin a algunas de las ilusiones pretenciosas de los años 90. (...) La idea de que una Europa unida buscaría constituir su identidad en confrontación con Estados Unidos quedó en el olvido (...) Rusia se transformó en socia de la campaña antiterrorista, China aportó inteligencia (...) ninguna de estas medidas era concebible hace unos meses. (...) En consecuencia, y por primera vez en medio siglo, Estados Unidos ya no tienen que enfrentar a ningún adversario estratégico, y no hay ningún país ni grupo de países que pueda pasar a serlo durante por lo menos los próximos 10 años».
A las 8.41 de la mañana del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, cuando el primer avión se estrelló contra las Torres Gemelas, Estados Unidos estaba dando el pistoletazo de salida al reordenamiento de sus prioridades internacionales, un conjunto de cambios que han alterado sustancialmente la jerarquía y relevancia que la superpotencia mundial otorga a los diferentes países y cuyo objetivo no es otro que alargar al máximo posible la etapa cifrada por Kissinger en «por lo menos 10 años», en la que «ningún país o grupo de países podrá llegar a ser adversario estratégico». Conseguir que esta etapa se prolongue para todo el siglo XXI es su máxima aspiración. Los cambios geoestratégicos introducidos, se pusieron ya de manifiesto durante la guerra de Afganistán. En ella se observaron algunas de las principales claves de las nuevas prioridades de Washington.
En primer lugar, el centro estratégico en el que se dirimen los asuntos mundiales se ha desplazado; si durante la «guerra fría» Europa Occidental constituyó el epicentro de la disputa USA-URSS, hoy es el lugar central del continente euroasiático el que está llamado a ocupar su lugar. Meses antes del 11 de Septiembre, el entonces vicesecretario de Defensa norteamericano afirmó: «el centro estratégico militar de Estados Unidos debe trasladarse desde Europa hacia Asia». Parte de los motivos de tan radical y premonitoria afirmación estaba en el acelerado ritmo de su crecimiento económico, pero el emergente papel del continente asiático en la economía mundial no es el factor decisivo, sino el hecho de que es en esa zona del planeta en la que están presentes los potenciales rivales de la hegemonía norteamericana.
La supremacía indiscutible de Estados Unidos depende de por cuánto tiempo sea capaz de evitar el surgimiento de algún aspirante al poder sobre el continente euroasiático, uno de los aspirantes emergentes en la última década del Siglo XX fue la Unión Europea, pero esta es una de las «ilusiones pretenciosas de los años 90» a las que puso fin el 11 de Septiembre. Como afirma el ex Secretario de Estado, durante la guerra de Afganistán, «Europa ha puesto un mayor énfasis en la cooperación bilateral con Washington sobre la base nacional y en el marco de la OTAN, que en las instituciones de la Unión Europea».
La primera consecuencia del 11 de Septiembre, fue cerrar el debate sobre la conveniencia o no de las estructuras euroatlánticas, la OTAN quedó confirmada como el garante de la seguridad europea, y de esta forma el papel dominante de Estados Unidos salió totalmente fortalecido. El eje franco-alemán, que lideraba la emergencia de una superpotencia en Europa en confrontación con Washington, fue sustituido por el eje euro-atlántico. Washington, con el apoyo de Blair, Aznar y Berlusconi -señalados por Bush como amigos incondicionales- tomó la iniciativa. Frente a la arrolladora ofensiva del eje euro-atlántico, el eje franco-alemán retrocedió y se agudizó la disputa entre ambos. Europa queda recategorizada de acuerdo a su escaso peso militar; es por el momento solo una zona de influencia supeditada y dependiente de Estados Unidos.
Las nuevas prioridades de Washington, asegurada esta cabeza de puente sobre el continente euroasiático, le exigen atender y dar prioridad a los que sí que están en condiciones de transformarse en peligrosos rivales.
NUEVOS CRITERIOS, NUEVAS PRIORIDADES
Relegado el eje franco-alemán, Rusia, China y la India han quedado como los principales jugadores activos en el continente euroasiático. Los motivos, a diferencia de Europa, no son fundamentalmente económicos, sino que radican en su potencial militar –que incluye la fuerza nuclear– y la falta de capacidad de Estados Unidos para controlar sus asuntos internos (especialmente en el caso de China). La cumbre de Shangai, que difundió la emblemática foto de George Bush, Vladimir Putin y Jiang Zeming ataviados con elegantes casacas de seda china, presentó ante el planeta la nueva jerarquía de países verdaderamente importantes.
Los acuerdos políticos y diplomáticos que la Casa Blanca ha gestionado en tiempos recientes lo confirman. Rusia ha aceptado el papel dirigente de Estados Unidos, o lo que es lo mismo, la rúbrica definitiva de su papel de perdedor en la Guerra Fría; a cambio, éste le ha otorgado la consideración de socio, respaldando los objetivos rusos de acceder a las instituciones europeas y otorgándole en ellas un lugar relevante. Los acuerdos alcanzados entre Rusia y la OTAN, apadrinados por Washington, rompen con su aislamiento facilitando su desarrollo y alejan, por el momento, la posibilidad de que buscara sus alianzas con Alemania o China.
Y en la agudización del conflicto Indio-pakistaní por los territorios de Cachemira no se puede olvidar el hecho de que Pakistán representa el principal aliado de Estados Unidos en la región, lo cual fortalece la misión norteamericana de erigirse en el principal árbitro de la zona.
EL PELIGRO AMARILLO
Pero de entre todos los potenciales rivales es sin duda la emergencia de China la que presenta mayores dificultades y riesgos para los estrategas del Pentágono. El gigante asiático, el más incontrolado de todos, ha pasado a ser considerado por Estados Unidos la principal amenaza en potencia para su supremacía. La razón no radica en sus potencialidades económicas, ni tan siquiera en su relativo peso militar, sino en resultar impenetrable. El régimen chino es hermético a las técnicas de infiltración que le ha permitido a los Washington dotarse de élites dependientes en los cinco continentes, élites pro-yanquis que ocupan puestos clave en la administración política, en la estructura militar, en los medios de comunicación.
La mayoría de los regímenes democráticos de corte occidental instalados por todo el planeta han sido promocionados, y por tanto influenciados, por Estados Unidos, esta ascendencia, más o menos velada, les permite controlar, desviar y/o cooptar las decisiones de esos estados. Pero el régimen chino escapa totalmente a su control. La contradicción principal que guía en última instancia todos los movimientos de Washington es mantener bajo control la inevitable ascensión de China, éste se ha convertido en el objetivo prioritario de la geoestrategia de la superpotencia norteamericana. El movimiento del resto de las piezas y peones del tablero ha pasado a depender de esta contradicción principal.
LA CARAMBOLA
Los ejes del nuevo orden cuyas consecuencias estamos viviendo ya en este inicio de siglo contienen varias carambolas destinadas a asegurar la supremacía norteamericana. Por un lado, el debilitamiento del eje franco-alemán en Europa y la consolidación del eje euro-atlántico minuciosamente trabajado diplomáticamente. Por otro, el resurgir de Rusia como potencia secundaria en un papel de socio de Estados Unidos cortando cualquier posibilidad de intermediación europea y utilizando a Rusia en Europa para acabar de sepultar el eje Berlín-París.
En la parte central del continente euroasiático, la aparición de la presencia militar directa norteamericana –fruto de la guerra de Afganistán– y la formación de una suerte de triunvirato con Rusia y China –con la decidida voluntad de incluir a la India– implicándoles en las decisiones sobre una zona que ha pasado a ser clave en la geoestrategia mundial. Tres países vecinos de Afganistán, enormemente interesados en jugar económicamente con Estados Unidos, y los tres obligatoriamente implicados en participar en la decisión de asuntos relacionados con el ascenso del integrismo islámico que les amenaza en sus entrañas.
Y por último, el hecho de que la presencia directa de Estados Unidos en la zona le permite seguir mucho más de cerca la inevitable emergencia de China, su principal rival potencial. De no abortarse la iniciativa norteamericana, efectivamente, el 11 de Septiembre quedará en la memoria histórica como el punto decisivo de una nueva era en las relaciones internacionales, lo cual no hace más que confirmar que en una operación tan compleja y decisiva, nada de lo sucedido, incluido el atentado contra las Torres Gemelas, podía dejarse al azar.
EL APOYO A LA LÍNEA DURA
La clara victoria de George W. Bush en las elecciones norteamericanas del 2004 fue mucho más que un contundente respaldo a su continuidad en la presidencia de los Estados Unidos, fue el sólido aval electoral que recibieron sus políticas, tanto exteriores como interiores. La apuesta decidida por la línea dura en la lucha contra el terrorismo global y la escasa simpatía por los foros y los consensos internacionales fue claramente apoyada. Pero dos años más tarde esta política de línea dura se ha convertido en una seria desventaja. El empeoramiento de la situación en Irak, la creciente inestabilidad de Afganistán, la amenaza nuclear que agitan Corea del Norte e Irán, la polarización izquierdista de varios gobiernos de América Latina encabezados por Cuba y Venezuela, la devaluación del dólar y la amenaza latente de una recesión barrieron con las esperanzas republicanas en las elecciones de medio término y tanto la cámara (House) como el Senado quedaron en manos de los demócratas.
Este cambio en la correlación interna de las fuerzas políticas de Estados Unidos puede dar al traste con los propósitos más ambiciosos de la administración Bush, entre los que estaban la reconfiguración del llamado Gran Oriente Medio, un enorme territorio que va desde el Magreb hasta Asia Central. Además de la situación caótica en Irak, hay un profundo conflicto entre Israel y los palestinos de Hamas y Hezbollah apoyados fuertemente por Irán y en menor grado por Siria. La muerte de Arafat dio paso a una renovación del liderazgo y las formas políticas de los palestinos, pero no precisamente para aminorar las tensiones; el ascenso al gobierno de los extremistas fundamentalistas musulmanes de Hamas y el vacilante liderazgo del antiguo terrorista de Al Fatah y ahora presidente de la Autoridad Palestina, Abu Massen, no han contribuido a una distensión en el área. Por el otro lado, en Líbano, los terroristas de Hezbollah han continuado con su escalada de agresiones al territorio israelí y sus terroristas ataques suicidas. En cualquier caso, el llamado mundo árabe tendrá una importancia de primer orden en la agenda política de Estados Unidos. También en la europea, por el sentimiento de amenaza del terrorismo islámico y por la voluntad de Turquía -país no árabe pero musulmán moderado- de ingresar en la Unión Europea. La convergencia de todos estos factores estimula aún más la preocupación de los europeos por que se reduzca el conflicto en esta región del planeta.
En el otro extremo, China continúa su galope irrefrenable de crecimiento -en buena medida, a la vieja usanza, es decir, siguiendo pautas de consumo de materiales y de energía y de producción de residuos que han conducido al mundo industrial a una situación insostenible. Su ascendencia sobre la región ya supera la que había tenido Japón en la segunda mitad del Siglo XX y explora nuevas áreas de influencia, que incluyen el cono sur de América. También surge aquí una cierta inquietud norteamericana, que ve crecer un posible rival a su actual hegemonía.
Estos hechos señalan que el centro de gravedad de la política mundial puede situarse en los próximos años, en Asia, tanto la más próxima a Europa, el Oriente Medio, como la más lejana, la costa del Pacífico. Probablemente, a esa enorme región se dedicarán las principales atenciones políticas y se jugará la partida de ajedrez de los equilibrios o desequilibrios mundiales. Como las relaciones internacionales van íntimamente ligadas a la economía, también es razonable pensar que serán las regiones que recibirán más recursos (desde inversiones y tratos comerciales a esfuerzos de cooperación).
AMÉRICA LATINA EN LA PERIFERIA
Visto el panorama, es justo preguntarse si América Latina puede quedar en la periferia de los principales escenarios geopolíticos internacionales. No hay respuestas fáciles ni ciertas, pero parece oportuno advertir sobre este peligro.
Cualquier situación es una amalgama de oportunidades y riesgos. También ésta. Quizás sea más optimista centrarse en las primeras. América Latina, situada en la periferia de la geoestrategia mundial, puede tener la oportunidad de emprender, bajo una menor presión, las reformas que le son necesarias y puede hacerlo de forma endógena, respondiendo a sus propias urgencias, su propio déficit y sus propias capacidades, sin caer en la tentación de importar e implantar modelos foráneos.
Si el éxito de cualquier país depende de su determinación para emprender autónomamente los procesos de reforma que se requieren regularmente, este principio es especialmente relevante cuando no se está en el centro del interés mundial y puede haber mayor implicación de las grandes potencias "sugiriendo" soluciones.
América Latina vive, en la actualidad, un período de exploración política: los partidos clásicos se encuentran en crisis y, a menudo, desplazados del poder; hay procesos de integración regional, de descentralización administrativa interna, de revisión constitucional... Se han iniciado debates sobre la gestión de los recursos naturales propios y se ha empezado a cuestionar abiertamente las exigencias de las instituciones de Bretton Woods... La conciencia sobre la desigualdad, la exclusión de amplios sectores de la sociedad, la informalidad económica o la corrupción se van extendiendo progresivamente y empieza a haber voluntades bastante sólidas para acometer estas cuestiones sin que los procesos descarrilen por el camino como en tantas otras ocasiones. Hay, pues, un abanico de oportunidades por delante.
Que el mundo mire hacia Asia puede ser una buena motivación para que América Latina mire hacia si misma y tome las riendas de su futuro.
ISLAM Y PETRÓLEO
Días antes de que los tanques iraquíes rodaran por Kuwait, la mayoría de los analistas políticos apuntaban una era de aislacionismo para Washington, tras el desvanecimiento del peligro soviético. Algunas potencias, notablemente Francia, favorecían el reemplazo de la OTAN por una conferencia de seguridad y cooperación de 35 naciones europeas, para asumir mayor responsabilidad en la defensa de sus intereses y donde Estados Unidos, desmantelando sus tropas de Alemania, sería menos dominante.
Es curioso que no se comprendiesen, entonces, las profundas implicaciones de esta guerra sin precedentes; pues se estaba presenciando nada menos que una repetición en el Cercano Oriente, de los inicios de la II Guerra Mundial, del líder y pueblo "elegido y puro", que incluso había violado uno de los preceptos del Corán, la captura de rehenes, algo explícitamente prohibido por el propio Profeta Mahoma.
El temor generalizado de una futura posible extorsión de la OPEP, debido a que el 75% del petróleo mundial está controlado por esta organización y muchos de sus miembros sostienen una política anti-occidental. Estados Unidos considera una política dual: mantener los yacimientos internos como reservas estratégicas y depender de fuerzas estratégicas militares para asegurar el flujo del Medio Oriente.
EL PETRÓLEO Y LA OPEP
El verdadero peligro que representaba el régimen de Bagdad era querer controlar el petróleo por medio del terror y los tanques, y su derrota militar no aseguró de ningún modo la estabilidad en la región, pues aún se encuentran pendientes los conflictos árabe-israelí, el cada vez más confuso caso palestino, el prolongado y creciente caos libanés, el fundamentalismo extremista islámico, la brutal polarización de las riquezas y el enorme vacío de poder que enfrenta Irak, donde facciones opuestas se disputan espacios de influencia a golpes de atentados terroristas y masacres indiscriminadas.
Pero aún más peligrosa es la ingenua concepción de que el comercio mundial del petróleo se regula por leyes de libre mercado.
Bajo la influencia de Arabia Saudita, la OPEP evolucionó en un cártel mucho más a tono con las leyes del mercado del Occidente, al entender sus miembros productores que su futuro se hallaba íntimamente imbricado con sus clientes. En 1980 los petroleros de la OPEP obtuvieron ganancias por $430 billones; para 1990 tal cantidad había descendido a $110 billones y su parte mundial de la producción declinó del 48 % en 1979 al 37 % en 1989. El petróleo continuó encareciéndose, los productores ganaron menos y, por el contrario, las ganancias de los gigantes petroleros mundiales, las famosas 7 hermanas, fueron fabulosas después de las crisis petroleras de la década del setenta, del ochenta, del noventa y la actual.
Los países productores supuestamente están incentivados para limitar un alza de los precios que afecte demasiado a los consumidores, pues ello, también supuestamente, haría descender sustancialmente sus ventas, como sucedió en los setenta. Los inventarios en los países occidentales unido a la capacidad de producción adicional deberían lograr un precio que impediría al mundo caer en una profunda recesión.
Los 80 resultaron un período de baja inflación, bajos intereses y bajos precios energéticos; además, el fin de la Guerra Fría y la debacle del comunismo trajeron un desarrollo financiero mundial positivo. Estados Unidos y Japón conocieron una nueva revolución industrial donde las exportaciones constituyeron el sector dinámico de sus economías. Las empresas norteamericanas comenzaron a comprender que el mundo es un mercado global, y esta nueva actitud prometía la creación de empleos y oportunidades generales.
La celeridad con que el mercado petrolero reaccionó entonces para cubrir las demandas y el elevado financiamiento de las operaciones militares, así como las sumas multimillonarias repartidas en compensación por el boicot petrolero, reflejaron que tras las figuras políticas y militares se movieron las poderosas multinacionales petroleras, aeroespaciales, de alta tecnología y las financieras más poderosas del planeta. Alemania, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, los Emiratos del Golfo y el gobierno exilado del Kuwait encabezaron la lista para reunir los primeros $25 billones.
La ligera devaluación del dólar y el descenso en la bolsa neoyorquina eran suficientes, en apariencia, para hundir la economía norteamericana en una recesión histórica; sin embargo, para estupor general de los analistas la recesión en que pudo sumirse Estados Unidos fue manejable, ya que la producción industrial fue mucho más eficiente, sus exportaciones crecieron y los inventarios estaban mejor controlados. Mientras algunos planteaban que Estados Unidos "flirteaba" con la recesión, el coloso del Nuevo Mundo, con el 5 % de la población mundial producía el 26 % del PNB del planeta.
El mercado financiero de cuatro continentes se desestabilizó momentáneamente bajo el peso de esta turbulencia. La invasión significó un severo choque económico en el mundo árabe; la banca del Golfo, que contenía las mayores reservas del mundo, especialmente la de Bahrein, sufrió el pánico de los depositantes que extrajeron billones de la región, causando un gigantesco desplazamiento de ahorros y capital hacia instituciones financieras occidentales. Asimismo se produjo la elevación de los seguros marítimos, la inflación y la falta de liquidez, mientras los acreedores occidentales cortaban sus líneas de crédito y otras fuentes de moneda convertible.
La sed de liquidez hizo que después del 2 de agosto, el oro se disparase y con él los índices de su producción minera en un 42 % en África del Sur, un 19 % en Estados Unidos y un 27 % en Australia; por su parte, los soviéticos se aprovecharon para lanzar al mercado mundial más de un billón de dólares en oro. La falta de colaterales bancarias y las insuficientes liquidaciones del mercado se conjugaron para que las ventas masivas, provocasen el decálogo (ley de dios) de los bonos del tesoro norteamericano y de la mayor parte de los títulos en París, los cuales fueron masacrados en un tercio de su valor.
Retratos de fusilados por el Castrismo - Juan Abreu
"Hablame"
"EN TIEMPOS DIFÍCILES" - Heberto Padilla
A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas
duras y nudosas
(sus viejas piernas andariegas),
porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultaria inútil.
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles
esta es, sin duda, la prueba decisiva.
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- Unificación Monetaria en Cuba: Un arroz con mango neocastrista [2]
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- ¿Perestroika a la cubana?
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Cuba
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Carta desde la carcel de Fidel Castro Ruz
“…después de todo, para mí la cárcel es un buen descanso, que sólo tiene de malo el que es obligatorio. Leo mucho y estudio mucho. Parece increíble, las horas pasan como si fuesen minutos y yo, que soy de temperamento intranquilo, me paso el día leyendo, apenas sin moverme para nada. La correspondencia llega normalmente…”
“…En cuanto a fumar, en estos días pasados he estado rico: una caja de tabacos H. Upman del doctor Miró Cardona, dos cajas muy buenas de mi hermano Ramón….”.
“Me voy a cenar: spaghettis con calamares, bombones italianos de postre, café acabadito de colar y después un H. Upman #4. ¿No me envidias?”.
“…Me cuidan, me cuidan un poquito entre todos. No le hacen caso a uno, siempre estoy peleando para que no me manden nada. Cuando cojo el sol por la mañana en shorts y siento el aire de mar, me parece que estoy en una playa… ¡Me van a hacer creer que estoy de vacaciones! ¿Qué diría Carlos Marx de semejantes revolucionarios?”.
Quotes
"No temas ni a la prision, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo" - Giacomo Leopardi
¨Por eso es muy importante, Vicky, hijo mío, que recuerdes siempre para qué sirve la cabeza: para atravesar paredes¨– Halvar de Flake [El vikingo]
"Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir" - Lorca
"Al final, no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho" - Jean de Gerson
"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie" - Giuseppe Tomasi di Lampedusa
"Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras" - Giovanni Papini
"Life is what happens while you are busy making other plans" - John Lennon
"Habla bajo, lleva siempre un gran palo y llegarás lejos" - Proverbio Africano
"No hay medicina para el miedo" - Proverbio escoces
"El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar" - Sun Tzu
"You do not really understand something unless you can explain it to your grandmother" - Albert Einstein
"It is inaccurate to say I hate everything. I am strongly in favor of common sense, common honesty, and common decency. This makes me forever ineligible for public office" - H. L. Menken
"I swore never to be silent whenever and wherever human beings endure suffering and humiliation. We must always take sides. Neutrality helps the oppressor, never the victim. Silence encourages the tormentor, never the tormented" - Elie Wiesel
"Stay hungry, stay foolish" - Steve Jobs
"If you put the federal government in charge of the Sahara Desert , in five years ther'ed be a shortage of sand" - Milton Friedman
"The tragedy of modern man is not that he knows less and less about the meaning of his own life, but that it bothers him less and less" - Vaclav Havel
"No se puede controlar el resultado, pero si lo que uno haga para alcanzarlo" - Vitor Belfort [MMA Fighter]
Liborio
Para Raul Castro
Cuba ocupa el lugar 147 entre 153 paises evaluados en "Democracia, Mercado y Transparencia 2007"
Enlaces sobre Cuba:
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- White House
- Yo Acuso al regimen de Castro
Cuando vinieron
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, Callé: yo no soy sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos, Callé: yo no soy judío. Cuando vinieron a buscar a los católicos, Callé: yo no soy “tan católico”.
Cuando vinieron a buscarme a mí, Callé: no había quien me escuchara.
Reverendo Martin Niemöller
Articulos especiales
- * Analisis del saldo migratorio externo cubano 2001-2007
- * Anatomía de un mito: la salud pública en Cuba antes y después de 1959
- * Cuba: Sistema de acueductos y alcantarillados
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- Analisis de los resultados de la Sherrit en Cuba
- Circulacion Monetaria: Tienen dinero los cubanos para "hacerle" frente a las medidas "aperturistas" de Raul?
- Cuba-EEUU: Los círculos viciosos y virtuosos de la transición cubana [ 3] / Lazaro Gonzalez
- Cuba-EEUU: Los círculos viciosos y virtuosos de la transición cubana [ I ]/ Lazaro Gonzalez
- Cuba-Estados Unidos: Los Círculos Viciosos y Virtuosos de la transición cubana [ I I ]- Lazaro Gonzalez
- Cuba: Comercio Exterior 2007 y tasas de cambio
- Cuba: Reporte de turistas enero 2008
- Cuba: Sondeo de precios al Mercado Informal
- Estudio de las potencialidades de la produccion de etanol en Cuba
- Reforma de la agricultura en Cuba: Angel Castro observa orgulloso al Sub-Latifundista de Biran al Mando*
- Turismo en Cuba: Un proyecto insostenible. Analisis de los principales indicadores
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CUBA LLORA Y EL MUNDO Y NOSOTROS NO ESCUCHAMOS
Donde estan los Green, los Socialdemocratas, los Ricos y los Pobres, los Con Voz y Sin Voz? Cuba llora y nadie escucha.
Donde estan el Jet Set, los Reyes y Principes, Patricios y Plebeyos? Cuba desesperada clama por solidaridad.
Donde Bob Dylan, donde Martin Luther King, donde Hollywood y sus estrellas? Donde la Middle Class democrata y conservadora, o acaso tambien liberal a ratos? Y Gandhi? Y el Dios de Todos?
Donde los Santos y Virgenes; los Dioses de Cristianos, Protestantes, Musulmanes, Budistas, Testigos de Jehova y Adventistas del Septimo Dia. Donde estan Ochun y todas las deidades del Panteon Yoruba que no acuden a nuestro llanto? Donde Juan Pablo II que no exige mas que Cuba se abra al Mundo y que el Mundo se abra a Cuba?
Que hacen ahora mismo Alberto de Monaco y el Principe Felipe que no los escuchamos? Donde Madonna, donde Angelina Jolie y sus adoptados around de world; o nos hara falta un Brando erguido en un Oscar por Cuba? Donde Sean Penn?
Donde esta la Aristocracia Obrera y los Obreros menos Aristocraticos, donde los Working Class que no estan junto a un pueblo que lanquidece, sufre y llora por la ignominia?
Que hacen ahora mismo Zapatero y Rajoy que no los escuchamos, y Harper y Dion, e Hillary y Obama; donde McCain que no los escuchamos? Y los muertos? Y los que estan muriendo? Y los que van a morir? Y los que se lanzan desesperados al mar?
Donde estan el minero cantabrico o el pescador de percebes gijonese? Los Canarios donde estan? A los africanos no los oimos, y a los australianos con su acento de hombres duros tampoco. Y aquellos chinos milenarios de Canton que fundaron raices eternas en la Isla? Y que de la Queen Elizabeth y los Lords y Gentlemen? Que hace ahora mismo el combativo Principe Harry que no lo escuchamos?
Donde los Rockefellers? Donde los Duponts? Donde Kate Moss? Donde el Presidente de la ONU? Y Solana donde esta? Y los Generales y Doctores? Y los Lam y los Fabelo, y los Sivio y los Fito Paez?
Y que de Canseco y Miñoso? Y de los veteranos de Bahia de Cochinos y de los balseros y de los recien llegados? Y Carlos Otero y Susana Perez? Y el Bola, y Pancho Cespedes? Y YO y TU?
Y todos nosotros que estamos aqui y alla rumiando frustaciones y resquemores, envidias y sinsabores; autoelogios y nostalgias, en tanto Louis Michel comulga con Perez Roque mientras Biscet y una NACION lanquidecen?
Donde Maceo, donde Marti; donde aquel Villena con su carga para matar bribones?
Cuba llora y clama y el Mundo NO ESCUCHA!!!
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